img Vendida, Inculpada, Ahora está libre  /  Capítulo 4 | 40.00%
Instalar App
Historia

Capítulo 4

Palabras:1371    |    Actualizado en: 24/12/2025

no, es muy poco probable que pueda volver a concebir. -Las palabras d

por el shock, se volvió ceniciento. Retrocedió tambaleánd

ra de dolor, sollozaba incontrolablemente. Sus llantos, crudos y gutura

unto a su cama, con la

de quién era el bebé, Bárbara? -Levantó la cabeza de golp

Extendió una mano temblorosa, agarrando s

estro bebé. -Su voz era ahogad

tello de pánico, luego una desesperada protección, luch

lo-. No, Bárbara, no fue tu culpa.

ra se suavizaron, ree

a, Alejandro -se lamentó

ntos guardias de seguridad. Mi mirada se desvió hacia el abdomen plano de Bárbara. Una

a mi tacto, a mi deseo. "Estoy demasiado ocupado, Sofía". "Necesito concentrarme en el trabajo". "¿No cr

e había culpado a mí misma, preguntándome qué había hecho mal. Per

Pero se había estado acostando con Bárbara, construyendo una fami

onado por la rabia. Se abalanzó, un animal salvaje, su puño conectando con mi mandíbula. La fuerza del golpe me hizo ca

una mueca desafiante en mi rostro

a ardiendo de furia, se

é dij

ca-, que tal vez no era t

dio un revés en la cara, enviándome a volar por la habitación. Mi cabeza golpeó la esquina del marc

la noche entró de golpe, helándome hasta los huesos. Me sostuvo a medio salir,

su voz cruda de furia-. ¡Eres

por lo que te estaban haciendo, por cómo estabas sufriendo! ¿Por qué desapareciste? ¡¿Por qué no volviste a casa?! -Su voz se quebró, una súpli

su agarre

Solo sabes cómo destruir!

esca de dolor. Pero vi a través de él. Vi la autocompasión, el intento desesperado de

uspendida a medio salir de la ventana, el viento azotando mi cabello, no

s audible por encima del viento-

suelo con un ruido

una bestia enjaulada-. ¡¿Crees que puedes simplemente alejarte de l

en protesta. Me palpitaba la cabeza y la

Mi voz era tranquila, desprovista d

lando con un cálculo esc

amente tu culpabilidad. Confesarás todo. Y renunciarás formalmente a todos los derechos sobre

angre llenó mi boca. Quería que me convirtiera en un fantasma, que me borrara

u voz un susurro frío-. Esta es tu úl

ices. "Mi pequeña luchadora", solía decir. "Siempre defiende lo que es correcto". Recordé su cálido abrazo, sus palabras reconfortantes, su amor inquebrant

te, las palabras rasgand

i casona. Mi voz, entumecida y hueca, leyó la confesión preescrita. Lo admití todo: haber incriminado a Bárbara,

ellas de plástico, periódicos arrugados- cayó sobre mí. Me acurruqué en un

e juntos, triunfantes. Ella sonreía, una sonrisa radiante y victoriosa. Él la sostení

ificada por un megáfon

as, Bárbara Rivas y yo nos casaremos. Un nuev

onas y crueles. Casado. Con Bárbara. Mi m

esperdicios era abrumador. Las puertas se cerraron de golpe, sumergiéndome en una oscuridad sofocante. El camió

ión discordante en la oscuridad sofocante.

oído-. ¿Estás bien? Vi las noticias. Voy a buscarte. Y

Instalar App
icon APP STORE
icon GOOGLE PLAY