adre hacia el balcó
na puerta lateral que daba
or familiar del café recié
a adolescencia y el conf
ó a mi lado y tomó
ojos estaban rojos por la llorando, y marca
cuánto soñé con e
ado que hay en este mundo,
una parte de m
cuando la vi limpiarse l
aba con la voz entrecorta
frente a mí, no pod
al alejarme de mi familia de esa manera,
vertí en un lun
o..." me disculpé en
ro ella apretó mi mano co
sé... lo entiendo... Lo impor
carició mi rostro con ternura, pasando sus dedo
e tienes hambre,
ía sin mirarla. había tanto para
enderezó su torso, luego llamó a Berenice, que estaba ocup
comeremos en el comedor.
entía a mi madre y luego volvió al trabajo, no
estaba herida por mí
más joven, pero Dejé todo atrás. Bernice no so
adre, por Manoel, por todos
adre decir a mi lado y volví a ti. Ell
suavemente
pero q
agradecido de que ninguno
queridas. En el fond
fue la razón de to
yo, solos en la enor
comer en la cocina dejarnos en paz,
da, disfruté de una e
cordaba exactamente lo b
tan reconfortante que
erenice limpió la mesa
adre y yo nos sentamos en el p
fresco, llenando mis pulmones
ejas de columpiarnos mientras teníamos una vista limitada del
n la finca y cuánto Manoel estaría eufó
su emoción, pero ni siqu
o sufría por la falta de el alcohol inunda
i pecho se alivió. Pero Me mantuve fuerte y
he, por mucho
rendió cuando entré y me di cuenta de que el lugar estaba bien ventilado,
banas, quita el polvo y
ventanas para ventilar la
notando mi ca
ardaba mi habitación vieja muy bien cuidad
a de la casa
i ropa vieja toda
asintió mientras me a
rens
nada conmi
encio, caminó hacia l
servé el interior y rec
ar antes de i
nes de chándal a la cam
anchados y colg
s toallas, en caso de
a
la habitación. Seguí analizan
igual, pero cas
oherentemente, no tenía sentido ya que no había nadie allí
ivamente, concluyendo que e
la noche anterior y me d
as toallas, se despidió del sueño y
rme, me sequé y me envolv
de algo que probablemente no debería estar
mis dedos. La pieza era tan delgada y pequeña que la imp
as joyas en la mesita de
árselo a mi mamá
ecosté mi cabeza en la al
sutil, casi imperceptible. Sin embargo, se cernía
dos como el