unte con entusiasmo, sacándola d
emasiadas tazas –
ás es mas grande que las tazas que ten
na favorita, habíamos empezado a vivir junto hace apen
– cedió –
me encontraba aprisionada entre el y el carrito que llevábamos delante nu
da que avanzábamos, sentí como poco a poco su miembro empeza
estra casa, quitarle el pantalón y dejar que me lo metiera una y otra vez hasta estar satisfechos, nu
partamento, disfrutando uno del otro, nuestra vida sexual era plena y satisfactoria,
las yemas de mis dedos recorrían su cuerpo de arriba hacia abaj
o – l
te cuando se cruzaba conmigo, nunca había entendido como terminamos juntos, pero ahí estábamos, a pe
o que sucedía ahí adentro, pero era esa mirada la que me atrapaba y
sus labios bajaron a los míos y me empezó a besar nuevamente, al principio con calid
de mis pechos para masajearlos y apretarlos hasta hacerme gemir en medio del beso, ese gemido f
ume y te atrapa, así me sentía yo en sus brazos debajo de su mirada, cada vez que me besaba, me to
uinta ronda, llegaba un momento en el que perdía la c
in ropa, con los cuerpos desnudos entrelazados sintiendo su respiración y l
tra habitación, nuestra
lo hubiera sabido, hubiera empezado una invasión
s nos
ándo apa