LÁGRIMAS SECAS.

--"Me he casado con el hombre que tanto amo, es mi noche de bodas y debo estar muy linda para él".

Va pensando Katia muy feliz mientras va subiendo la escalera de la majestuosa mansión, al mismo tiempo que voltea a ver la cola de su hermoso vestido de novia que acaricia esos escalones cubiertos de alfombra azul.

Llega a la que será la habitación de los recién casados, entra en ella y de inmediato se desviste y se pone su linda y coqueta ropa interior que usará esa noche y la bata de seda rosa.

--"Late tan fuerte mi corazón que no puedo evitarlo, no puedo controlarlo, me siento tan nerviosa. Todo estará bien Katia".

Se dice a sí misma para tranquilizarse un poco.

--"Estarás entre sus brazos en un rato más. Será una noche tan mágica, tan maravillosa".

Cepilla su largo cabello rubio cuando sus pensamientos se interrumpen por un ruido que golpea la ventana muy fuerte y se acerque a ella.

--Llueve tan fuerte. Es la noche ideal para acurrucarme entre sus brazos y hacer el amor por primera vez, entregar mi virginidad al hombre que tanto amo. Voy a darle todo, mi alma y mi cuerpo en una sola entrega que será la primera en mi vida. Quiero que él siempre la recuerde, que siempre la tenga presente, que jamás la olvide.

Pero pasa el tiempo y él no llega y Katia comienza a preocuparse.

--"¿Dónde estará? Cuando subí me dijo que no tardaría y ya pasó más de una hora".

Decidió ir a buscarlo y salió en bata y descalza al corredor. Comenzó a caminar despacio para no hacer ruido dispuesta a bajar de nuevo la escalera, pero de pronto, al pasar por una de las puertas escucho unos ruidos extraños y sintió que algo desconocido oprimió su pecho.

--"Esos ruidos vienen de adentro y es la habitación que le dieron a mi amiga Dulce quien llegó desde lejos para acompañarme a mi boda. No quiero tocar la puerta, tengo miedo, pero me preocupa que a Dulce le esté pasando algo malo porque mi corazón me dice que algo no está bien aquí".

Y muy lentamente toca a la puerta y nadie responde, pero los ruidos siguen. Toca otra vez un poco más fuerte y escucha la voz de un hombre que maldice y Katia da un paso hacia atrás espantada.

La puerta se abre de golpe y...

¡No! ¡Es su esposo Dan el que abre la puerta y no le importa hacerlo completamente desnudo! ¡Y su amiga Dulce a la que consideraba su hermana está desnuda en la cama!

--¡Katia!

Le grita Dulce cubriendo su cuerpo desnudo al darse cuenta de que ella los miraba incrédula.

--¡Perdóname por favor, yo no... ¡Yo no...!

--Pero... ¡¿Qué haces aquí maldita entrometida?!

Le grita Dan fulminándola con la mirada.

Katia se quedó paralizada. Tal vez esperaba una explicación o una disculpa, pero él sólo la jala muy fuerte hacia adentro y le da una tremenda bofetada. Ella lo mira con los ojos muy abiertos y sin decir nada, estaba tan asombrada, espantada, no podía creer lo que estaba viviendo y la voz no salía de su boca.

Porque ella deseaba gritarle, golpearlo a él y escupirle a su "gran amiga" su traición, pero sentía su corazón tan roto que no pudo hacer nada.

--¿Qué quieres estúpida? Ya me casé contigo, ¿qué más quieres? ¡No esperes más de mí porque me das asco! ¡Yo necesito a mi lado a una verdadera mujer no a una mocosa estúpida y cursi!

Y apretándole la cara a Katia con una de sus manos Dan le grita muy de cerca:

--¿Y sabes qué? Dulce se quedará aquí a vivir y tendrás qué respetar mi decisión y cada vez que tengamos sexo tú no vas a decir nada, ¿lo oyes? ¡Nada!

Y Dan avienta a Katia muy fuerte hacia atrás y ella se golpea en el marco de la puerta y siente atolondramiento.

--¡Lárgate al cuarto y ahí te quedas y esperas órdenes mías!

Ella sigue sin poder moverse y Dan le grita de nuevo...

--¡Que te largues de aquí te digo!

Sale Katia desesperada, pero no va a la habitación, sino que va hacia la escalera y la baja corriendo mientras sigue escuchando los gritos de Dan:

--¿A dónde vas estúpida? ¡Regresa! ¡Vete a tu habitación!

Pero ella no voltea y sigue corriendo logrando salir de la enorme casa de campo de Dan donde se había celebrado su boda. Esa casa que estaba rodeada por un inmenso bosque y ella sin pensarlo siquiera, sin medir el peligro al cual se enfrentaba, sale descalza y en camisón a la fuerte lluvia que cada vez estaba más fuerte.

Y sigue corriendo sin rumbo fijo, sin pensar, sólo sintiendo un dolor horrible en su pecho.

Cuando habían pasado varios minutos y cuando su mente comienza a reaccionar de a poco, puede darse cuenta de que está perdida entre tanto árbol y arbusto. Sus lágrimas se confundían con la lluvia, sus pies se habían llenado de lodo y algo se le había enterrado en uno de ellos y tuvo que dejarse caer sintiéndose tan traicionada por el gran amor de su vida y el de su casi hermana.

--¡¿Qué hago?! ¿Qué debo hacer ahora? ¿A dónde voy a ir?

Se hablaba para sí misma mientras gemía por tanto llanto.

--¡Me duele mucho la cabeza!

Y al tocársela vio que había sangre en una de sus manos y se acordó cuando se golpeó con el marco de la puerta.

--¡Me duele mucho, pero esto no es nada comparado con el gran dolor que tengo en mi corazón y en mi alma!

Y gritando y gimiendo seguía diciendo...

--El hombre que amo, el que creí que sería mi compañero de toda la vida me traicionó y me empujó tan fuerte que me ha lastimado en todos los sentidos.

Se saca con dificultad la argolla de matrimonio y la avienta.

--Dan Santander, el hombre que puso esta argolla en mi dedo... ¡Me ha lastimado tanto! ¿Por qué fui tan estúpida al creer que me amaba, creer que los príncipes existen? ¿Por qué creí en todas sus promesas, en todos sus cuentos? ¡Esto es un cuento de terror para mí! ¡Me llamó estúpida y cursi! ¡¿Por qué por qué?!

Katia, una chica de diecisiete años, casi una niña, que por algunos meses se había sentido una princesa que estaba dentro de un cuento de hadas, ahora lloraba muy fuerte y repitiéndose el por qué le había pasado todo eso.

La fuerte lluvia seguía mojando su espalda y comenzó a toser.

Trata de levantarse, pero el lodo hizo que resbalara y queda tirada de espaldas.

--"No voy a morir aquí, voy a levantarme y a seguir".

Intentaba levantarse cuando escuchó un ruido entre los árboles, se asustó mucho, temblaba y se quedó inmóvil.

--"¡Es él, viene a buscarme para que regrese a su casa y no quiero, no quiero!"

De pronto una figura masculina que refunfuñaba en voz alta aparece frente a ella.

--Le dije que revisara bien el auto antes de salir a la carretera, pero no, no lo hizo. Ah, pero cuando regrese a la casa me va a escuchar...

El hombre se topa con esos ojos verdes tan bellos de Katia y se detiene sorprendido.

Él era tan alto, y aun cuando estaba tan oscuro y traía su cabello todo revuelto y mojado, Katia pudo ver que se le veía tan rubio pues brillaba con las gotitas de la lluvia.

Traía su camisa empapada y se le pegaba al cuerpo, y ella pudo notar sus abdominales marcados.

Katia vuelve a toser y él le dice...

--P-Pero... ¿Qué haces tú aquí, estás bien?

Él se va acercando y ella le grita tratando de que su voz sonara amenazante, pero parecía como una súplica.

--¡No se acerque por favor, no trate de hacerme daño porque sé defenderme!

Le advierte tratando de ocultar el temblor de su voz.

--Está bien, está bien muchacha no me acercaré más. Por favor no tengas miedo porque nada voy a hacerte. Sólo quiero ayudarte porque veo que estás herida.

Si sabes en dónde hay por aquí cerca un taller mecánico o una gasolinera, yo puedo...

Mientras él decía esto Katia muy asustada logra rápidamente pararse y escapar.

--¡Espera, no te vayas!

Katia corre sólo un poco y vuelve a tropezar cayendo de cara al lodo y el hombre aprovecha para alcanzarla.

--"¡Oh no, va a matarme, ya no puedo escapar!"

--Qué muchacha tan tonta, te digo que no voy a dañarte. ¿Qué te han hecho que no confías en mí? Ya no te asustes más por favor. Dime donde hay un taller cerca y puedo ayud... ¡Auch!

Cuando él iba acercándose sintió ella que el instinto de supervivencia y el miedo le daban fuerza, se voltea rápidamente y le da una patada a él en una de las costillas.

Iba a aprovechar y a correr de nuevo, pero se detiene cuando ve al hombre desconocido que se iba recargando en uno de los árboles y con la cadena que ella llevaba al cuello en una de sus manos. Esa cadena de oro que Dan le había regalado con una de sus iniciales.

--¿Esto es tuyo y es valioso? ¿Te llamas Karen, Karla? Esto se quedará conmigo por el gran golpe que me has dado.

Le dice el desconocido con una expresión de enojo mientras sobaba su costilla.

--Eso no vale nada... ¡No vale nada!

Ella le grita, pero pronto se queda callada al escuchar que algunas voces se acercaban a ellos.

--"Tiene cómplices y parece que quieren secuestrarme. Debo escapar a como dé lugar".

Quiso levantarse para correr aún con el dolor que le provocaban sus pies lastimados su cabeza y su corazón tan heridos, pero no se da cuenta que una rama estaba muy baja y golpea su cabeza.

Antes de perder el conocimiento y de quedar por completo inconsciente, Katia alcanza a ver cómo varios hombres se acercan a ella y siente que alguien la levanta en brazos y dice...

--Aunque está llena de lodo, es muy bella esta mujer.

El terrible miedo la invadió todavía más y alcanza a pensar antes de perder el conocimiento...

--"Voy a ser violada... soy una mujer muerta".