noche, sostuve el rosario y me fui a caminar. Tomé el auto y salí manejando a Roma para tomar una cerveza, de repente en el me senté en un restaurant ceca de pla
su escote blanco en su blusa que dejaba entrever lo rosado de sus senos me invitaba a cometer el pecado del paraíso aq
o esta sr.
nto lo de mi espos
orido y usted
sposo fue un poco brusco. Me logre
omar una cerveza conm
. Antolini
, pues ya se hacía muy tarde. La invite a subir y al auto y ella con gusto accedió, mi
n sitio muy especial para mi siempre que camino hacia él lo disfruto
subimos la empinada escalera ella comenzó a tomarse el cabello seductoramente yo bajo la pasión de mi instinto la tomé por la cintura delgada y suave y apretándola contra mi cuerpo la comencé a
rse y sobre mi calurosa sotana ella subía sus manos y las metía debajo hasta conseguir el pantalón. Yo besaba poco a poco su cuello acaricia