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lejandro, y mi hermanastra, Bárbara, me drogaron y
o y pasé los siguientes tres años en e
ana para recuperar la casona de mi familia en Polanco. Pero Alejandro me e
con Bárbara por los crímenes que ella cometió. Cuan
donadas a la "Fundación F
ma. Se llevó la última pieza tangible de mis
mi mundo hecho pedazos, busqué a tientas mi celu
voz rota-. Por favor. Neces
ítu
í e
murmullo bajo y peligroso que alguna vez habría enviado escalofríos de emoción por mi espalda. Ahor
ba, todavía inestable por mi última pelea. Lo miré a los ojos, una mirada dura
? -gruñó, apretando más fuerte. Sus dedos se clavaron en
la que no sabía que poseía hace tres años-. Siempr
. Me lastimaba, luego su conciencia lo picaba, solo un poco. Inte
casi genuina-. Esta... esta no eres tú. Podemos arregl
heló. Bárbara.
stir? -Mi risa fue dura, quebradiza-. ¿O por
se endurec
rió mi ropa rasgada, mi cara amoratada, la arena sucia y manchada de sangre que nos rodeaba. Sus palabras eran un látigo, azotando mis heridas ya en
el todo. Mi padre. Mi casona. Mi legado. Apreté los puños, el impulso de atacarlo era
furia que luchaba por mantener enjaulada. Inten
s lo bien que estábamos? Antes de todo este desmadre. Antes de que lo tiraras todo por la
n anillo de diamantes en mi dedo. Hace tres años, él era mi prometido, mi tutor, e
, el mundo disolviéndose en una neblina. Luego, el bloque de subastas. Mi cuerpo, exhibido como un premio. Los rostros lascivos. La enfermiza comprensión de que Alejandro, mi Alejandro, estaba al
n me había
ía llevado a prender fuego a ese lugar maldito. Las sirenas de la policía, las esposas, los titulares que me tildaban de "la herede
aídos por la conmoción. Sus ojos me recorrieron, hambrientos y despectivos. La v
ser ridiculizado, incluso indirectamente.
audible por encima del creciente murmullo-. Solo ven con
razón por la que seguía aquí, luchando en estos pozos olvidados de Dios. Necesi
a el siguiente combate. Una figura descomunal, el doble de mi tamaño, flexionaba sus músculos,
e peinado y su ropa de diseñador un crudo contraste con la mugre y el sudor de la arena.
posó en mí, una sonrisa burlona jugando en las comisuras de sus labios antes de torcer su rostro en un gesto
ro, bajando la voz, aun
a a la emoción. Al dinero. No le
árbara a mí, su exp
jar el pasado atrás. Todo lo que tienes que hacer es disculparte públic
la vida que me robó, la reputación que arruinó, los años e
alió de mis labios
dro brillaron con
Esta es tu oportunidad.
estia. Él era un monstruo, pero yo era una sobreviviente. La cason
o agudo y tintineante qu
iere pelear, que pelee. Ya hice mi apuesta. -Sus ojos brillaron con un placer
a en su mandíbula. Miró de Bárbara a mí, y luego de nuevo
peligrosamente baja-,
, ni por el infierno que me hiciste pasar -dije, mi voz el
ntorsionó, una
la arena-. ¡Que pelee! ¿Quiere ser un
s nudillos. Mi corazón latía con fuerza, un tambor frenético contra mis cos
reja. Mi entrenamiento se activó, años de peleas en la cárcel y luchas clandestinas. Me moví, una sombra, esquivando sus poderosos golpes, lanz
se volvió borrosa. Siguió con una patada viciosa a mi estómago, doblándome en dos. El dolor explotó en m
ijos en mi cuerpo sangrante, contenían un destello de algo que no pude descifrar. ¿M
mor de Dios, solo ríndete!
de sangre, nega
lia. Mis padres. No dejaría q
rtó el aire. La pelea había terminado. Alejandro, con el rostro ceniciento, había tirado la toalla. E
Bárbara desde la barrera-. ¡Podr
ba. Me aparté de un respingo, mi cuerpo gritando en protesta. El último y frágil hilo de esperanza, de cualqu
zné, mi voz apenas audible-
de una mirada desesperada y supli
surró, su voz quebrán
onido áspero
? Tú eres el qu
el ring. Me dolía el cuerpo, cada músculo gritaba en protesta, pero tenía qu
rás de mí, pero seguí camina
as puertas batientes, una voz, amplifica
, se enorgullece en anunciar la venta de la histórica casona de la familia De la
sión se nubló, el mundo se inclinó sobre su eje. No solo me quitó mi dinero; me
e bajo mi cuerpo. Lágrimas, calientes e incontrolables, corrían por mi rostro
e quedaba. Una tarjeta de presentación descolorida, guardada durante años. Br
el sudor, finalmente marcaron el númer
rota y quebrada-, por favor. Ne

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