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Historia
Extinción: La última oportunidad

Extinción: La última oportunidad

Autor: Stela Luna
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Capítulo 1 Detroit

Palabras:1161    |    Actualizado en: 01/01/2024

25 de

ada, si no lograba encont

sin duda allí moriría en

de esas mon

lados, pero no podía confi

to una de esas cosas podr

, evitando llama

stado en constante movimient

su hermana probablemente

hermana aún s

s, con montones de chatarra

s en medio del camino, si

o a ver qué tan desgastad

allejón que a su lado tenía

jaló hacia la oscuridad, d

orprendido de esa forma,

ar el bote de basura

usurró la chica asomando un

ató del ruido, por suerte

de p

as haber dicho soy tu herman

do salir un su

e callejón los salvo de los

aber salido de un cuento

rración de l

Iker -creía que iba a morir -

n de la presencia que se e

call

n -declaró la chica de cabe

-bufó al ver la expr

abían alejado unos cuantos

r una figura manchada de

s estaban rasgadas, dejand

de color carmín estaban

n esa sonrisa que dejaba

etenido y con miedo llamo

elante

entrecortado

llamándolo, volvió su mirada hacia atrás encontrán

se volvió hacia se hermana sa

orrer tan rápido como s

Glixie, y estos eran peor

corre y no te detengas -fue

intieron que les reventaba

mitió la fig

r, a pesar de que siempre an

mar a sus compañeros y atr

onido era tan alto que in

deban detenerse, si lo ha

staban haciendo presentes, e

más arriesgado, su cami

tiguo laboratorio siguieron corriendo, de todas las direcciones se reunían Sumiongs, Glixies y zombie

ser esas

últimos rayos, al mismo tiemp

acabar muertos, no conocían ese lugar por lo cual podrían entrar en una área s

las lasparas aún em

y experimentos de muchos humanos que en la actualidad eran sus perseguidores,

esos lugares, los Sumiongs eran más rápi

canzados en breve tomo la mano

ver la advertenci

PRO

SONAL AU

E SUMIONG

ro al oír los ruidos que hacían esas monstruosidades se adentran para buscar una salida. Apresuran el paso dándose cuenta de la malla metálica que protegía el camino hacia donde fuera q

cabando conforme

ado hizo un estruendo horri

an, siendo guiados por ese único camino que podría llevarnos a su muerte, al dar la vuelta a la izquierda y ver hacia su costado casi se les sale el coraz

ertó, habían parado momentánea

por un segundo que su vida pendía de un hilo y s

ndo sin pausa hasta quedar si

ar cinco vueltas más no había salida, solo un

salida! -exclamó co

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