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En este mundo hay cuatro clanes que fueron maldecidos por los dioses. El clan de los caminantes nocturnos son humanos de día y lobos de noche, malditos por la diosa luna. La única forma de liberarse de la maldición es buscar a la descendiente de esta diosa, nacida una vez cada 500 años. Lonae es la nacida de esta generación, y al cumplir los 21 años, se puso en contacto con el actual alfa mediante sueños. Así es como Lucian comenzará la búsqueda de su prometida, pues está decidido a convertirla en su diosa y liberar a su manada en el proceso.
Me encontraba en un bosque, estaba segura. Debía de ser de noche, porque la oscuridad era tal que se me hacía imposible ver algo más allá de mis manos. Dí algunos pasos como pude e identifiqué al tacto la corteza de un árbol cercano. Había un olor a humedad y tierra. También podía escuchar el sonido del viento moviendo la copa de los árboles.
Estaba muy confundida. Lo último que recuerdo era haberme ido a dormir temprano para poder madrugar. Al día siguiente le había prometido mamá ayudar en la tienda para poder cerrar temprano, ya que ella quería celebrar mi cumpleaños número veintiuno.
No sabía cómo había llegado aquí ni en que momento había sido. Sólo se que abrí los ojos y me encontraba perdida en la oscuridad.
Debía llegar a casa, aunque no sabía cómo. Ni siquiera me imaginaba donde podría estar. Mi pueblo es enorme y se debía caminar muchas horas para llegar al bosque del norte, el más cercano a mi zona, por lo que era casi imposible llegar en una noche, además de que tampoco era agradable para mí la idea de verme deambulando sola por las calles de Nurial.
El sonido de una rama al quebrarse a mi izquierda me sacó de mis cavilaciones. Rápidamente dirigí mi atención a esa dirección, aunque no pude ver nada. Mi corazón comenzó a acelerarse por el miedo y, muy lentamente, dí un paso en dirección contraria.
Me deslicé lo más sigilosa que pude, tratando de alejarme del ruido. Millones de criaturas vinieron a mi mente, de las cuales muy pocas eran inofensivas. Tratando de giarme por el tacto para no chocar, continué caminando, pero de un momento a otro mi mano tocó algo que me dejó completamente paralizada.
Entre mis dedos pude sentir los ásperos mechones que conformaban un pelaje.
Salté hacia atrás al mismo tiempo que un gruñido llegaba a mis oídos. Intenté alejarme pero terminé tropezando con una raíz que sobresalía. Comencé a jadear por el terror que me invadía y me arrastré por el suelo para distanciarme de esa cosa que me acechaba. Ignoré los pinchazos de dolor que provocaban las ramas al cortar las palmas de mis manos. La adrenalina recorría mis venas y sólo podía pensar en escapar de la bestia.
Mi espalda golpeó con un árbol. Un grito ahogado salió de mi boca. Estaba aterrada. Alcancé a escuchar como los gruñidos bajos se acercaban lentamente, acompañados de los crujidos de las hojas al ser pisadas de vez en cuando.
Pude sentirlo. Sabía que era enorme. En este punto ya no pude controlar los temblores que sacudían mi cuerpo. Me pegué lo más que pude al tronco que estaba detrás, impidiéndome el paso. Estaba acorralada. Poco a poco ese animal acortó la distancia, y sus gruñidos se hacían cada vez más profundos y amenazantes.
Abrí mucho los ojos cuando pude al fin identificar algo de mi inminente amenaza. Parecía un perro, pero era tan grande que podía pasar fácilmente por un caballo. Pero los caballos no gruñían de esa forma, ¿verdad? Mis labios se separaron ligeramente cuando identifiqué sus ojos, pues estos parecían reflejar la poca luz de aquella noche sin luna. Eran como dos faroles dorados e intensos, feroces pero inteligentes.
Entonces caí en cuenta. Recordé aquellos rumores que se esparcían por los barrios mediante susurros de miedo. Me había negado a participar de las habladurías, pero se me habían quedado grabadas en la mente.
Los lobos habían llegado a los bosques de Nurial.
Entre bocanadas de aire entendí con sollozos que este era mi fin. Moriría a manos de una manada de carnívoros asesinos que desgarrarían mi garganta para luego darse un festín con mis entrañas. Sentí las lágrimas de terror recorrer mi rostro y sólo pude rezar al dios Marteth por una muerte rápida.
Pero que más sorpresa me esperaba, cuando sentí unos dedos cálidos tocar mi mejilla y retirar la humedad en ella. Volví a abrir los ojos que hasta ahora no sabía que había cerrado. Logré captar entre penumbras una silueta humana, justo donde había estado esa bestia unos segundos antes. Mi pecho subía y bajaba con rapidez, mi cabeza no entendía lo que estaba sucediendo.
- Humana- me pareció haberle oido decir a esa criatura. Su voz era autoritaria y muy fuerte, sólo comparable con escuchar un trueno después de contemplar el destello del rayo que lo anuncia.
Me quedé totalmente quieta. No sabía si estaba ante un hombre o una bestia. Su mano se apartó de mi cara, pero aún eran visibles esos enormes faros dorados.
Otro rudo brusco me sobresaltó. Habían más criaturas rodeandome, pues distinguí a varias figuras más entre algunos árboles. Trataba de identificar más, poder ver lo que me acechaba en la oscuridad, pero lo único que me llegaba era aquellos sonidos de pisadas.
El ser frente a mí se acercó tanto que pude vislumbrar un rostro humano. Sus ojos dorados me contemplaban fijamente, pero no volvió a hacer ademán de tocarme.
Un aullido no muy lejos hizo que todo a nuestro alrededor se paralizara.
Un segundo después escuché cientos de patas alejarse a toda velocidad en esa dirección. Los temblores en mi cuerpo aún no se detenían y sentí como el aire ya no llenaba correctamente mis pulmones.
- Humana- volvió a repetir aquel ser, sin dar mucha más explicación.
Y sin más, se separó de mí y también se desvaneció en la oscuridad.
Mi cabeza comenzó a dar vueltas. Tragué saliva al por fin entender que estaba sola nuevamente. Me dispuse a irme de una vez por todas, pero mi cuerpo no respondió. Sin apenas fuerzas, caí al suelo, perdiendo la conciencia.
. . .
Abrí los ojos de golpe, completamente agitada y aterrorizada. Rápidamente miré a mi alrededor para identificar mi entorno, y gracias a la diosa Lino, me encontraba sentada sobre mi cama, en la habitación que me pertenecía desde que era niña.
Traté de tranquilizar mi respiración mientras organizaba mis pensamientos. Recordaba todo lo que yo creía que había pasado esa noche, aunque los rayos del sol que se colaban por mi ventana me decían que era imposible que haya pasado realmente. Fue tan real las sensaciones y sentimientos que para mí era difícil de creer que sólo había sido un sueño, a pesar de que todo indicara que así era.
La puerta de mi habitación se abrió de golpe y mamá entró cargando una pequeña tarta de manzana con un fósforo encendido. Su enorme sonrisa calmó todo mi miedo y pude por fin despertar del todo.
Hoy es mi cumpleaños número veintiuno.
- Felicidades, mi pequeña gardenia- canturrea mientras se sienta a mi lado y me ofrece lo que lleva-. Pide un deseo antes de que se consuma.
Rápidamente soplo el fosfórico pidiendo lo de siempre: salud para mi madre y no tener que pasar otro año de necesidades.
Desde muy pequeña sólo éramos ella y yo, por lo que mamá siempre debió trabajar para brindarme un mínimo de educación y que no faltara un pan en nuestra mesa. Estábamos muy lejos de ser acomodadas, pero ahora que cumplía la edad suficiente para trabajar, las cosas mejorarían mucho para nosotras.
- Gracias, mamá- le sonrío con la admiración que me provoca desde hace tantos años.
- Te esperaré abajo con un rico desayuno- dice mientras deja la pequeña tarta en mi mesita de noche-. No te demores en arreglarte o se enfría en chocolate caliente.
Se incorpora con elegancia y se retira, dejándome espacio para mi rutina matutina. Con una sonrisa me levanto y voy al baño para lavarme la cara y cepillar mi cabello, pero algo llamó poderosamente mi atención. Al meter las manos en el agua sentí ligeras punzadas de dolor provenientes de múltiples cortes en las palmas de mis manos.
La pesadilla de anoche vino nuevamente a mi cabeza, y esta vez, con pruebas irrefutables de que había sido real.
Una chica que descubre que su novio la engaña con su cuñada y amiga después de su despedida de soltera, ella vuelve a casa destrozada y resulta que uno de los amigos de su padre invitado a la boda se encuentra presente. El cual la observa en el piso llorar por un tipo que a su parecer es una basura, así que interviene ¿te quedara llorando por el idiota o hará algo para salir de la situación? A lo que ella lo confronta, ¿quién eres tú, este no es tu asunto? Noah... si te calma me casare contigo y le daremos una lección a esos idiotas, imagínate llegar a su boda con otro novio, yo por mi parte disfrutaré una boda que no pague ¡ A mí parecer no hay mejor forma de casarse! El dice esas palabras dejando perplejos a los padres de ambos que se encuentran presentes y aunque el suyo no está nada contento y que trata de intervenir, pero él no se lo permite. Ella parece pensar que el hombre se ha vuelto loco, pero después acepta y así comienza esta aventura de engaños, romances, celos, traición, 0dio y Amor. Hanna se arriesga sin conocer en realidad quien es su futuro marido ¿Que pasara luego?
Linsey fue abandonada por su novio, quien huyó con otra mujer el día de su boda. Furiosa, ella agarró a un desconocido al azar y declaró: "¡Casémonos!". Había actuado por impulso, pero luego se dio cuenta de que su nuevo esposo era el famoso inútil Collin. El público se rio de ella, e incluso su fugitivo ex se ofreció a reconciliarse. Pero Linsey se burló de él. "¡Mi esposo y yo estamos muy enamorados!". Aunque todos pensaron que deliraba. Entonces se reveló que Collin era el hombre más rico del mundo. Delante de todos, se arrodilló y levantó un impresionante anillo de diamantes mientras declaraba: "Estoy deseando que sea para siempre, cariño".
Acusada de asesinato, la madre de Sylvia Todd fue considerada una traidora por toda la manada, condenando a Sylvia a vivir el resto de su vida sola y humillada como una humilde esclava. Lo único que quería la chica era demostrar la inocencia de su madre de alguna manera, pero el destino nunca parecía estar de su lado. A pesar de todo, Sylvia nunca perdió la esperanza. Como el futuro rey licántropo de todos los hombres lobo, Rufus Duncan poseía un gran poder y estatus, pero tenía una inexplicable reputación de ser cruel, sanguinario y despiadado. Sin que todo el mundo lo supiera, había sido maldecido hacía mucho tiempo y se veía obligado a transformarse en un monstruo asesino cada luna llena. Aunque el destino no siempre favorecía a los dos, unió a Sylvia y Rufus como pareja predestinada. ¿Se hará justicia para la madre de Sylvia? ¿Podrán ella y Rufus desafiar todas las normas sociales y permanecer juntos? ¿Tendrán estas dos almas desafortunadas un final feliz?
Se rumoreaba que Fernanda, recién vuelta con su familia, no era más que una violenta pueblerina. Pero Fernanda se limitaba a esbozar una sonrisa despreciativa. Otro rumor sugería que Cristian, normalmente racional, había perdido el juicio, locamente enamorado de Fernanda. Esto la frustró. Podía tolerar los cotilleos sobre sí misma, ¡pero calumniar a su amado era pasarse de la raya! Poco a poco, a medida que salían a la luz las múltiples identidades de Fernanda como célebre diseñadora, experta jugadora, reconocida pintora y exitosa magnate de los negocios, todos se daban cuenta de que eran ellos quienes habían sido engañados.
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"¡Ahh!". Ella solo podía gemir, a pesar de que no amaba a ese hombre; de hecho, lo odiaba. Las manos del hombre recorrían todo su cuerpo. Ella jadeó cuando él comenzó a bajarle el cierre del vestido. Este terminaba en su cadera, así que terminó con la espalda y la cintura descubiertas. "No me toq... ¡mmm!". El hombre movió sus dedos por su espalda descubierta y presionó su cabeza contra una almohada. Los toques le provocaron escalofríos a la chica. "Haré que te olvides de sus toques, besos y todo lo demás. Cada vez que toques a otro hombre, solo podrás pensar en mí". ---- Ava Adler era una omega nerd. Los demás la molestaban porque pensaban que era fea y poco atractiva. Pero Ava amaba en secreto a un chico malo, Ian Dawson. Él era el futuro Alfa de la manada Mystic Shadow. Sin embargo, a él no le importaban las reglas ni las leyes, solo le gustaba coquetear con las chicas. Ava no era consciente de la arrogancia de Ian hasta que su destino se entrelazó con el del joven. Él la descuidó y la hirió profundamente. ¿Qué pasaría cuando Ava se convirtiera en una bella capaz de conquistar a cualquier chico y, al verla, Ian se arrepintiera de sus decisiones? ¿Y si ella tenía una identidad secreta que aún no había descubierto? ¿Y si cambiaban las tornas e Ian le suplicaba que no lo dejara?