img Un contrato Deseado  /  Capítulo 5 No soy su muñeca | 15.15%
Instalar App
Historia

Capítulo 5 No soy su muñeca

Palabras:1029    |    Actualizado en: 13/11/2024

mer momento. Sabía lo que estaba en juego, no solo para Daniel, sino para mí también. Necesitaba mantener la compostura, dem

estido oscuro, perfectamente planchado, con un collar de perlas que parecía hablar de una vida de lujos. Al vernos acercarnos,

tono cortés-, te presento

la mano hacia ella. Isabel la observó durante unos segund

, señora -dije, manteni

nrisa, claramente falsa, mientras sus o

ómo Isabel no dejaba de observarme, como si tratara de encontrar alguna fi

para el resto de los asistentes, en nuestra mesa había una tensión palpabl

na mujer simple termina comprom

ue sugería sorpresa, quizás incluso incredulidad. Era evidente

s oportunidades surgen cuando menos lo es

convencido en absoluto. Sabía que no se detendría ahí. De hecho, parecía habe

eguntó, en un tono que intentaba ser casu

ndo ver cómo manejaría la situación. Tomé air

a, señora. Perdí a mis p

vizó por un instant

ba compasión. Su interés parecía centrado en seguir escarba

ó a ser independiente

ió en el rostro de Isabel, como si ac

lidad admirable -murmuró,

empresa, sobre las responsabilidades que conllevaba ser parte de la familia y el t

iso -dijo, mirándome fijamente-. Aquí la reputación lo es todo. Daniel siem

e incómodo por el rumbo de la convers

a importancia de todo e

a. Pero, Clara, ¿te has planteado lo que implica realmente? No es solo apoyar a Daniel, si

esté en ocultar mi

mente, señora. Y esto

encio, como si evaluara cada palabr

. Supongo que e

eñadas para hacerme tropezar. Pero resistí, manteniendo una fachada serena y respondiendo con calma a cada pregunta. Sent

omenzaron a retirarse, Isabel se

oz baja, mientras Daniel se apartaba un poco para despedir a otros invitados-. No es solo

omo una advertencia. La miré a

enfrentar cualquie

una intrusa. Pero en ese momento, una nueva determinación nació en mí. No dejaría que me intimidara. Es

mbro. Me giré y me encontré con la mirada de Daniel

aja, con una pequeña sonrisa que p

pudiera manejar -res

n la cabeza en alto. Pero no te confíes... esto apenas com

staló en mi estomago, Daniel siempre seria un patán

Instalar App
icon APP STORE
icon GOOGLE PLAY