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Un amor inolvidable

Un amor inolvidable

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Amelia Baez está interesada en muchas cosas, menos en el amor. Ella lo ha vivido sabe lo que es y es por eso que no lo quiere. Esta lista para tener una aventura lejos de casa y dejar su pasado. Nunca pensó que esa aventura la llevaría a un castaño, de ojos negros con una actitud nada agradable. Aaron Archer solo quiere vivir al maximo. Viajar, fiestas, mujeres y más mujeres todo eso con la herencia de su difunto padre y su trabajo de piloto. Estar en casa normalmente no es lo suyo, hasta que un accidente lo lleva de regreso, pero nunca imagino lo que se encontraría hasta que lo vio. Pero el sabe muy bien, no puede encargarse de aquello, pero tampoco tiene el valor de dejarlo.

Capítulo 1 Despedida

Amelia no se podía imaginar lo que le estaba pasando en su vida. Pero ella sabía que lo que está te enseña no es siempre lo que quieres o esperas.

Estaba en un entierro, se suponía que debería de estar lamentándose o rezando, al menos como la mujer de al lado que no paraba de llorar por la muerte de su querido hijo, intentaba consolarla haciendo caricias con la mano sobre su espalda de manera monótona. Quería sentirse útil, después de todo, estaba para evitar que los demás pensaran que era una desalmada que no podía llorar por la muerte de su querido novio, en parte sentía que no tenía que dar explicaciones de porque no le salían las lágrimas pero simplemente se sentía cansada de tanto actuar.

Lo que más deseaba es que todo esto terminara y poder irse lo más lejos posible y poder seguir adelante, a los ojos de la gente tal vez parecía la peor novia del mundo, sin algún cariño hacia su amado y las circunstancias por las que se encontraba ahí en esa tumba, pero ella más que nadie sabía la verdad, una verdad que tal vez jamás sea contada. Pero en ese preciso momento no le importaba ni lo más mínimo lo que la gente pensara al respecto, ella simplemente no quería saber nada de él, ni de la mujer de al lado de ella, ni de nadie cercano a él.

En ese momento se preguntó que hacia ella realmente ahí, si, quería verificar si realmente aquel ser se encontraba sin vida o tal vez quería realmente saber si había alguien en ese ataúd, pero no tenía las agallas para confirmarlo.

Una voz conocida la sacó de su trance.-Amelia, creo que ya es hora de irnos todos se están retirando- su mejor amiga era la única persona en la que podía confiar, sabía que ella tenía un alma pura e inocente como jamás ella pudo tener y es por eso que por más confianza que le tuviera jamás la llevaría a su mundo. Mirando alrededor pudo darse cuenta que efectivamente la mayoría de las personas se estaban yendo y que el ataúd ya no se encontraba a la vista, en cambio se estaba colocado una lápida.

Después de lo que se sintió una eternidad solo quedaban los papás de aquel muchacho y algunos familiares muy cercanos, en ese momento se dio cuenta que ya era su momento de retiraste pero por más que intentaba levantarse de aquella silla no podía.

Gabriela se encontraba algo incómoda, había ido nomás para hacerle compañía a su amiga pero realmente no era un lugar que le gustara frecuentar, así que se inclinó y le dijo al oído.-Amelia, ¿Quieres que te ayude a pararte? - realmente estaba preocupada por su querida amiga y sobre todo por qué está se encontraba con collarín y un yeso en la pierna del lado izquierdo, pero también sabía que su amiga era muy independiente y no le gustaba pedir ayuda.-Entonces ¿te ayudo?, sabes que no me gustan los funerales.- termina diciéndole esto último en voz muy baja casi inaudible.

Sin hesitar ni un poco Amelia respondió de una manera seca y sin ganas de seguir hablando.-Entonces puedes ir al carro, ahorita voy yo.- Su amiga no pudo evitar hacer una mueca de desagrado y con la voz más firme que pudo ya que solía ser muy dócil con ella, le contestó.-Amelia, por favor, no te pienso dejar sola. Se como te sientes, déjame ayudarte, tu novio a fallecido y yo se cuanto lo querias y lo feo que es para ti todo esto y ¿asi piensas que te voy a dejar sola?, pues no.- Aquella chica que se encontraba sentada escuchando las palabras de su mejor amiga no pudo evitar sonreír levemente por la ironía de sus palabras, si tan solo supiera la verdad, su amiga no estaría diciendo aquello- ¿Realmente piensas que estoy aquí sentada por mis sentimientos hacia el? Simplemente estoy tratando de asimilar mi nueva realidad.- Su tono de voz fue débil pero a la vez lleno de resentimiento. Gabriela que se encontraba paraba, quedó algo perpleja por las palabras de su amiga tan frías, pero ella la conocía mejor que nadie y sabía que tenía sus razones así que sin más asintió y se retiró no sin antes pedirle las llaves del carro y diciéndole que la esperaría ahí. Amelia no pudo evitar sentirse algo decepcionada con el hecho de que su amiga se marchara, quería sentirse acompañada, no tenía ánimos para quedarse sola con esta gente pero también respetaba la decisión de su amiga y que al menos hubiera venido a pesar de que ella no tenía nada que ver en esto.

Con la miranda fija al frente, noto aquella piedra tallada llena de arreglos florales a su alrededor y sin poder si quiera parpadear no podía dejar de repetir una de las muchas palabras talladas sobre aquella piedra, "Te amaré siempre, mi amigo, mi amante, mi confidente y mi único y verdadero amor. Gracias por darme todo a cambio de nada. Amelia Báez, tu amada." Ella sabia que como siempre en un funeral solo se pueden dedicar palabras bonitas, pero seguía sin creer ninguna de ellas hacia cierta persona en especial.

Él no era nada de eso, ni un buen hijo, ni pareja, ni un ejemplo a seguir, ni alguien que puedas extrañar y recordar y ella lo sabía más que nadie, tal vez solo habían pasado 3 años de noviazgo pero eso fue suficiente para conocerlo. No había nada que se pudiera rescatar de esa relación, tal vez muy al principio tuvieron algunos recuerdos felices pero nada de lo que estaba tallado merecía estar ahí.

La familia de él se había encargado muy meticulosamente de ese funeral como si ya hubiera estado planeado en años, todo se veía perfecto, los adornos, las sillas acomodadas, ellos con sus ropas de diseñador, las palabras de cada uno, todo se veía excepcional, hasta el clima, ella sabía que la familia era bastante pretenciosa pero no se había imaginado al grado que podían llegar.

La cabeza le daba vueltas, para su punto de vista todo era una maldita mentira, esas supuestas palabras que estaban grabadas no podían dejar de taladrarle en su cabeza, definitivamente no se lo esperaba, ahora las personas que pasaran por ahí pensarían que fue alguien muy amado y querido por todos y sobre todo por ella, viendo eso así le daba la impresión de que no sabía si tal vez había exagerado todos estos años y tal vez si fue amor lo que tuvieron y que tal vez todas esas palabras realmente las sentía, pero ese pensamiento se le borró de inmediato al acordarse de aquel último momento juntos.

La confusión la mataba, estar ahí era agonizante, quería llorar, tenía unas fuertes ganas de llorar pero no era exactamente por su muerte, si no porque se sentía aterrada de cómo seguía perjudicándola aún después de la muerte.

La señora de cabello rubio perfectamente bien peinado que se encontraba al lado de ella era la mamá del difunto, se encontraba desconsolada y al darse cuenta de la mirada penetrante de aquella jovencita sobre la tumba de su hijo hablo notando hacia lo que estaba viendo.-Lo hicimos para que no se sintiera culpable, se que el necesitaba esas palabras, ojala y de verdad las sientas Amelia, él te amaba mas que su propia vida eras todo para él, debes de saberlo querida.- haciendo una pausa para sonarse la nariz procedió.- Se que su relación no iba muy bien ultimamente, pero si tu estuvieras en esa tumba el estaria de rodillas llorando por ti, pidiendo que no lo dejaras, el no te hubiera olvidado nunca, siempre te hubiera amado y respetado, pero nada de eso hubiera valido la pena ya que tu en este momento no haz hecho nada por él, me sorprendes. Realmente creí que tu serias el amor de su vida pero ahora me doy cuenta que lo que querias o etabas esperando era su fortuna, pero lamento decirte que no queda nada para ti, solo esas palabras en esa cripta, espero estes conforme y siempre las recuerdes y lo recuerdes, no te dejes engañar y recuerda las cosas buenas que pasaron y lo mucho que el te ayudo a ti, que fuimos tu familia, entiéndelo y nunca, escuchame bien nunca lo dejes ir y te olvides de el , trata de seguir adelante, pero nunca estes con otro hombre, el no lo soportaria y yo como tú ahora madre tampoco.-la señora siempre se imagino que tenía a esta muchacha en la palma de su mano, una huérfana sin familia, ni apoyo no se iría a ninguna parte, ella a veces pensaba que sería la hija que nunca tuvo. Aunque no la trataría como una hija pero al menos sabía que no estaría sola ahora que su hijo no está. -Ahora tu eres mi unica familia Amelia ya no tengo a mi hijo, pero tengo a su amada chica, me gustaria que tengas eso en cuenta, que no puedo hacer mi vida sola con mi marido, te necesito, tal vez no parezcas alguien impotante para mi, pero lo eras para la persona que mas e amado en mi vida y eso me basta, no pido nada mas Amelia solo quedate conmigo. - La mujer sabía que aquella niñita no iba poder rechazar semejante oferta, a su manera de ver las cosas nadie nunca más la quería, sabiendo que estaba sola sin un trabajo estable, así toda flaca, pálida y con la cara toda moreteada, no tendría ningunos otros brazos a los que acudir, tenía muy pocas probabilidades de ser feliz con alguien más, sabía que su hijo no había sido perfecto y que tenía un mal temperamento pero también sabía que esta mocosa buena para nada no merecía a alguien como su hijo y como termino siendo la razón de su muerte ella no quería que esta cualquiera fuera feliz y haría todo en sus manos para que eso pasara, después de pensarlo tanto tenía que encontrar una manera de rematar contra ella así que dijo con lágrimas cayendo de sus ojos color miel.

- Amelia podrías ser tan amable de decirme algo? sabes que necesito esas palabras, necesito que me lo digas, solo...solo dimelo, dime que no dejaras de amar a mi hijo, que seguiremos viendonos, que seras mi nueva hija, tu no tienes madre Amelia y yo ya no tengo a mi hijo, a mi unico y querido hijo. Podriamos estar juntas, por favor. - Si de todo lo que el dinero y el poder le habían dado, estaba orgullosa de sus tácticas manipuladoras así que sin más empezó a llorar desconsolada, cuando volteó para verla pudo ver como aquella jovencita se llenaba de lagrimas que no había derramado desde que llegó, se sintió orgullosa por si misma y esperando que le suplicara ser parte de una familia tan importante como la suya siguió llorando, aunque esta señora no tenía idea que esas lagrimas eran de coraje aparte de que no sentía ni una pizca de lástima hacia ella y que ese lazo de familia jamás iba pasar, todo este tiempo y ella jamás se sintió respetada y mucho menos por ella, todo lo que hacía era usarla para su beneficio, estaba convencida que esta familia no hacía nada más que juzgarla siempre así que sin pensarlo dos veces la joven sacó su teléfono, marcó el número de su amiga y se paró tambaleándose, agarró sus muletas y empezó a caminar lejos de ahí sin decir nada, ni un abrazo, ni volteó a ver a nadie, ni un adiós o nos vemos pronto, nada, simplemente agarró sus cosas y se marchó. La señora no podía creer lo que había pasado, atónita porque nunca nadie la había retado y aquella muchacha grosera que la había dejado sin contestar la había dejado perpleja le agarró un odio aún más grande del que ya le tenía, sinceramente siempre se le hizo una inútil y deseaba con todas su ganas que ella fuera la que estuviera en esa tumba, en cambio se juro que vengaría a su hijo y no moriría hasta saber que así como hizo infeliz a su hijo, sufriría, la haría infeliz y se encargaría de que viviera en la miseria...

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Recién lanzado: Capítulo 2 Un plan y Un inicio   07-23 09:42
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