eres, y al p
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Dolor.
ujían, pero no cedían, el material quemaba sus muñecas cada vez que intentaba liberarse, cada vez que se esforzaba por obtener
merecer aquello? ¿Po
paso. Gritó fuerte, suplicó, lloriqueó y prometió que jamás volvería a cuestionar l
acababan con todo lo que eras y amabas. Prendieron sus alas, esas que una vez fueron b
o menguó, se adentró en su cuerpo. Le caló hasta los huesos, y acabó colgado gracias al metal que
se regodeaba de ser el mejor? ¡Oh, amo y señor del ab
que no era más q
Esta vez no habría cura que pudiera apaciguar la furia que se despertaba en las migajas de lo que quedaba vivo en él.
o en su hogar sin darse cuenta. Un gruñido creó eco, le daba la bienvenida, quizá siempre había pertenecido al dueño de aquel l