Era el primer día de trabajo y Zehra se encontraba un poco nerviosa.
El día de la entrevista, la persona que los trajo les dijo varias cosas de la familia a la cual iba a trabajar.
Primero, que era una de las familias más prestigiosas de aquella ciudad.
Luego que la esposa del patrón desapareció, dejándolo solo con su hija que en ese entonces era pequeña y después, que las niñeras que ellos contrataban, duraban poco tiempo.
Zehra justo se había postulado para el trabajo de niñera, aunque con los rumores que escuchaba de que poco duraban, no sabía si era una buena idea, pero la oportunidad de trabajo era muy buena, así que valía la pena arriesgarse.
Al llegar, la señora Nuray (la madre del patrón del lugar Amir Hasad), la recibió.
– Bienvenida. – dijo sonriendo.
– Gracias señora.
– Acompáñame a la cocina, te presentaré a tus compañeras de trabajo. No solo cuidarás de Hilda, sino también ayudarás en la cocina cuando estés libre.
– De acuerdo señora, no hay problema.
Zehra siguió a la señora hasta la cocina y cuando ingresó, las mujeres dejaron de hacer lo que estaban haciendo al ver que su patrona venía en compañía de la joven.
– Buenos días, aquí les presento a Zehra, su nueva compañera de trabajo, ella además de ayudarles en la cocina, cuidará de Hilda, es su nueva niñera.
Una joven, que tendría más o menos la edad de Zehra se acercó y dijo:
– Bienvenida. – dijo la joven con una sonrisa. – Mi nombre es Zaida y ella es Jenna.
– Encantada de conocerte. – dijo devolviéndole la sonrisa.
– Te olvidas de Yalisa, ella es la ama de llaves y quien está a cargo de las empleadas. Ella te asignará las tareas.
– De acuerdo.
Dicho esto, la mujer se fue y ella se quedó con las demás. Yalisa, quien antes Zaida no mencionó, dijo de manera poco amable.
– Otra nueva, vamos a ver cuánto dura.
– Yalisa no empieces. – dijo Zaida poniendo los ojos en blanco. – Zehra no le hagas caso, con todas es igual.
La mujer, fastidiada por lo que dijo Zaida, se fue sin decir ni una palabra más.
Una vez que Zehra quedó a solas con las otras dijo:
– Sé porque lo dijo, lo escuché en el pueblo.
– Esas mujeres fueron expulsadas de la casa porque en vez de cuidar a Hilda, venían a conquistar al señor Amir.
– ¡Zaida! – exclamó Jenna. – Dijimos que no le diríamos nada de eso a las empleadas nuevas que vinieran por el puesto de trabajo.
– Lo siento se me escapó.
– Es bueno que me lo hayas dicho, por lo menos estoy menos temerosa de que me echen, ya que yo realmente necesito este trabajo.
– Pues eso es bueno. – dijo sonriendo.
Luego de esa pequeña charla, Zehra decidió ayudarlas en la cocina hasta que la señora la llamó para presentarla a Hilda.
Ella se encontraría con su padre en la sala, al señor Amir ya lo conocía, pues en la entrevista de trabajo estaba.
Pero hasta ahora no había conocido a la joven Hilda y no podía evitar sentirse un poco nerviosa ¿Le caería bien a la niña?