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Mientras él se giraba para pedir disculpas , miro hacia bajo vio una nube de pelo cobrizo con muchos matices de rojo. Nunca en su vida había visto un color igual. Sus ojos se quedaron atrapados en otros ojos negros ¡Dios! ¿ Eran posibles unos ojos como aquellos continuó con su mirada por aquella tez blanca, nariz recta, piel de porcelana, labios carnosos.... ¡Oh Dios! .
En la fiesta organizada por la familia Tarazona Charlotte se lamentaba. Otra vez lo había hecho.Su tía le había pedido de nuevo que hiciera de acompañante de su prima.
Se dirigió con pasos firmes hacia donde se encontraba Laura, rodeada de sus amigos. Llegó resuelta y se dispuso a entablar una conversación.
–Disculpen la interrupción, pero me gustaría hablar con mi prima unos minutos.-se fijó como ella fruncía imperceptible los labios.
Cualquiera que no la conociera no se habría dado cuenta, pero Charlotte sabía que más tarde se lo haría pagar con su afilada lengua el haber interrumpido.
-No puedo creer que porque no te presten atención a ti, siempre tengas que venir a molestarme cuando me estoy divirtiendo –sus ojos grises se clavaron en los de su prima.
Se recompuso y con una deslumbrante sonrisa le contesto– Tu madre me manda para que no sufras daño alguno y te lleve con ella.
-Cuando dejará que tome mis propias decisiones – respondió Laura un poco molesta dejó a su prima y se encaminó hacia su progenitora.
Siempre que hablaba con Laura terminaban de la misma manera. No había entre ellas ningún tipo de cariño a pesar del tiempo que llevaban viviendo juntas.
Con un suspiro decidió que aunque su tía dijera lo contrario se retiraría a su habitación. Mientras se giraba para marcharse iba tan distraída que chocó con algo y sintió como la sujetaban para evitar que cayera. comenzó a formar una sonrisa, pero cuando levantó la cabeza para disculparse por el choque y agradecer el apoyo las palabras no le salieron quedó hipnotizada con el hombre que tenía en frente.
Darren soltó la Copa que tenía en la mano. Se disculpó con las personas que hablaba y se dirigió hacia la salida para marcharse. Era un fiesta muy concurrida, parecía que toda la ciudad se había dado cita ésa noche en el salón de la familia Tarazona.
Ya había cumplido con presentarse allí. Así que sorteó a los grupos que se formaban para charlar, iba tan enfrascado en sus propios pensamientos que no notó que había una dama en frente y chocó contra ella.
Instintivamente sus brazos la sujetaron para evitar la caída. Miro hacia bajo vio una nube de pelo cobrizo con muchos matices de rojo. Nunca en su vida había visto un color igual. Sus ojos se quedaron atrapados en otros ojos negros ¡Dios! ¿ Eran posibles unos ojos como aquellos continuó con su mirada por aquella tez blanca, nariz recta, piel de porcelana, labios carnosos.... ¡Oh Dios! .
¡Pero que estaba pensando! Se estaba comportando como un completo idiota, pero jamás en la vida le había sucedido eso, el quedarse sin habla. No ayudó en absoluto cuando miró un poco más abajo. Tenía unos turgentes pechos y notó un leve tirón en su entrepierna. ¡Maldición!. Entonces escuchó que ella hablaba y se obligó a centrarse en lo que decía.
- Por eso me disculpo con usted. Ha sido totalmente culpa mía y no se hable más– Hablo mientras se sonrojaba. Era una necia,se le había quedado mirando como una estúpida.
- En absoluto la culpa hacido mía. Yo iba distraído , lo siento –una sonrisa se dibujó en sus labios- Le pido disculpas mi nombre es Darren Dewey Watson.
Charlotte, vio como él se inclinaba al final de su presentación. Dios , era el hombre más atractivo que había visto en su vida. Le dió sonreír y supo que le encantaría que esos labios la besaran, le .... ¡BASTA! Desde que había visto ese hombre no hacía otra cosa que acalorarse y pensar en cosas ¡Ardientes! Si, esa era la palabra. Se recompuso y sabiendo que estaba tardando demasiado en Contestar lo miro a los ojos.
-Encantada señor Watson, mi nombre es Charlotte Tarazona Brown. – respondió ella
El iba a decir algo pero en ese momento apareció su Mejor amigo Aiden Steven Martín.
- Darren amigo, veo que ya conoces a la encantadora señorita Tarazona – dijo con amabilidad.
Charlotte se ruborizó, Aiden siempre le había caído muy bien. Así que le dirigió una sincera sonrisa. Con una disculpa los dejó allí plantados, se dirigió presurosa a la mesa del Comida y bebidas para tomar algo fuerte.
Había sido varias emociónes en un poco tiempo.
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