/0/12269/coverbig.jpg?v=a40f925d3b2a76e8ddacc41c92a98c07)
¿Cuántas veces hemos escuchado la palabra "dolor" o la hemos pronunciado? Incontables. Hay algo cierto, el dolor en definitiva cambia a quién lo experimenta. Una vez que lo has sentido en carne propia no vuelves a ser el mismo, es como un meteorito al caer modifica, devasta y no deja huella en un solo lugar cambia todo el entorno. Después de diez años de matrimonio Rose y Fred pasaban un momento terrible en su relación las cosas no iban precisamente bien. Pasado el momento de enamoramiento y la bella etapa donde todo era posible y la idea de separarse era simplemente inaceptable, llegó el golpe de realidad: evaluar la relación y decidir qué es lo que ambos quieren para su futuro. Infortunadas circunstancias rodean la vida de las personas, existen situaciones que ponen a prueba no solo la fortaleza de cada individuo, también sus deseos y de que está hecho. Es justo en esos momentos en los que se define una pareja, cuando la desgracia o la fortuna le dan un giro al rumbo de su vida. El infortunio cayó en Rose y Fred, cambiando para siempre su forma de ver la vida, dando paso al reinicio. Esta historia es mía, tanto los personajes como los escenarios son producto de mi imaginación. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia. Prohibida la copia total/parcial de la obra.
Rose una bella mujer de treinta y cinco años alta 1.70 m y una hermosa figura de reloj de arena, cabello castaño, piel blanca y ojos verdes como una esmeralda su mirada era profunda y firme, con una expresión siempre seca, como si todo le molestara, su inteligencia y determinación la llevaron a ser corredora de bolsa en Wall Street.
Se sentía ahogada en esa relación, constantemente se preguntaba si valía la pena mirar a Fred a los ojos y decirle "te amo" o besarlo, pero había algo que la impulsaba a hacerlo, sin embargo, entró en una crisis existencial sobre si era amor o costumbre. La sensación de que ya ni siquiera le caía bien la invadía a cada momento, el amor que la invadió cuando se casaron parecía haberse desvanecido.
Fred un hombre guapo, de 35 años, muy alto 1.98 m, atlético, piel blanca, cabello negro y espeso, ojos negros como la misma noche mirada firme, chispeante y decidida, sus manos perfectamente cuidadas invitaban a tocarlas, su rostro parecía haber sido esculpido por los dioses, inteligente, sagaz, persistente y divertido, siempre sonriente y bromista, CEO de una prestigiosa consultoría de software.
Estaba entre aburrido de su relación y luchar por el amor de su esposa. Todos los días le eran prácticamente iguales, salir muy de mañana a la empresa, resolver los asuntos que le competían y volver por las noches a casa, donde lo esperaban Rose y Mina la ama de llaves, a veces se tomaba cinco minutos en el auto antes de entrar a casa. Rose le seguía pareciendo una mujer bellísima y codiciable, pero le dolía mucho su continuo rechazo. La sonrisa que le iluminaba el día de a poco se había esfumado y en su lugar estaba una mujer amargada, ausente y workaholic.
La vida da muchas vueltas y a veces la pregunta ¿y sí? Se vuelve un parteaguas. Fred y Rose vivían ajenos que un terrible acontecimiento cambiaría radicalmente todo entre ellos y que su aburrida relación daría un giro de 180 grados.
Cuando todo parece perdido aparece una esperanza, una pequeña luz que aparece al final del túnel, que de a poco crece y se vuelve un alivio.
Los infortunios son parte de la vida, la fuerza para afrontarlos no es igual en todos, pero es necesario levantarse y seguir adelante para lograr los objetivos y cuidar de la persona amada, para Fred la idea de perder a Rose fue catastrófica, sin embargo, no se rindió y le dio un giro a su matrimonio y a su vida.
Se rumoreaba que Fernanda, recién vuelta con su familia, no era más que una violenta pueblerina. Pero Fernanda se limitaba a esbozar una sonrisa despreciativa. Otro rumor sugería que Cristian, normalmente racional, había perdido el juicio, locamente enamorado de Fernanda. Esto la frustró. Podía tolerar los cotilleos sobre sí misma, ¡pero calumniar a su amado era pasarse de la raya! Poco a poco, a medida que salían a la luz las múltiples identidades de Fernanda como célebre diseñadora, experta jugadora, reconocida pintora y exitosa magnate de los negocios, todos se daban cuenta de que eran ellos quienes habían sido engañados.
Pensé que mi matrimonio podría seguir adelante. El amor platónico también era amor, ¿sí? Pero, estaba totalmente equivocada. Resultó que mi marido no tenía nada malo de cuerpo, todo esto solo porque no fui de su gusto. Conmigo, era un hombre anormal en la cama. Pero con mi madre, ¡podría hacer todo lo que ella deseaba! Y el día, ¡los encontré en la cama juntos! Sin querer afrontar a ellos, decidí saltar del puente. Pero un desconocido me impidió, y me ofreció una propuesta especial. Y yo la acepté, y le entregó mi primera vez por capricho. Después de una noche loca, hui de su casa pensando que nunca volvería a encontrarnos. Luego fui a la fiesta de compromiso de mi tía, y ella hizo alarde de su fiancé frente a mí. Pero este era el mismo desconocido que pasó la noche conmigo. ¡¿Y él pronto sería mi tío político?!
"Tú necesitas una novia y yo un novio. ¿Por qué no nos casamos?". Abandonados ambos en el altar, Elyse decidió casarse con el desconocido discapacitado del local de al lado. Compadecida de su estado, la chica prometió mimarlo una vez casados, pero no sabía que en realidad era un poderoso magnate. Jayden pensaba que Elyse se había casado con él solo por su dinero, por eso planeaba divorciarse cuando ya no le fuera útil. Sin embargo, tras convertirse en su marido, él se enfrentó a un nuevo dilema: "Ella sigue pidiéndome el divorcio, ¡pero yo no quiero! ¿Qué debo hacer?".
"¡Ahh!". Ella solo podía gemir, a pesar de que no amaba a ese hombre; de hecho, lo odiaba. Las manos del hombre recorrían todo su cuerpo. Ella jadeó cuando él comenzó a bajarle el cierre del vestido. Este terminaba en su cadera, así que terminó con la espalda y la cintura descubiertas. "No me toq... ¡mmm!". El hombre movió sus dedos por su espalda descubierta y presionó su cabeza contra una almohada. Los toques le provocaron escalofríos a la chica. "Haré que te olvides de sus toques, besos y todo lo demás. Cada vez que toques a otro hombre, solo podrás pensar en mí". ---- Ava Adler era una omega nerd. Los demás la molestaban porque pensaban que era fea y poco atractiva. Pero Ava amaba en secreto a un chico malo, Ian Dawson. Él era el futuro Alfa de la manada Mystic Shadow. Sin embargo, a él no le importaban las reglas ni las leyes, solo le gustaba coquetear con las chicas. Ava no era consciente de la arrogancia de Ian hasta que su destino se entrelazó con el del joven. Él la descuidó y la hirió profundamente. ¿Qué pasaría cuando Ava se convirtiera en una bella capaz de conquistar a cualquier chico y, al verla, Ian se arrepintiera de sus decisiones? ¿Y si ella tenía una identidad secreta que aún no había descubierto? ¿Y si cambiaban las tornas e Ian le suplicaba que no lo dejara?
En su borrachera, Miranda se acercó audazmente a Leland, sólo para encontrarse con su mirada fría. La inmovilizó contra la pared y le advirtió: "No me provoques. Dudo que puedas soportarlo". Poco después, su compromiso se canceló, dejándola en la indigencia. Sin otras opciones, Miranda buscó refugio con Leland. Con el tiempo, asumió el papel de madrastra, cuidando a su hijo. Llegó a comprender que la decisión de Leland de casarse con ella no se debía solo a que ella era obediente y fácilmente controlada, sino también porque se parecía a alguien que él apreciaba. Ante la solicitud de divorcio de Miranda, Leland respondió con un abrazo desesperado y una súplica para que reconsiderara su decisión. Miranda, impasible, respondió con una sonrisa de complicidad, insinuando un cambio en su dinámica. El señor Adams, que siempre fue el controlador, ahora parecía ser el atrapado.
Ethan siempre consideró a Nyla una mentirosa, mientras que ella lo veía a él distante e insensible. Nyla había acariciado la idea de que Ethan la quería, pero se sintió fríamente rechazada cuando se dio cuenta de que su lugar en el corazón de él era insignificante. Como ya no podía soportar su frialdad, dio un paso atrás, solo para que él cambiara inesperadamente de actitud. Ella le desafió: "Si confías tan poco en mí, ¿por qué me tienes cerca?". Ethan, que antes se había comportado con orgullo, ahora estaba ante ella y le suplicó desesperado: "Nyla, he cometido errores. Por favor, no te alejes de mí".