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Después de la expansión del virus perteneciente a los laboratorios NV, las mutaciones en sus víctimas no han parado. En la actualidad, el número de los sobrevivientes va en declive. Cuando Iker junto a su hermana, se adentran en la antigua cuidad Detroit se encuentran con la única persona que quizás pueda ayudarles a acabar con todo la plaga.
Detroit 25 de mayo 2067
Su respiración era acelerada, si no lograba encontrar un escondite para poder
salir ileso de ese lugar, sin duda allí moriría en manos de esas cosas, o más
bien en boca de esas monstruosidades.
Los edificios estaban desolados, pero no podía confiar en la total soledad del
lugar, en cualquier momento una de esas cosas podría atacarlo. Lo mejor sería
seguir corriendo, evitando llamar más la atención.
Desde que tiene memoria ha estado en constante movimiento por salvar su vida, y de no
haber sido por la tonta de su hermana probablemente no estaría allí, sin saber
siquiera si su hermana aún seguía con vida.
Las calles estaban desiertas, con montones de chatarra, incluso en su carrera había
logrado ver un par de ropas en medio del camino, si estuviera en otra situación
quizás y se hubiese parado a ver qué tan desgastadas estaban esos atuendos.
Antes de pasar de largo el callejón que a su lado tenía el número veintiséis, una mano
lo tomo de la muñeca y lo jaló hacia la oscuridad, dejando a sus perseguidores
pasar de largo. Al ser sorprendido de esa forma, de manera brusca intento
zafarse haciendo sonar el bote de basura que estaba a su lado.
-Haz silencio, por favor -susurró la chica asomando un poco la cabeza para ver si
alguna deformidad se percató del ruido, por suerte para ellos no hubo ninguna
señal de peligro.
-Me has dado un susto, podrías haber dicho soy tu hermana, sabes -le respondió en un
susurro, dejando salir un suspiro de alivio.
La oscuridad que había en ese callejón los salvo de los malditos Sumiongs, esas cosas
asquerosas que parecían haber salido de un cuento de terror. Esas criaturas
eran una aberración de la naturaleza.
-Al parecer se han ido -dijo Iker -creía que iba a morir -continuó hablando en voz alta,
sin que ambos se percataran de la presencia que se encontraba en lo profundo de
ese callejón.
-No debí aceptar esta misión -declaró la chica de cabellos negros y oscuros como la
noche -si, si lo se -bufó al ver la expresión de su hermano.
Ambos hermanos apenas se habían alejado unos cuantos metros cuando al voltear la
chica se sobresalto al ver una figura manchada de sangre en gran parte de su
boca y su cuerpo, sus ropas estaban rasgadas, dejando ver la piel casi unida a
los huesos, las manchas de color carmín estaban en casi toda la prenda, la
figura era aterradora, con esa sonrisa que dejaba ver sus caninos, Lucy trago
duro, su andar se había detenido y con miedo llamo a su hermano que iba unos
pasos delante de ella.
-I-Iker -dijo entrecortado por el miedo.
El aludido en cuanto escucho la voz de su hermana llamándolo, volvió su mirada hacia atrás encontrándose con la misma imagen que Lucy estaba observando.
Iker en cuánto vio la figura se volvió hacia se hermana sacándola del trance en la cuál
estaba para echarse a correr tan rápido como sus pies podían hacerlo.
Se habían encontrado con un Glixie, y estos eran peor que los Zombies ordinarios.
-Lucy, no mires hacia atrás, corre y no te detengas -fue lo único que le dijo antes de
escuchar un chillido que sintieron que les reventaban los tímpanos a causa del
sonido que emitió la figura de atrás.
Los Glixies eran raros de ver, a pesar de que siempre andaban en grupos de tres o más,
emitían un sonido para llamar a sus compañeros y atraer a Sumiongs y hordas de
zombies. El volumen del sonido era tan alto que incluso sus oídos empezaron a
sangrar, pero aún así no deban detenerse, si lo hacían, su muerte era segura.
Las sombras de la noche se estaban haciendo presentes, el sol estaba por ocultarse y
moverse por la noche era más arriesgado, su camino en busca de una ruta de
escape se vio empañada por otro grupo de zombies, obligados a tomar el camino que los llevaba a un antiguo laboratorio siguieron corriendo, de todas las direcciones se reunían Sumiongs, Glixies y zombies, el camino se les estaba acortando, las escapatorias se estaban reduciendo y la única vía disponible
parecía ser esas ruinas.
Cuando el sol dejaba dar sus últimos rayos, al mismo tiempo ambos hermanos se adentraron
en las ruinas de lo que un día fue el laboratorio NV. Si se separaban podrían acabar muertos, no conocían ese lugar por lo cual podrían entrar en una área sin salida, no tenían más que seguir adelante, a pesar de estar durante décadas
sin funcionamiento las lasparas aún emitían una ligera luz.
Cruzaban a paso rápido las habitaciones que un día fueron el lugar de trabajo y experimentos de muchos humanos que en la actualidad eran sus perseguidores, la luz seguía en línea recta, las habitaciones estaban cerradas, y unos abiertos
pero no sé arriesgaría a meterse a uno de esos lugares, los Sumiongs eran más rápidos que los demás, estaban por alcanzarlos.
Iker al ver qué podrían ser alcanzados en breve tomo la mano de Lucy y se adentraron en uno
de los cuartos sin ver la advertencia que está contenía.
PASO PROHIBIDO
SOLO PERSONAL AUTORIZADO
PELIGRO DE SUMIONGS Y GLIXIES
Ambos tomaron la mesa para bloquear la puerta, y al ver qué había una puerta más se acercaron para ver hacia donde los conducirá, al abrir la puerta una luz verde inundó la estancia, pero al oír los ruidos que hacían esas monstruosidades se adentran para buscar una salida. Apresuran el paso dándose cuenta de la malla metálica que protegía el camino hacia donde fuera que los llevase, la oscuridad más allá de la valla era muy densa que le causó escalofríos a ambos hermanos, un poco más adelante pudieron ver cómo la oscuridad que predominaba en la parte
de atrás se iba acabando conforme avanzaban el paso.
La puerta que habían bloqueado hizo un estruendo horrible al ser quitado y roto con
brusquedad, los chillidos que emitían esas bestias les avisaron que se habían dado cuenta de dónde se encontraban, corrieron tanto como sus pies le permitan, siendo guiados por ese único camino que podría llevarnos a su muerte, al dar la vuelta a la izquierda y ver hacia su costado casi se les sale el corazón, había decenas por no decir centenas de personas dentro de lo que parecía ser un huevo, y no solo eso, había más Sumiongs, Glixies, parecía un ejército.
El chillido que oyeron, los alertó, habían parado momentáneamente al verse sorprendidos por
tal descubrimiento tan aterrador, que olvidaron por un segundo que su vida pendía de un hilo y solo el encontrar un lugar seguro podría salvarlos.
Emprendieron la huida, corriendo sin pausa hasta quedar sin aliento, conforme avanzaban
largas hileras de humanos se veían, pero al dar cinco vueltas más no había salida, solo una puerta cerrada con toda la seguridad posible.
-¡No hay una maldita salida! -exclamó con miedo y terror Lucy.
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