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BRATVA - HEARTLESS

BRATVA - HEARTLESS

5.0
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Meghan no podía desaprovechar la oportunidad que le ha brindado la vida cuando el alto, rubio y tatuado mafioso Cristopher se presenta en su puerta para cobrarle una deuda a su tío. A primera vista, la despampanante mujer consigue llevarle a la cima de la obsesión y el deseo, haciéndole decidir en ese mismo segundo que nada ni nadie le impedirá tenerla como posesión.

Capítulo 1 1

En cuanto mi madre cruza la puerta y tira el bolso en el sofá, se dirige hacia la nevera en busca de una botella de vodka sin ni siquiera mirarnos a Alice y a mí para comprobar, aunque sea superficialmente, si estamos bien. Con una voluntad tan grande que me asombra, se lleva la botella directamente a la boca, dando largos tres sorbos al líquido sin hacer ninguna expresión por el mal sabor mientras se vuelve hacia nosotros.

- Anton vino aquí hoy, después de ti. Otra vez. - Comento aunque sé que a ella no le importará esto, con uno de sus muchos novios, pero el que, hasta ahora, más amor le ha demostrado.

- Nos dio chocolate. - dice Alice de forma ligeramente cariñosa con una expresión neutra en el rostro.

- Sigue insistiendo. - Tania pone los ojos en blanco.

- ¿Por qué lo dejaste? Fue el único buen tipo con el que te relacionaste, te trató bien a ti y a nosotros.

- Entiende que nada de eso importa, sólo me acostaba con él. No tiene donde caerse muerto.

- Mi maestro decía que el amor es lo que importa...

El discurso de Alice la hace sacudir la cabeza en señal de desacuerdo y sentarse en el sillón, sosteniendo la botella de vodka que cuelga en el aire entre sus piernas mientras se inclina ligeramente hacia delante, como si quisiera dar una lección importante.

- Entiendan una cosa pequeños tontos, el amor no llena la barriga y la bondad no paga las cuentas.

- Pero dijo que te quería, y que podía hacer un esfuerzo para darte la vida que te mereces. - La vida que cree merecer. En mi opinión mi madre se valora a sí misma mucho más de lo que debería, de hecho es una mujer impresionantemente bella, hasta el punto de que no hay hombre a día de hoy que no le haya girado el cuello hasta casi rompérselo sólo por enfrentarse a ella por la calle. Hasta llegar al tema de su personalidad extremadamente desagradable, no es la mujer más inteligente para impresionar a un hombre en este aspecto, y no es una buena actriz, no sabe fingir que se preocupa por alguien aparte de ella misma y ni siquiera sabe ser cariñosa aunque eso le reporte beneficios en su objetivo de conquista. Se le nota en los ojos lo narcisista y fría que es. Esto la pone en desventaja en su incansable misión de encontrar a un hombre que le ofrezca el mundo, mientras que ella no tiene nada más que belleza y sexo que ofrecerle a cambio. Para muchos esto es suficiente, para ser más precisos, para hombres de clase media alta, a lo sumo, hombres de mediana edad o incluso superior, divorciados de sus esposas que les han dejado bien porque ya no son tan jóvenes y atractivas como al principio (que probablemente les ayudaron a crecer en la vida y cuando llegaron a una clase acomodada, ya no les servían) o bien porque ellos mismos se cansaron de ellas por innumerables razones, para estos mismos hombres que no tienen hijos o tienen varios hijos lejanos y se sienten solos por ello. Mientras que para los hombres realmente poderosos con fortunas infinitas, esto no es más que lo básico. Nada más allá de lo que pueden ofrecerle las miles de mujeres de su círculo social.

Necesita mucho más para alcanzar la cima de la montaña que escala, sin embargo, no es lo que ve. Tengo la teoría de que no se puede ver nada con claridad si no es desde arriba. Bueno, no seré yo quien le diga la verdad a Tania.

- Nunca aceptes a alguien que tiene que esforzarse para darte lo que quieres, acepta a alguien que tiene esas condiciones desde mucho antes. Porque los que lo intentan probablemente no lo consigan, nadie se hace rico de la noche a la mañana.

- ¿Y no me gusta el tipo rico, mamá? - pregunta Alice inocentemente.

- ¡A todo el mundo le gusta el dinero, pequeña bestia! - dice entre dientes mientras se inclina aún más hacia el suelo. - ¿Quieres vivir esta vida miserable para siempre?

Alice la mira en silencio, enarca las cejas y echa un vistazo a la habitación. La puerta de madera ya desgastada en los bordes, necesitada de un barniz, el suelo de madera también manchado y desconchado en algunas partes, los dos sofás beige ya no tan cómodos por el tiempo de uso, el viejo sillón del mismo tono que los sofás en el que está sentada mi madre, una sábana bajera para tapar la mancha de vino que derramó en una de sus noches de borrachera, el pequeño televisor en el hack y el techo con algunas manchas de filtraciones debido a las goteras que han sido reparadas recientemente. Alice dice que no con cara de angustia.

- No. - afirma verbalmente, no haciendo sino reforzar, aunque sea innecesariamente, la aversión que le inspira aún más esta casa después de la observación. Llevamos aquí toda la vida y, sin embargo, parece que cada vez que nos detenemos a observar, lo odiamos más.

- ¿Crees que tendrás estas preciosas caritas para siempre? La belleza no dura para siempre, a menos que puedas permitírtela con cremas caras y cirugía plástica, que ningún muerto de hambre con amor en el corazón puede darte. Así que no malgastes tu juventud en una estupidez y empieza a asegurar tu futuro. Y lo que es más, no cometas el mismo error que yo y dejes a chicas jóvenes embarazadas de hombres pobres.

- ¿Te arrepientes de habernos tenido? - No puedo no parecer ofendida, aunque estoy segura de la respuesta. Nunca dijo exactamentePero sus constantes quejas y su negligencia hacia Alice y hacia mí sólo responden a todas mis sospechas. Nada habla más que las actitudes, o la falta de ellas.

Se encoge de hombros, levantando el lateral de los labios en una mueca.

- Me arrepiento del padre que elegí para ti, cada uno de tus padres fue un gran error que cometí. - Y con eso no quiere decir que nos quiera y se arrepienta sólo de nuestros padres, de haber elegido a hombres que nos abandonaron antes de que fuéramos conscientes de nuestra existencia en este mundo, sino que se arrepiente de no haberle dado a los hombres ricos la panzada y haber hecho que valga la pena haber afectado mínimamente a sus cuerpos perfectos. - Sólo que al menos seréis mujeres hermosas que podrán sacarme de la pobreza en caso de que no lo consiga para entonces. - Se levanta por un impulso antes de tomar otro sorbo. - Pero el plan es que no tenga que hacerlo.

Y si lo hiciera difícilmente la ayudaría, independientemente de que sea mi madre no voy a dejar que se aproveche de ninguno de mis logros, que se aproveche de mí y de Alice cuando al menos supo ser una madre de verdad.

- ¿Quién es tu nuevo novio, mamá? - Mi hermana pregunta, y aunque no ha hablado de ningún hombre desde que dejó a Antón, sabemos que hay uno implicado en esto. Tania nunca está sola, siempre cambia de un hombre a otro.

- Aún no es mi novio, pero lo será. Y pronto, mi marido. Es un hombre con mucho dinero.

Pongo los ojos en blanco. Mi madre se deslumbra con mucha facilidad, lo que significa que este hombre no debe de ser multimillonario, sólo alguien con un estilo de vida muy alejado del nuestro.

Alice me mira en silencio y yo me encojo de hombros y suspiro, una forma de decirle "no pasa nada... siempre es así".

- Aprended la lección o tendréis que trabajar para el idiota de vuestro tío y llevar ropa barata y bisutería el resto de vuestras vidas. - Dijo antes de darnos la espalda mientras caminaba hacia su habitación.

Nuestro tío Julian, hermano de nuestra madre, es un completo imbécil de treinta y seis años que posee un burdel barato lejos del centro de la ciudad. Un vertedero escondido en un callejón, frecuentado por hombres con poco dinero para gastar y mucha picardía y mal carácter de sobra. Es con este poco dinero que ayuda en los gastos de la casa, teniendo en cuenta que tiene que compartir con las prostitutas el poquísimo dinero del programa, es comprensible que vivamos en esta miserable vida. Nuestra madre no es prostituta, trabaja en uno de los bares más lujosos del centro, un trabajo que sólo consiguió por su belleza y que la introdujo en este alcoholismo en el que vive. En su mente, este trabajo no sólo sirve para ayudarnos a sobrevivir sino también para tener acceso a hombres ricos, y todo lo que ha ganado con esto desde entonces son algunos regalos, cenas y copas, nada permanente y realmente útil. Y los regalos que a menudo tiene que vender cuando las cosas se ponen difíciles por aquí, cosa que no tendría que hacer si no gastara tanto en bebida, ropa y maquillaje, y si supiera controlar al idiota de su hermano para que no gaste en drogas, que él también jura que son una inversión. La intención era comprar y vender por el doble de precio dentro del burdel, sólo que, como el estúpido que es, acabó consumiendo y volviéndose adicto.

- Vale... seamos inteligentes, negociemos. - Intento calmarme.

- Ya intenté hacer negocios pero sólo me dieron esta noche para conseguir el dinero.

- Tiene que haber algo que quieran.... - suspira Alice, pensativa. Busca en su propia mente, mirando a su alrededor, algo que podamos tener de valor, excepto que desde hace mucho tiempo, desde la partida de nuestra madre, no tenemos nada que valga la pena aquí. Nada más que ....nada más que nosotros. Mirando el vertedero, lo único que hace saltar la purpurina a los ojos del espectador somos Alice y yo.

- Difícilmente van a renunciar al dinero, pero podemos retrasarlo y darte más tiempo para devolvérselo. - Alice y yo... ofrécenoslo, di que somos vírgenes... que estás dispuesto a entregarnos por lo que quieran para recuperar su dinero. finge que es un gran sacrificio, que nos quieres más que a nada porque somos dos únicos familiares y que estás dando la más sagrada garantía de que saldarás tu deuda de mierda con ellos. el resto lo haremos nosotros.

Conservé mi virginidad toda mi vida únicamente con este propósito, en el momento en que la vida me iba a dar la oportunidad de cambiar mi vida, le indiqué a Alice que hiciera lo mismo y ella lo hizo. Nunca dejamos que nadie cruzara la línea con nosotros, ni siquiera yo cuando estaba ciego de pasión. No fue difícil, ningún hombre que se cruzara en nuestro camino llegó a ser una tentación para hacerlo, para hacernos desviar la atención. Teníamos y tenemos grandes ambiciones, y nada que no se acercara a lo que esperábamos llamaría nuestra atención. Ahora veo que todo ha merecido la pena, pero sólo tenemos una oportunidad y hay que aprovecharla bien.

Ya considero una victoria que hayamos seguido unos pasos diferentes a los de nuestra madre, ya que nosotros nos llevamos la peor parte. Lo único útil que pudimos absorber de Tania fue lo importante que era el dinero y lo obsoleto que era el amor. Nuestra ventaja está muy por encima de la suya, ella no era astuta y poco sincera, no tenía vocación de hacerse la inocente y humilde que tanto gusta a los hombres. Y por eso nunca le fue bien en su objetivo en la vida.

- ¿Lo harías por mí? - pregunta sorprendido y yo diría que incluso emocionado.

Alice me mira con humor y burla antes de esbozar una sonrisa que expresa bien este sentimiento.

- No. Lo haríamos por nosotros... - Ella le responde para que no tenga que decir lo obvio. - Ella le empuja a la habitación con la mano y él desaparece rápidamente de nuestra vista. - ¿Te das cuenta de lo que acabas de proponer?

Pregunta en cuanto nos ve solos.

- Sí... nuestra gran oportunidad. - Sonrío con visión de futuro. - Sé que pueden prostituirnos y hacer cosas horribles para pagar esta deuda, es una posibilidad... pero somos inteligentes y hermosas, y sobre todo, intactas.

- Significa que por fin podemos tener todo lo que queremos. - Vuelve a mirar por la ventana a través de la persiana. - No será fácil... ni siquiera conocemos a estos hombres... necesitamos estudiarlos, conocer sus puntos débiles.

- Así que será mejor que empecemos pronto, y tenemos que averiguar quién está al mando... porque cuando lleguemos, iremos directos al trono.

- Siempre pensé que me faltaba un coco en la parte superior de la cabeza. - Sonrío, haciendo un gesto por encima de mi pelo.

Le dedico la misma sonrisa.

- Como en el ajedrez, la partida sólo termina cuando muere el rey. - Sonrío de oreja a oreja.

[....]

- ¿Entiendes lo que tienes que decir? - Alice le pregunta a Julian de forma amenazadora, y uno puede ver cómo está asustado, no sólo por el miedo a la Bratva, sino también a nosotros. No tendrá el valor de enfrentarse a nosotros ahora, no será tan abusivo y se pondrá como un obstáculo ahora que nos enfrentamos a nuestros objetivos. Lo mataríamos ahora mismo.

- Sí... Ya lo sé.

- Así que tenlo muy presente y no tartamudees, actúa muy bien en este falso amor por nosotros o tu cabeza será la primera en rodar. - refuerzo rígido.

- Vamos al dormitorio. - Alice me coge de la mano, tirando de mí hacia el pasillo, de modo que se queda solo y la escena parece muy natural. Un hombre endeudado en su casa, solo y desamparado lleno de miedo esperando su muerte.

Cierro la puerta, pero permanezco lo bastante cerca como para oír, aunque amortiguado, cualquier diálogo que pueda tener lugar.

- Este idiota sólo tiene una tarea, y espero que no fracase en ella. - Digo en voz baja.

- Espero que no fracasemos en nuestro... No quiero morir. Quiero vivir y tener todo lo que merezco...

- ¿Dime una vez que hayamos fracasado en algo?

El sonido de la puerta del salón al ser pateada hace que Alice salte en su sitio del susto y yo me encogo contra la puerta del dormitorio mientras cierro los dos ojos con fuerza. Ya apoyada en ella, respiro hondo para que mi corazón vuelva a latir a ritmo y me concentre en escuchar la conversación, y la delgadez de las paredes y el tamaño de la casa sólo colaboran en el intento.

- Toc Toc. - La voz masculina habla con ironía.

- ¿No has oído nunca el cuento de los tres cerditos? La madera no impide que entre el lobo feroz. - Una segunda voz, también masculina, dice.

- Caballeros, por favor... No estaba tratando de ocultar... Siéntanse como en casa.

- ¿Qué tal si te mato y vuelves a mi casa... Es mucho mejor que este agujero de mierda. - el primer hombre habla con desprecio.

- Preguntaré aunque sepa la respuesta, sólo por educación. ¿Tienes dinero? - pregunta el segundo, ya impaciente.

- No...

- Así son las cosas... La muerte llega para todos. - Supongo que debe de llevar una pistola porque oigo las rodillas de Julian contra el suelo.

¿Se puso de rodillas?

- Caballeros... Por favor... Por favor... - pregunta Julián con voz entrecortada y esta parte no es ciertamente una pretensión según lo acordado.

- Las deudas son lo único que te puedes llevar a la tumba. - El segundo hombre responde.

Alice me mira y mueve negativamente la cabeza al ver que el plan ya se está desmoronando por la cobardía de Julian, tal y como se esperaba. Patea la puerta con el tacón con la intención de llamar su atención.

- ¿Quién está ahí? - El primer hombre eleva el tono y oigo el sonido de la pistola al amartillar.

- Por favor... ¡Por favor! Bajen las armas... Sólo son mis dos sobrinas. Mis hijas... La única familia que tengo ... No hagas nada. - Suplica.

Pongo los ojos en blanco al oír sus palabras.

- ¿Sobrinas? ¿Crees que soy idiota? - El primer hombre pregunta y entonces oigo algo ir contra el suelo, apostando que ese algo es Julian por el grito de dolor que viene a continuación.

- Si has llamado a alguien aquí pensando que te va a ayudar a salvar la vida, te voy a dar una muerte mucho peor. - dice el segundo hombre.

- No estoy mintiendo, señor. Son mis sobrinas, viven conmigo desde pequeñas, desde que murió mi hermana. Te lo ruego, por favor, no les hagas nada, son chicas jóvenes y dulces. ingenuos, no tienen nada que ver con mi negocio.

- Consigue los dos aquí. - ordena el segundo hombre, y se hace un silencio, no oigo pasos procedentes del pasillo ni respuesta sobre la orden. - ¡AHORA, JODER! CAMINA.

El grito del segundo hombre hace que pronto oigamos los pasos de Julian corriendo hacia la habitación.

- Mataremos a todos y saldremos de aquí en menos de diez minutos. - Oigo hablar claramente al primer hombre mientras abro la puerta del dormitorio y veo que Julian nos hace un gesto con la cabeza para que le sigamos al salón.

- 'Mejor cortar este chanchullo de raíz. - está de acuerdo con el segundo mientras hacemos nuestro camino.

- Te lo ruego, no le hagas nada a mis niñas.

Nada más llegar a la habitación en busca de los dueños de las voces, mi mirada encuentra a un hombre extremadamente alto, de unos dos metros de altura, su pelo es rubio y sedoso hasta la altura de los hombros, un brillo dorado en las hebras que nunca he visto así, es fuerte y muy musculoso, el cuerpo está cerrado de tatuajes oscuros con dibujos que no consigo identificar, es visible que está así por todo su cuerpo, aunque sólo se ven los que suben por su cuello y que cierran sus manos y el principio de sus muñecas.

Lleva una blusa negra de manga larga y una chaqueta de cuero encima, vaqueros gruesos y botas pesadas del mismo color. Su espesa barba combina a la perfección con su atractivo rostro que le da un aspecto salvaje y agresivo, sus ojos son de un azul turquesa muy profundo con algo oscuro en medio. Es hermoso y no se parece a nadie que yo haya visto.

Rezuma peligro y sensualidad.

- Por favor... danos unos días más. Podemos conseguir el dinero...- pregunto con voz entrecortada, casi un susurro temeroso e inocente.

Sus ojos no se apartan de mí ni un solo segundo, congelados en su sitio, con la pistola en la mano junto al cuerpo.

Cuando desvío la mirada, veo al otro hombre, tan tatuado como el primero, unos centímetros más bajo y también muy musculoso, el pelo negro y liso en un corte simétrico. No me mira ya que está completamente concentrado en Alice, analizando su cuerpo moldeado por el vestido negro de tubo.

Eso es bueno... muy bueno.

- Tu nombre. - Me sobresalto mucho cuando habla el hombre rubio, reconozco su voz como la del primero que había hablado.

- Se llama...- Julian abre la boca para hablar, pero le interrumpe la pistola apuntándole a la cabeza.

- Cierra la boca. Le pregunté... - Hace un gesto y vuelve a centrar su atención en mí. - Mírame. - Ordéname.

- Me llamo Meghan, señor...-digo mirándole fijamente al fondo de sus ojos, fácilmente puedo estar segura de que mi mirada expresa miedo, impotencia e inocencia a cualquiera que me vea.

- ¿Y tú? - le pregunta la morena a Alice, que levanta la cabeza lentamente mientras traga en seco.

- No volveré a preguntar. ¿Cómo te llamas? - Su impaciencia se ve sobresaltada por el silencio de ella.

- A-Alice... Me llamo Alice.

Los dos hombres se miran en silencio durante largo rato, comunicándose en silencio, y se ponen de acuerdo con la cabeza tras un diálogo de miradas que sólo ellos dos entienden. Con esto ya concluyo que están muy unidos, ya que es algo que sólo pueden hacer dos personas con una fuerte conexión y larga relación, como Alice y yo.

Nuestra conexión es tan fuerte que no hacen falta palabras para entendernos.

- Bueno, Julian... No tienes dinero para pagarnos. Hemos llegado a un punto muerto. - El rubio dice ahora con calma, mientras enfunda su arma.

- ¿Qué estás dispuesto a ofrecer por tu propia vida? - Pregunta el moreno sin apartar los ojos de Alice, completamente poseído por la codicia.

- Imploro su clemencia, señor. No tengo el dinero pero lo conseguiré, por favor inmediatamente no tengo nada... Sólo mi humilde hogar y mis sobrinas que son mi única familia. - Induce la respuesta.

- Entonces tendremos que tomar su activo más valioso como forma de pago.

- Danos una semana... sólo una. - Hago un gesto con el dedo. - Encontraremos la forma... cualquier forma de pagar, aunque tengamos que...- Dejo morir la frase. - No nos hagas nada.

El hombre rubio se acerca a mí y se detiene frente a mí.

- Tu semana ya ha terminado. - Extiende la mano y me pasa el dedo por la cara, su contacto con mi piel me hace estremecer. - Tomemos a tus sobrinas.

Alice da un paso atrás.

- No, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no. Señor. No...- sigue suplicando Julián, enfrascado en su exagerada y patética escena teatral. Suena falso para los que le conocemos, salvo que es tan ridículo y flojo que cualquiera que haya tenido contacto con él dos veces más y sepa cómo es normalmente se lo creería.

No me muevo de mi asiento, sólo miro fijamente al enorme hombre rubio que finge estremecer su mirada de miedo, haciendo que incluso una pequeña lágrima se acumule bajo mis ojos.

- ¿Quién te dijo que nos debías... Eso es lo que pasa. - El rubio me sujeta de la muñeca y me atrae hacia él lo suficiente para que me roce el cuello con la nariz y aspire ligeramente mi aroma, y su reacción sólo demuestra que era mucho más fácil volverlo loco de lo que imaginaba.

Pensaba que Alice y yo tendríamos que esforzarnos mucho más para que no nos mataran o prostituyeran, sólo que hoy el destino está realmente a nuestro favor.

- Ven aquí. - ordena la morena de forma contundente a Alice que dubitativa, o fingiendo estarlo, le obedece.

Le toca la barbilla, la sujeta para que quede frente a él y la mira profundamente a los ojos.

- Valdrá la pena cada céntimo no cobrado a tu tío.

- Lástima. Por favor, caballeros... Misericordia. - Julian grita entre lágrimas. - No saben nada de este mundo. No tiene nada que ver con mi negocio. Sólo son chicas ingenuas, puras, vírgenes...

¡Sí, estúpido! Ahora has tocado el punto crucial.

Los ojos del rubio se iluminan con la última palabra.

- ¿Qué has dicho? - pregunta, asintiendo con la cabeza.

- He dicho que son vírgenes. Mis niñas nunca han sido tocadas por nadie, no puedes prostituirlas... Te lo ruego.

- Ahora haremos lo que queramos con ellos, es nuestro pago. - le dice el moreno a Julian, pero suaviza su expresión, lo que también es una buena señal. Ambos ganamos, por ambas partes, al menos la primera fase de este juego. - Pero no te preocupes... no voy a prostituir a tu sobrina. - añade.

- En realidad no... - refuerza el rubio, mirándome profundamente a los ojos. Tiene las pupilas dilatadas y destila deseo por mí. Sólo ahora me detengo a asimilar la intensidad de su perfume, ligeramente endulzado con notas cálidas como el sándalo,

Me doy la vuelta haciéndome el tímido y dirijo una mirada contenida y misteriosa a Alice, diciéndole en silencio que hemos ganado, una mirada que sólo ella es capaz de entender.

[...]

Alice se dirige al coche con el otro hombre, y el rubio que está a mi lado me guía hasta el Ranger Rover negro, abriéndome la puerta para que me siente en el asiento del conductor antes de cerrar bruscamente la puerta a mi lado. Todo el camino por la ciudad se hace en silencio, yo no pregunto nada y él tampoco habla.

El coche se detiene frente a la propiedad, una enorme casa moderna con toda la fachada negra, también de cristal negro que hace imposible ver el interior y la madera. Aparca el coche en el garaje y lo primero que me llama la atención es la colección de coches de lujo, hay más de quince, uno más bonito que otro y todos del mismo estilo, grandes todoterrenos y todos negros o rojos.

El exterior tiene un pequeño césped verde bien recortado con un camino de piedras grandes y pesadas sobre la hierba que conduce hacia la puerta de entrada, todo el camino está iluminado.

- Entrar...- Me da el pase después de desbloquear la puerta con su huella dactilar en el sistema de seguridad exterior.

- ¿Es esta tu casa? - Hago mi mejor escena de deslumbramiento mientras miro a mi alrededor.

- Sí... Mi casa y tu nueva estancia. Si te portas bien, claro. - Señala con cautela y yo levanto mi propio brazo, frotándolo para darme una mirada reprimida.

- La casa tiene toda la personalidad del hombre que tengo delante, es moderna, pero muy sofisticada, oscura y mate, igual que el exterior. Una decoración muy masculina que demuestra que vive solo. Eso está bien, no tiene familia alrededor, aparentemente no vive con ningún padre, madre y no tiene hijos, lo cual es de esperar de un mafioso pero aún me quedaban dudas al respecto. Y fue una de las cosas en las que más pensé durante el camino.

El hecho de que esté solo le hace susceptible a mi hechizo y manipulación, en todos los aspectos, emocional, sexual.

- ¿Qué voy a hacer aquí? ¿Limpiar? - Frunzo el ceño.

- Tu trabajo es servirme. No limpiando mi casa, sino tumbado en mi cama. - Deja claras sus intenciones desde el principio, y yo ya lo sabía. No podía pensar en otra cosa que en la forma en que me miraba al principio y me sigue mirando ahora.

- ¿Voy a ser tu... ¿Prostituta? ¿Esclavo sexual? - pregunto confusa, fingiendo timidez.

- Depende... - Rodéame. - ¿Tu tío te dijo la verdad? ¿De verdad eres virgen?

- Sí...- Asiento inmediatamente.

Deteniéndose frente a mí, me coge la mejilla con una mano, separándola con fuerza.

- ¿Sabes cuáles son las consecuencias de mentir a alguien como yo?

- No miento... nadie me ha tocado nunca.

Imagino que voy a disfrutar sirviéndole así.

Cierra los ojos y pone cara de estar disfrutando con cada palabra que forma esa frase pronunciada por mí.

- Así que Meghan... A partir de ahora eres mía -Pega mi cuerpo al suyo con un tirón, iniciando un violento beso que soy incapaz de no corresponder. Me hago el torpe, tratando de mostrar mi inexperiencia.

El beso es fuerte e intenso, tu lengua invade mi boca luchando por tomar el control de los movimientos que se inician entre la tuya y la mía, tu aliento fresco hace que el beso ardiente tenga un soplo helado en medio para aplacar el calor entre nosotros. Cada músculo de mi cuerpo reacciona al simple beso de forma desproporcionada, sorprendiéndome que sólo esto sea capaz de hacerme flaquear ante su proximidad.

- Voy a follarte de formas inimaginables y siempre tienes que estar dispuesta a abrirte de piernas para mí y darme lo que ahora es mío. - decreta mientras separa sus labios de los míos.

- No quiero decepcionarte... No sé hacer nada bien y tú debes de estar acostumbrado a mujeres experimentadas...- Trago en seco poniendo una expresión avergonzada.

- Mi deseo reside en tu inexperiencia... Está en mi deseo tenerte y enseñarte todo lo que quiero. Ahora quítate la ropa. - dice mientras va a sentarse en el sofá.

Le miro y enarca una ceja ante mi falta de actitud, así que me quito la ropa por completo, quedándome desnuda delante de él. Miro a ambos lados con expresión de impotencia.

Me evalúa por completo antes de llamarme con un gesto del dedo.

-No... No. - Habla con desaprobación.

- Me perteneces Ven a cuatro patas como mi perra.

Lentamente me pongo de rodillas en el suelo y empiezo a arrastrarme hacia él estando realmente avergonzada, pero mi mirada sobre él es lujuriosa.

Su miembro es empujado hacia fuera.

- Chupa. - Ordena tirando con fuerza de mi pelo.

Temerosa, cojo mi mano y me la llevo a la boca sin apartar los ojos de los suyos, empezando un vaivén mientras gimo con los movimientos hasta que él empieza a dictar el ritmo, haciendo que me ahogue, tirándome más fuerte del pelo.

-Joder... - Gime con locura.

Me dejo llevar, haciendo que entre hasta el fondo de mi garganta hasta que mi cabeza se aparta apartando mi boca de su polla para que me mire de frente.

- Sé una buena zorra y túmbate en la colchoneta para que me follen.

Asiento con la cabeza y me inclino, arqueando la espalda hacia él. Se queda mirando mi coño rosado durante unos segundos antes de abofetear la zona con fuerza. - Me perteneces... Quiero oírte decirlo.

- Te pertenezco... soy sólo tuya. - Gimo por la bofetada.

- Así es como deberías referirte a mí cada vez que te folle. - Te marcaré tan profundamente que nunca saldrás de mi mente. - Te marcaré tan profundamente que nunca saldrás de mi mente. - Mi puta. - Me sujeta los pechos y me los aprieta con fuerza entre embestidas dentro de mí todavía a cuatro patas, sintiendo cómo el dolor latigazo se apodera de mi cuerpo como si me desgarrara.

- Sí...- contesto embriagado, conociendo sensaciones inimaginables y diría cualquier cosa por tener más.

- Di... ¿De quién eres puta? -

- Su... Soy su puta, señor. - Me revuelvo sobre su polla incluso con el dolor reciente, gimiendo incontrolablemente hasta que siento que algo explota dentro de mí, corriéndome al mismo tiempo que él mientras siento su chorro caliente vertiéndose dentro de mí.

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Recién lanzado: Capítulo 5 5   01-15 07:57
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1 Capítulo 1 1
15/01/2023
2 Capítulo 2 2
15/01/2023
3 Capítulo 3 3
15/01/2023
4 Capítulo 4 4
15/01/2023
5 Capítulo 5 5
15/01/2023
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