go más se escondía en los rincones oscuros de Montalvo Corp. El hallazgo de las carpetas y la presencia de Acosta no hacían más que confirmar sus sospechas: Miguel n
ó a ceder al miedo. Estaba decidida a seguir adelante, a descubrir la verdad detrás de
ción era densa, cargada de detalles sobre transacciones internacionales, terrenos comprados a precios exorbitantes y empresas fantasmas que se conectaban entr
y la interrumpió. Un mensaje de tex
ar. Esta noche, e
a ciudad. Si él la estaba llamando a un encuentro en secreto, algo grave debía estar sucediendo. Sin perder tiempo, respondió afirmativame
mesas privadas y una atmósfera discreta que se adecuaba perfectamente para reuniones clandestinas. Cuando llegó, An
drés en cuanto la vio acercarse
blar en voz baja, como si temiera
ho más allá de lo que te imaginas. Miguel no está solo en esto. He hablado con alg
acia adelante, su mi
Qué está plane
rofundamente ant
a estuvo realmente al tanto de los acuerdos con los que Miguel se ha vinculado, y ahora las conexiones internacionales de la empresa lo han
suficiente para entender que su hermano estaba dispuesto a destrui
quién está involucrado? -pr
ó un pequeño archivo de su bolso. Lo abrió y mostró a Natalia un conjunto de docum
fundas en el mundo financiero y político. Ellos han financiado operaciones ilegales, lavado de dinero y, lo más escalofriante, hay indicios de tráfic
el, su hermano, no solo estaba dispuesto a tomar la empresa; estaba comprometido en un juego mucho más suc
esto? -preguntó
fijamente, su e
é que no hay vuelta atrás. Si Miguel sigue adelante con estos planes, todos nosotros, tu padre
de revelarle. De alguna manera, no solo estaba enfrentándose a la traición de su herma
-preguntó finalment
a, mirando las sombras que s
o. Puedes seguir con tu venganza, destruir a tu hermano y a tu padre, o puedes luchar para det
dad. Estaba a punto de enfrentarse a la verdad que había estado buscando durante años, una verdad que la arrastraría
mirando a través de la ventana la ciudad iluminada, su mente comenzó a trabajar a una velocidad incontrolable. Sabía que tenía que actuar r
ecidir si seguir el camino de la venganza que había trazado desde su regreso a la ciudad, o si arri
estaba dispuesta a hacer lo que fuera nec