Elena paseaba por el bullicioso mercado, su mirada perdida entre los colores vibrantes y los aromas tentadores. A sus 23 años, era una artista bohemia, con cabello largo y ondulado que danzaba al ritmo del viento. Mientras exploraba las calles empedradas, su atención se desvió hacia un joven elegante que revisaba meticulosamente una antigua librería.
Bixmar un ingeniero de 25 años, vestía con pulcritud en contraste con el caos vibrante que rodeaba el mercado. Sus ojos intensos se encontraron accidentalmente con los avellana de Elena.
Aunque provenían de mundos diferentes, un destello de curiosidad iluminó sus miradas.
Un libro antiguo cayó de la estantería, y sus manos se encontraron en el intento de recogerlo. La risa de Elena rompió la tensión, y Bixmar no pudo evitar sonreír.
Aquel encuentro fugaz encendió una chispa, marcando el inicio de un romance que desafiaría las barreras sociales.
Elena se puso nerviosa y Bixmar le preguntó donde vivía ella con sus mejillas aún sonrojadas y avergonzada no pudo contestar a su preguntas ella con un vestido de rosas amarillas
un poco vintage y su pelo se movía con el viento
bueno ella respondió me tengo que ir tan rápido que no le permitió a Bixmar volver a preguntarle cual es su dirección.