/0/8483/coverbig.jpg?v=681a4d49f7b31a3d45f401a653572408)
Él es un hombre atrapado en un mar de frialdad y severidad, una tragedia viviente que se encuentra a la deriva. Como escritor, pasa horas interminables impartiendo filosofía en la universidad local, anhelando que las palabras fluyan con la misma intensidad que alguna vez tuvieron. Sin embargo, su vida da un giro inesperado cuando conoce a Winnie, una mujer marcada por los pecados de su pasado. Ella se convierte en la musa que había estado buscando, aunque ella se resiste a aceptar su papel en su vida. En un intento por acercarse crea un juego para dos, un simple entretenimiento que pronto se transforma en algo mucho más profundo y complicado. ¿Podrán ambos confrontar sus demonios y encontrar la redención en el otro? Lo que comenzó como un juego se convierte en una lucha emocional que desafía sus percepciones sobre el amor, el dolor y la posibilidad de renacer.
No espero nada, no temo nada, soy libre...
Si había algo que Cassiel despreciaba, eran los funerales.
Odiaba a los actores que representaban mecánicamente sus papeles, llorando afligidos por alguien a quien habían enterrado mucho antes de que lo bajaran al suelo. En los funerales, todo el mundo parecía pensar que la única reacción adecuada era llorar.
Odiaba llorar tanto como odiaba los funerales por su naturaleza pretenciosa.
Es un hecho conocido que los funerales no son para los muertos, después de todo, sus almas hace tiempo que abandonaron sus vasijas. No, esas ceremonias eran para los vivos. Ofrecieron consuelo a los miembros de la familia que no podían esperar a recibir una llamada del abogado de la familia después de que todo hubiera terminado.
Si nunca la recibian, maldecirían a su ser querido, lo describirían con palabras vulgares y tendrían pensamientos aún más grotescos.
Él despreciaba el funeral de su padre. Al igual que el hombre mismo, había sido sombrío, serio y sofocantemente incoloro. Los invitados habían llegado sin ningún pretexto falso, ya sabían que la llamada telefónica del abogado nunca llegaría, pero tenían que poner una sonrisa falsa y mostrar cuán realmente no estaban afectados.
Ni una sola alma derramó una lágrima en su memoria.
No había sido sorprendente. Su padre nunca había creído en dejar una buena imagen ante los demas, prefería hacer lo que le placía sin importarle que algún día iba a morir y nadie lamentaría su pérdida. Él lo admiraba por ese particular código moral.
Era uno que debería seguir él mismo.
A Esteban Ross nunca le había importado lo que los demás pensaran de él, ni siquiera lo que su propio hijo pensara de él. Solo le importaba el fuego en sus venas y los monstruos en su cabeza. Pero eso no era cierto, ¿o sí? Si solo se hubiera preocupado por eso, no los habría dejado, no habría hecho todo lo que estaba a su alcance para asegurarse de que su hijo no terminara como él.
Cuando los ojos de Cassiel se posaron en el ataúd de su padre, murmuró una disculpa poco entusiasta, sabiendo que había fallado.
Ambos eran lo mismo.
Él había terminado en la misma posición, pasando las noches frente a una página en blanco en una computadora, las letras en el teclado burlándose de él.
Fue un destino terrible, pero lo consideró una bendición.
Solo por eso, prometió que honraría la memoria de su padre dejando que una lágrima solitaria viajara por su rostro bien afeitado y cayera sobre la forma de su padre.
-Sé que eras más tierra que agua- Le susurró a la figura eternamente dormida- Sé que elegiste volver a la tierra porque la idea de viajar en las aguas azul oscuro te pareció aterradora que mantuvo tus pies en la tierra
Estaba recitando una parte del primer libro que había escrito su padre, el que había convertido en su Biblia personal.
-No eras un gran hombre, seré el primero en admitirlo, pero tú tampoco eras un mal hombre, así que eso iguala un poco la balanza, ¿no crees?- Se rió un poco, el sonido rico e igualmente oscuro, mientras tomaba un largo trago del vodka que secretamente había vertido dentro de un vaso de agua- Honestamente, viejo, eras un completo idiota, especialmente cuando estabas escribiendo, pero ahora lo entiendo
Le tomó tres tragos más de su bebida para que el vaso volviera a estar vacío e incluso entonces, no dejó de hablar.
-Sé cómo te sofocó todo. Una esposa, un hijo, un trabajo que odiabas. Había fuego en tus venas y no podía extinguirse, sin importar cuánto lo intentara mamá, lo sé- El alcohol comenzaba a meterse debajo de su piel, creando un zumbido poco acogedor; No podía escribir bien cuando estaba intoxicado, las palabras carecían de profundidad y compromiso emocional- Y, Dios, ella hizo todo lo posible- Resopló y algunos de los dolientes se volvieron para mirarlo más abiertamente que cuando llegó a la iglesia treinta minutos tarde con una apariencia desaliñada que insinuaba el hecho de que su tardanza no había sido un efecto secundario de sus tendencias a excederse por dormir.
Su madre lo miraba desde el otro lado de la sala, escuchando los murmullos burlones de los invitados, quienes hablaban del escritor como si su única contribución al mundo fuera su enseñanza. No estaba muy segura de a quién se referían: ¿su marido o su hijo?
Ambos, sería una suposición bastante buena.
Cassiel puso los ojos en blanco y susurró con un tono de conspiración.
-Actúan como si no pudiera escucharlos
No permitiría que esa gente le arruinara el día, no podía. Así que metió la mano en el bolsillo trasero de sus pantalones y sacó un pequeño libro, colocándolo sobre su cuerpo y más específicamente bajo las frías manos de su padre.
-Sigo pensando que esto es una broma, que te despertarás y me dirás que estás escribiendo una nueva novela y que tuviste que sentirte muerto antes de poder escribir sobre eso, pero sé que no lo es- Sacó la mano del cuerpo rápidamente, la temperatura lo desconcertaba- Adiós, papá.
Ningún te extrañaré, ni un nunca te olvidaré. Él quería olvidar pero no podía ni pronunciar esas palabras.
Él era un montón de cosas despreciables, pero no era un hipócrita.
-Cassiel, te irás a casa ahora mismo, me estás avergonzando y estás avergonzando a tu padre
Ni siquiera había oído a su madre acercándose sigilosamente a él, sus tacones no le habían advertido sobre su proximidad, lo cual era extraño considerando que cuando era niño podía saber dónde estaba su madre con solo escuchar ese horrible chasquido.
Miró brevemente el ataúd antes de volverse hacia la mujer que lo había criado.
-Honestamente, mamá, no creo que le importe
-Eres como tu padre
Él también lo sabía, pero eso no significaba que ella tuviera derecho a recordárselo.
-No recuerdo haberte insultado
-Estás borracho, vete a casa- Repitió, sintiéndose agotada de repente.
-Solo estoy un poco mareado si quieres lidiar con los tecnicismos, pero dejaré este miserable lugar y me iré a casa
Él tenía un mal hábito; sabía cómo meterse debajo de la piel de las personas y explotó esa habilidad lo mejor que pudo. Para su madre, usó cosas que había escuchado decir a su padre alguna vez y ¿adivinen qué? Siempre funcionó.
Siempre se las arreglaba para sellar su destino cuando se trataba de ella.
Se alejó del ataúd, de su madre y de esa iglesia deprimente.
En el momento en que salió, tomó lo que quedaba del vodka y lo arrojó a un contenedor de basura, contemplando solo por un momento, qué pasaría si abriera un encendedor y lo arrojara al contenedor.
¿Podría quemar todo a su paso? Tal vez no, pero sin duda podría intentarlo.
Nunca pedí nacer, ni tampoco vivir bajo este infierno. Solo tenía 15 años cuando mis propios padres me vendieron por miserables botellas de licor. Perdí lo más valioso que tenía y tampoco podía confiar en nadie. Mi instinto de supervivencia me hizo cumplir los trabajos mas asquerosos para sobrevivir en ese burdel. A mis 18 años no imaginé que mi vida cambiaría tan rápido, fui comprada en una subasta por el mismo diablo y aunque deseaba con mi alma cambiar de vida, nunca imaginé que fuera por él. ¿Infierno o cielo? Vivir entre las sombras del deseo cambió mi vida por completo.
El Dr. Ray Evans vivió una existencia solitaria y miserable como asistente de emergencia en el Centro Médico Harborview. Comía, respiraba y vivía para su trabajo. Se negó incluso a pensar en las mujeres. Para él, eran sólo distracciones y no confiaba en nadie, excepto en su madre. La Dra. Jane Hall acaba de mudarse a Seattle, después de completar su residencia en Chicago. Fue contratada como pediatra de este mismo hospital y se convirtió en becaria de la sala de emergencias pediátricas. Ella no buscaba una relación, sólo se concentraba en su trabajo. Fue odio a primera vista para ambos, o eso pensaban, más nunca negaron su atracción instantánea. Ambos mundos se cruzan, dos polos opuestos que se atraen. ¿Podrán sanar y cambiar su forma de ver la vida?
Después de las miles de veces que dije y demostré lo mucho que te amaba... ¿Cómo pudo una simple actuación romper tu fe en mi? Vi en tus ojos que de verdad creías que ya no te quería, la idea mas ridícula que pudiste tener... ¡Cómo si hubiera alguna manera de que yo pudiera vivir sin amarte, desearte y necesitarte! Eres la luz de mi vacía existencia y si tuviera un alma tu serías la razón para no perderla. Y aunque te destruí te volveré a sanar, dame la oportunidad de enmendar mi error y sacarte de la oscuridad.
Él es un multimillonario, carismático, líder de una poderosa mafia apodado "Blackjack" y jefe de una exitosa cadena hotelera. Ella es una chica que ha pasado por mucho, llena de secretos y un pasado oscuro, la chica que huye del asesino de su hermano, pero que sabe muy bien como esconder sus secretos. Un simple error cambiará su vida una vez que conozca a Blackjack, sin saber quién es realmente. Ella lo cree arrogante y engreído. Pero, ¿qué pasará cuando se enamore de él? ¿Serán capaces de estar juntos? ¿Serán capaces de superar todos los obstáculos que se les presenten? Solo tienes una forma de averiguarlo.
Para él siempre fuí su angel. Para mí, siempre fue un demonio. Polos opuestos que chocaron entre sí, un matrimonio arreglado y una relación que no recuerdo por un accidente que sufrí. Llevaba una mejor vida hasta que apareció de nuevo y todo volvió de la peor manera. Nunca imaginé que los ángeles se pudieran enamorar de los demonios, pero esta es mi historia.
Celia, necesitada de dinero, acepta un trabajo como ama de casa de un hombre misterioso que vive aislado en una mansión. El hombre es conocido por su mal humor y su tendencia a ahuyentar a quienes lo rodean. La joven sabe que no será fácil, pero está decidida a demostrarle al hombre que no es como los demás. En los días que siguen, se gana la confianza del hombre, quien comienza a abrirse a ella. Juntos, descubren que ambos tienen secretos que esconden del mundo. A medida que se acercan, la joven empieza a ver al hombre como alguien más que un simple amargado. ¿Podrá romper las barreras que el hombre ha construido a su alrededor? ¿O será su mal humor y su ira demasiado fuertes para superar?
Como simple asistenta, enviar un mensaje al CEO en plena noche para solicitar películas pornográficas fue un movimiento audaz. Como era de esperar, Bethany no recibió ninguna película. Sin embargo, el CEO le respondió que, aunque no tenía películas para compartir, podía ofrecerle una demostración en directo. Tras una noche llena de pasión, Bethany estaba segura de que perdería su trabajo. Pero en lugar de eso, su jefe le propuso: "Cásate conmigo. Por favor, considéralo". "Sr. Bates, está bromeando, ¿verdad?".
Madisyn se quedó de piedra al descubrir que no era hija biológica de sus padres. Luego la verdadera hija de esa familia le tendió una trampa, haciendo que la echaran de casa y se convirtiera en el hazmerreír de todos. Creyendo que era hija de campesinos, Madisyn se sorprendió al descubrir que su verdadero padre era el hombre más rico de la ciudad y que sus hermanos eran figuras de renombre en sus respectivos campos. Todos la colmaron de amor, solo para enterarse de que Madisyn tenía un próspero negocio propio. "¡Deja de molestarme!", dijo su exnovio. "Mi corazón solo pertenece a Jenna". "¿Quién te crees que eres? ¿Mi mujer siente algo por ti?", reclamó un misterioso magnate.
Sólo había un hombre en el corazón de Raegan: Mitchel. Tras dos años de matrimonio quedó embarazada. Raegan se sintió muy feliz. Pero antes de que ella pudiera darle la noticia, él solicitó el divorcio porque quería casarse con su primer amor. Más tarde, Raegan tuvo un accidente y, tumbada en un charco de su propia sangre, le pidió ayuda a Mitchel. Sin embargo, se fue con su primer amor en brazos. Afortunadamente, Raegan escapó por poco de la muerte y decidió retomar su vida. Años después, se hizo famosa en casi todo el mundo. Después del divorcio, Mitchel se sintió muy incómodo. Por alguna razón, empezó a extrañarla. Le dolió el corazón cuando la vio sonreírle a otro hombre. En la ceremonia de su boda, él irrumpió y se arrodilló. Con los ojos rojos, preguntó: "¿No dijiste que tu amor por mí era inquebrantable? ¿Por qué te casas con otro hombre? ¡Vuelve a mí!".
Después de ser incriminada por su novio y su mejor amiga, Nicole terminó pasando la noche con un misterioso extraño. Ella disfrutó mucho de la cita inesperada, pero cuando se despertó a la mañana siguiente, no pudo evitar sentirse mal por lo que había hecho. Sin embargo, toda la culpa que sentía se le pasó al ver el rostro del hombre que yacía a su lado. "Es realmente... hermoso", susurró, asombrada por lo que estaba viendo. La culpa se convirtió rápidamente en vergüenza, y eso le hizo dejarle al hombre un poco de dinero antes de irse. Kerr estaba asombrado. "¿Esa mujer trató de pagarme? ¿Como un prostituto?', pensó ofendido. "Pide al gerente del hotel el video de vigilancia", le ordenó a su asistente con tono autoritario. Tenía una expresión decidida en el rostro. "Quiero saber quién estuvo en mi habitación anoche, y cuando encuentre a esa mujer, ¡voy a enseñarle una lección!" ¿En qué terminará esta historia? ¡Averígüelo en El CEO Y SU ENCANTADOR HIJO en Manobook!
Dos años después de su boda, Ximena perdió el conocimiento en un charco de sangre durante un parto difícil, olvidando que su exmarido se iba a casar con otra persona ese día. "Nos vamos a divorciar, pero el bebé se queda conmigo". Estas palabras resonaron en su mente. Sabía que él no estaba allí para ayudarla, sino para quitarle a su hijo. Ximena preferiría morir antes que ver a su hijo llamar madre a otra mujer. Posteriormente perdió la vida en la mesa de operaciones con dos bebés en su vientre. Pero ese no fue el final para ella... Años más tarde volvió a encontrarse con Ramon, que ha cambiado mucho. Quería quedársela para él a pesar de que ya era madre de dos hijos. Y cuando supo que ella se iba a casar de nuevo, irrumpió como un loco. "Ramon, ya morí una vez antes, así que no me importa volver a morir. Pero esta vez, quiero que muramos juntos", gritó ella, mirándolo con angustia en sus ojos. Ximena pensó que él no la amaba y estaba feliz de estar fuera de su vida. Pero lo que ella no sabía era que la noticia de su inesperada muerte le había roto el corazón. Durante mucho tiempo lloró de dolor y agonía. Siempre deseó poder retroceder en el tiempo o ver su hermoso rostro una vez más. Todo esto fue demasiado para Ximena, cuya vida estuvo llena de idas y venidas. No sabía si debía volver al lado de su exmarido o seguir adelante con su vida. ¿Cuál elegiría ella?
Janice, la heredera legítima olvidada hace tiempo, se abrió camino de vuelta a su familia, volcándose en ganarse sus corazones. Sin embargo, tuvo que renunciar a su propia identidad, sus credenciales académicas y sus obras creativas en favor de su hermana adoptiva. A cambio de sus sacrificios, no encontró calor, sino un mayor abandono. Decidida, Janice juró cortar todo vínculo emocional con ellos. Tras quitarse la máscara, ahora era conocida como maestra en artes marciales, experta médica y célebre diseñadora que sabe ocho idiomas. Con una nueva determinación, declaró: "A partir de hoy, nadie de esta familia se cruzará conmigo".