rme de la mejor forma posible que conozco. Me detengo frente al gran letrero de «Lascivo» el club que regento. Estaciono mi auto en mi estacionamiento privado y entro sin
a. Subo directamente al segundo piso, reservada por un
ef
nzan con sensualidad disfrutando el show de los fines de semana. Dominan el arte de la seducción con e
ncional y la gente se cree en el derecho de juzgarme. Sus opiniones me valen tres tiras de mierda, pero al juez que lleva el caso entre mi
negros. Le agrega una cereza. Le doy un sorbo, es dulc
ntástico
e giña un ojo. Es mu
a entre sensualidad pura y discreción. Los miembros de Lascivo son desinhibidos, nadie que entra aquí sale con
n el si no se d
manos y le da un trago que lo termi
toy supervisando
fingiré
mal que venga aquí
is instalaciones a lo largo de Améri
, que placer t
ta que hasta el barman es sensual, pero junto a Nicolas es solo uno más del
n Jack
mí. –
una p
ilarinas en la tarima. No he visto a nadie que llame mi atención. Varias parejas,
me da
–Le devuelvo el
victima a
jita, castaña y llena de tat
in apartar la vista de la ch
me indica que la chica lo prende. La resp
e nosotros, si por el contrario la conserva, solo es una adicta más al voyeur cosa que no nos sirve. La mano de Nicolás se pierde entre mis muslos, acariciado y ap
Vuelvo a caer en sus redes, m
s, apretando para marcarnos como su propiedad. Tomamos un par de manillas que me entrega el guardia de color doradas neón, un color que solo pued
a la chica cuando es
e, muchos látigos, zotes y sadismo para ella. En otra ocasión le habría pedido a Nicolás la habitación negra para que me castigara con azotes por todas las maricadas que he hecho, pe
–Sentencia Nicolás. Ninguna de las dos refutamos. S
ner que ir a un piso especifico, pero no vamos allí. Nicolás nos conduce a la habitación con temática primitiva. Llenas
talmente regresar a repasarlas. Mande a poner un dinosaurio de madera en una esquina porque me pereció div
x. –Le do
entran locuras y dificilmente te contradicen. Nicolás nos mueve a
a pedirle la chica, encendie
sté mal visto, ambos lo disfrutamos y no dañamos a nadie. Som
sabor de lo que debería dejar: dulce y peligroso. Su cara es el rostro de lo que es divinamente prohibido para mí y lo voy a disfrutar hasta que me lleve a la perdición. Mete la mano entre mi cabel
pecado.
erectos que se marcan como dos pequeñas protuberancias redondas. Me baja el cierre del costado, mientras que las manos de Nicolás reciben mis pechos cuando queda
erversa que me pone a cien. Tiene la for
glande empapada con sus jugos previos. La chica lo besa, le hace lamer sus pechos. Los tres en acción. Una mano de Nicolas va al sexo de e
me lo meta todo y por más que quiero, no puedo. Es grande y no me le voy a vomitar encima. Me mantengo acariciándolo en su longitud y sus testícu
go la boca reseca. Nicolás lo sabe y va a dármelo sin refutar. Me abro de piernas sobre él. Suspiro. Guía su
beza hacia atrás. Cosa que el aprove
an mitigaos bajo nuestros besos furiosos. Es nuestra forma de hacernos ver que tal vez e
más rápido, certero y profundo. Tiro de s
o. –Gruñe
cto visual. Me penetra y me da un par de embestidas que me retuercen bajo su cuerpo. Me muevo para controlar las oleadas de placer, pero es inútil. Me gana en estatura y fuerza. Desliza una ma
sa las muñecas. Levanto la vista. Me están esposando a la cama. No me moles
clavícula y luego en medio de mis pec
–No me gustan los
n una sonrisa a medio lado
Arrastra mis jugos de arriba abajo y cuando agrega un dedo a la presión que ejerce su miembro dentro de mí, mi cuerpo se sacude, mis piernas se ponen rígidas mientras mi espalda se curva por el devastador orga
antiguo cuñado arremete en la vagina de la chica con fuerza que la hace enterrar la cabeza en l
aca la lengua. Jadeo. Pasea la lengua por mi sexo.
icolás embiste a la chica, ella me practica un ora
gasmo. Nicolás le da unas nalgadas que resuenan en toda la habitación. Ella
el labio
ige Nicolás
esperado. Me mete un dedo y como estoy dilatada me met
tendidos en la cama, extasiados y sudorosos. Nicolás sale
et
opa y se pierde. Aquí las ordenes no se refuta
salga para irme a mi casa. Diez minutos d
en cierto punto. No soy capaz de verlo a los ojos sin recordar a su herma
cara apoyada en el canal entre mi
ame. –
a agarrarme y me niego
rminado c
o el
a. Cuando vienes follar a un club lo prim
ista de sus ojos grises. Una tormenta en su mirada–. E
arme una ducha. –Replico. Quiero quedarme aquí toda la noche, pe
r un pezón, endureci
na de tenerme a su merced
Me dejo llevar por la pasión que nos envuelve. No que nos veamos
lta una mano que llevo a su mejilla. Tiene el cabello desordenado, los labios enrojecidos
e Reaven está muy viva y no sirve que me acueste con su hermano gemelo para sanarla. Todos hemos tenido vicios que nos anestesi
arta el cabello de la cara limpián
inte
re mi estómago y m
más que no has lo
rdo el
ncargarme yo? –No tengo pacie
entro de mí, sin afán. La escena es morbosa. Ambos
ño la
ame!
uel beso. Nuestros jadeos quedan mitigaos con las exigencias del otro. Me
en
o. Gime acelerando el ritmo. Me muerde los pechos, lam
bestidas también y el éxtasis me avasalla con
azo me quita la mano de la boca–. Siempre
s de bajar del auto. Vamos a compartir piso por hoy, p