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El peligro siempre fue inevitable, por eso me hice su aliado.
El peligro siempre fue inevitable, por eso me hice su aliado.
ASHER
Mi vida siempre fue basado en mis reglas, en mi mundo, por eso cada vez que hacía alguna travesura no me arrepentí, de todos modos era yo quien daba la cara y no me faltaba huevos. Desde niño mi madre decía que era muy energético y travieso, siempre estaba indagando, presionando, arriesgando, todo por obtener algún beneficio, siempre encontraba alguna forma de hacer dinero, es decir, robaba y revendia cosas. Varias veces en la escuela me detenían por vender cosas, hasta que tuve que detenerme por mi madre, llegó a un punto donde ya no me brindaba el amor de siempre y me di cuenta que estaba haciendo algo mal, asi que decidí tener un bajo perfil.
Las vacaciones de verano se acercaban, y era mi último año de bachillerato, no diré que tengo buenas notas, pero al menos me esfuerzo. Creí que éstos últimos meses debería de ser más emocionantes y así lo haré.
- Hola Ash -se acercó Sandra en cuanto me bajé de la moto después de estacionarla.
- Hola Sandra -la saludé sin ganas. Era hija de la mejor amiga de mi madre, era la única persona que no podía tratar mal, además de que la conocía desde que nos comíamos los mocos. Pero me gustaba de alguna forma porque no era como todas las chicas, ella era más reservada, inteligente, bonita. Tenía todo para tener al chico que quiera, pero estaba obsesionada conmigo desde que le quite su virginidad hace unos meses atrás, solo quería algo de piel pero ella al parecer no quería solo eso y me fastidiaba no poder simplemente alejarla de mi.
- ¿estudiaste para el examen? -preguntó atenta. Le prometió a mi madre que me ayudaría con la escuela, pero solo fue una excusa.
- algo -respondí caminando hacía la entrada.
- es un examen importante Ash -recalcó. Solté un suspiro y me detuve a mirarla.
- porque no solo te metes en tus asuntos -traté de deshacerme de ella.
- porque le hice una promesa a tu madre y sabes que las promesas... -dijo de brazos cruzados.
- ...deben cumplirse -terminé por ella con cansancio marcado en la voz. Ella sonrió- no te preocupes, será lo que Dios quiera -dije pasando a un lado de ella, al fin dejándola atrás. Fui a mi casillero y guardé mis cosas, hasta que Dan llegó.
- crees que deba devolverlo -preguntó mostrándo apenas unos relojes.
- ¿de dónde mierda lo sacaste? -le pregunté cabreado y cerrando su mochila donde estaban.
- ¿recuerdas la chica de la feria? Pues me invitó a su casa y déjame decirte que su padre es un hijo de perra, no sabes cuantos relojes tiene, solo le quite algunos para poder pagar el maldito viaje -habló emocionado.
- ese viaje será una bomba -hablé de la misma manera.
- lo sé, tal vez tenga oportunidad con Zoe -habló mientras caminamos a nuestra clase.
- te ha rechazado miles de veces -me burle.
- la esperanza es lo último que se pierde, ella será mía ya verás -dijo seguro sentándose en su banco. Pero solo entonces me di cuenta de que el mío estaba ocupado por un cuerpo una chica.
- éste es mi lugar -le dije duro, ella me observó y sonrió con superioridad. Era hermosa, su cabello rojizo, una piel pálida, unos labios rosas y ojos azules. Pero eso no quita que esté en mi lugar.
- no veo tu nombre -dijo fingiendo buscarlo. Aquello me molesto y mucho.
- Asher siéntate, hay más lugares -dijo el profesor acomodando sus papeles.
- déjala es nueva -me dijo Sandra desde su lugar a unos metros.
- me importa una mierda si es la reina de Inglaterra, éste es mi lugar -escupi enojado.
- Asher! -me regaña el profesor- siéntate o vete de mi clase -ordenó y sin más me fui dando un porrazo. Fui debajo de las gradas del campo de football y fume un cigarrillo para poder poder calmarme. Maldita tipeja quien se cree. En cuanto terminé el cigarrillo la campana sonó.
- ¿por qué te gusta tanto meterte en problemas? -escuché a Sandra.
- yo no te pedí que fueras mi niñera -le dije enfrentandola.
- no tú, pero si tu madre -dijo con gracia. Estaba arruinando mi día hasta que decidí usar mi arma. Me volteé y le sonreí apenas.
- ¿o solo es porque quieres estar cerca de mi? -le pregunté acercándome a ella, quien trató de verse recta.
- tal vez, tal vez no, solo diré que me beneficia ser tu niñera -habló desafiante, pero en su forma de respirar y sus ojos noté que mi cercanía le afectaba, lo deseaba.
- entonces tendré que sobornarte -dije tomándo su cintura y atrayendo su cuerpo al mío, ella obviamente trató de zafarse por su orgullo, pero sabía que no podía resistirse a un beso. De esos que nos dimos aquel día, no diré que no me gustó, pero Sandra merece algo mejor que una mierda como yo. Ella tomó mi mi nuca e intensificó el beso. Maldición, debería detenerme, pero aquella vez se reflejó en mi mente y quise repetirla. Pero una voz femenina nos interrumpió, era esa tipeja.
- ups lo siento -dijo fingiendo pena pero era obvio que lo hizo aproposito. Sandra la miró con una sonrisa enorme.
- está bien, no será la primera ni la última -acomodó su falda y tomó su bolso.
- ¿qué quieres ahora? -le hablé con desprecio. Ella levantó las cejas y soltó una risita.
- ¿tienes fuego? -dijo sacando un cigarrillo. La observé molesto, pero por educación de fumador a fumador, me acerqué y lo prendí, ella acercó el cigarrillo y me miró mientras se encendía, entendí aquella señal, pero no iba a ceder.
- espero que ahora entiendas cuál es tu lugar -solté serio y ella alzó una ceja exalando el humo.
- sé perfectamente cual es mi lugar -dijo sonriendo con picardía. Aquello me enfadó más, tan solo me volteé y le dije a Sandra que se adelantara, ella me miró molesta y se fue.
- escucha seré directo, no vuelvas a sentarte en mi lugar -le dije directo. Ella rió.
- sé que quieres verte como un macho Alfa delante de tu novia, pero ya no está -dijo fumando su cigarrillo.
- primero no es mi novia, segundo soy mejor que un macho Alfa y tercero déjame en paz, nos seguiste porque nadie viene a este lugar tan alejado cuando hay clases -
- a menos que seas fumador éste es el sitio ideal -dijo apagando la colilla contra uno de los postes. Sonriendo la tiro en un basurero cerca.
- que oportuno -dije con sarcasmo- cuando sacaste un cigarrillo y me pediste fuego, me di cuenta que no eres fumadora, el paquete está apenas abierto seguro se lo compraste a un idiota moreno con un pañuelo en la cabeza, y nunca andamos sin fuego -ella me miró con sorpresa y luego rió.
- no volveré a tocar esto -dijo tirando el paquete de cigarrillo a la basura.
- ¿qué quieres? -le pregunté serio.
- oí cosas sobre ti y quiero saber si son ciertas -soltó como si nada.
- ¿y por qué habrías de creerme? -pregunté atento.
- porque hay muchos billetes en juego -dijo a lo que la observé con mayor seriedad.
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