disfrazada de un acercamiento unilateral. Pues yo no estaba, ni de coñas, dispuesto a entrar de l
señor, dime Daniel -sol
efutó muy seria. Debo reconocer que eso me sorprendió y me hizo preguntarme; ¿quién es es
eglas, le entregué un gesto de indulgencia envuelta en resig
os hombres, machos, pechos peludos domamos y adiestramos, para ser precisos; domesticamos, a esas pequeñas fierecillas que se creen leonas, pero al final de cuentas dentro de nuestros encantos se vuelven gat
para mi gusto... «Claro que sí, porque solamente necesito seis meses para verte de rodillas a mis pies. Senten
rgencia que se presente -dijo, manteniendo una mirada cautelosa sobre mí... «Nuevamente, asentí lentamente con mi cabeza manteniendo su mirada... «Astuta y precavida me salió la mujercita», lo que con
tanto, usted señor, deberá seleccionar y comprar lo necesario, todo lo que
lver nada de lo que le entregue, será suyo, insisto en ello -Me
omo serán míos, usted no podrá preguntar por el paradero de los artículos -expresó con un brillo en sus avellanados ojos... «¡Ufmmm! eso me dejó fuera de base, per
s no intento esquivar, ya que compartimos secretamente la idea que lo
har a una mujer negarse a presentarme a su círculo social y familiar me resulta extraño, ilógico, inimaginable. Me intrigaba saber si esta mujer pertenecía a este mundo y, a pesar de que mi orgullo comenzaba a resquebrajarse, decidí acept
Dios mío!, vi como la mano de ella no se movía sino todo lo contario inclinó su cabeza de medio lado y chasqueando la lengua sonrió haciendo s
. «Pero para ser justos esta quinta regla me beneficia», así que, cierro mi varonil boca para morder mi filosa lengua... «Tranquilo, la siguiente regla será la que refu
relación, usted, no pod
, me odié al quitarme, yo mismo, la oportunidad de refutar esta sexta regla», pero
para, finalmente, atrapar mis ojos que estaban a la expectativa. Así que activé todos mis sentidos, y es cuando la escuché resoplar una y otra vez... «Aprove
que mis efectivos encantos harán de ella una más en mi lista de conquistas. Su frente reflejaba rastros de un ligero sudor. ¡Rayos!, tragué saliva, me pregunté qué tanto su
staba empezando a inquietarse entre mis piernas, solicitando satisfacción. «Tranquilo amigo, ella
para acercarme a ella. -Danna, ¿éstas bien?- volví a preguntar. Ella levan
r -La escuché carraspear su garganta, buscando valor para continuar... «Mi mente trató de procesar lo que acababa de salir
mi prometido en contadas ocasiones, así que le garantizo que no lo podré satisfacer como usted está acost
iséis años- afirmé asombrado. -¿Qué tan lejos has llegado con tu novio?- pregunté tan intrigado co
aron desde la sumisión a la entrega total, sin dejar de lado encuentros en lugares públicos, incómodos y hasta peligrosos. Dos fluidos se ac
«¡Genial! un bono extra como motivación, le agradezco a Dios por eso... Triunfo, que cerca te veo. Nunca,
dignidad recuperada y en esta ocasión exigió más que solicita
en el acto sexual pronunciaré la palabra miedo dos veces, usted deberá cesar en ese mismo
estaba entre la timidez y la vergüenza... «Otro dardo acaba de caer a mis pies, el de la morali
jetivo de esta relación contractual -enfaticé, rogando que no pille mi mentirijilla, porque internamente me aseguré de ga
po permaneceré incomunicada, ya que apagaré el celular, usted no podrá impedir o preguntar nada referente a ese tiempo, en cuanto yo este nuevamente dispo
to tiempo, te daré dos horas para tus encuentros románticos -Me imp
levanta de la silla, apoya sus pequeñas manos en mi imp
sted el interesado en este trato no yo. Por otra parte, no pienso ni por un minuto dejar de estar con mi prometido para esperar que usted me necesite, adiós -dijo extendiendo,
pletamente, vacía anunciando mi derrota antes de empezar la partida... «¡Rayos, rayos y mil veces rayos!,
gas piernas sin inmutarse, el sonar de los tacones marrones que estaban parcialmente cubi
cada palabra. Finalmente pude ver como disminuyó solo un
que rico huele, capté perdiéndome el delicado olor que brota de su cabeza, con pensar que en este aroma de rosas y jazmín me perderé, mientras nuestros gemidos rebotarán sobre c
y serás tú quien tenga problemas
de ganar tiempo. -No estoy interesado en tu
varias veces aún co
ira profundo, ¿quieres?, esta conversación está tomando u
ía hecho jamás. Mientras que ella se calmaba, de a poco, mi agarre fue disminuyendo hasta que ambos solo respirábamos buscando
continuaremos como las personas civilizadas que somos,
agua, pero ella negó y extendió su mano para tomar el de licor. Nos miramos de reojo
n tu vida para pedirte que regules el tiempo de ambos. Perdón, no fue mi intensión llegar a ese extremo. Pero sí estás de acuer
hecho -mantuve e
a. Di por finalizada la primera