img Embarazada Del Amigo de mi papa  /  Capítulo 3 Calienta mi estómago | 60.00%
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Historia

Capítulo 3 Calienta mi estómago

Palabras:1135    |    Actualizado en: 15/03/2023

adre hacia el balcó

na puerta lateral que daba

or familiar del café recié

a adolescencia y el conf

ó a mi lado y tomó

ojos estaban rojos por la llorando, y marca

cuánto soñé con e

ado que hay en este mundo,

una parte de m

cuando la vi limpiarse l

aba con la voz entrecorta

frente a mí, no pod

al alejarme de mi familia de esa manera,

vertí en un lun

o..." me disculpé en

ro ella apretó mi mano co

sé... lo entiendo... Lo impor

carició mi rostro con ternura, pasando sus dedo

e tienes hambre,

ía sin mirarla. había tanto para

enderezó su torso, luego llamó a Berenice, que estaba ocup

comeremos en el comedor.

entía a mi madre y luego volvió al trabajo, no

estaba herida por mí

más joven, pero Dejé todo atrás. Bernice no so

adre, por Manoel, por todos

adre decir a mi lado y volví a ti. Ell

suavemente

pero q

agradecido de que ninguno

queridas. En el fond

fue la razón de to

yo, solos en la enor

comer en la cocina dejarnos en paz,

da, disfruté de una e

cordaba exactamente lo b

tan reconfortante que

erenice limpió la mesa

adre y yo nos sentamos en el p

fresco, llenando mis pulmones

ejas de columpiarnos mientras teníamos una vista limitada del

n la finca y cuánto Manoel estaría eufó

su emoción, pero ni siqu

o sufría por la falta de el alcohol inunda

i pecho se alivió. Pero Me mantuve fuerte y

he, por mucho

rendió cuando entré y me di cuenta de que el lugar estaba bien ventilado,

banas, quita el polvo y

ventanas para ventilar la

notando mi ca

ardaba mi habitación vieja muy bien cuidad

a de la casa

i ropa vieja toda

asintió mientras me a

rens

nada conmi

encio, caminó hacia l

servé el interior y rec

ar antes de i

nes de chándal a la cam

anchados y colg

s toallas, en caso de

a

la habitación. Seguí analizan

igual, pero cas

oherentemente, no tenía sentido ya que no había nadie allí

ivamente, concluyendo que e

la noche anterior y me d

as toallas, se despidió del sueño y

rme, me sequé y me envolv

de algo que probablemente no debería estar

mis dedos. La pieza era tan delgada y pequeña que la imp

as joyas en la mesita de

árselo a mi mamá

ecosté mi cabeza en la al

sutil, casi imperceptible. Sin embargo, se cernía

dos como el

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