img Vendida, Inculpada, Ahora está libre  /  Capítulo 3 | 30.00%
Instalar App
Historia

Capítulo 3

Palabras:1142    |    Actualizado en: 24/12/2025

ión empalagosa, pero sus ojos brillaban con un regocijo malicioso. Estaba

ra de fría indiferencia, intervino ante

ta familia, Bárbara. Sus a

anuncio formal, la denuncia pública. Describió mis supuestos crímenes, las men

ían a todas partes. Sentí una oleada de ira al rojo vivo que me impulsó hacia adelante. Me abrí paso entre la multi

quebró, cruda de emoci

juicio y desprecio, me recorrieron. Los susurros se hicieron má

er-. La heredera del e

rgüenza era una compañera familiar, pero la pura cru

bruscamente bajo un paraguas. Alejandro. Su toque,

-siseó, su voz baja y peligrosa-.

ió mi hombro, pero no me importó. No dejaría que m

dedo tembloroso a Bárbara, quien retrocedió con un jadeo teatral-. ¡Esta era mi casa, Alejandro! ¡L

LA

ente, un dolor abrasador floreció en mi mejilla. Mi visión se nubl

os ardiendo de furia. Acercó a Bárbara, protegiéndola con su cuerpo

más hija de esta familia de lo que tú podrías esperar ser! -Sus palabras eran veneno, retorciendo el cuchillo más profundamente en mi c

ia de la crueldad calculada de Bárbara. La muñeca de porcelana que "accidentalmente" rompió, culpándome a mí. Las entradas de diario falsificadas "confesando" sus tormentos imaginario

table, siempre defendiéndome, siempre creyéndome. Siempre. Hasta hace tres

cción, en su amor. Había creído que él siempre sería mi puerto seguro. Aho

ijo, su voz teñida de un desdén hir

él de rodillas, una caja de terciopelo en su mano, sus ojos brillando de adoración. "Cásate conmigo, Sofía.

an fría como el hielo-. Discúlpate con Bárbara. Pú

de Bárbara, un símbolo grotesco de su retorcida alian

é por lo que es mío por derecho. -Mis ojos, ardiendo con una nueva y feroz resolució

e contorsio

maldito dinero! Pero que sepas esto, Sofía De la Vega, a partir

ultitud. El aire crepitaba de tensión. Los ojos de Ale

, su voz temblando de

tello de algo en los suyos, un momento de confusión, de desesperada

tró en acción. Se liberó del agarre de Alejandro, su rostr

a de esto pasara! ¡Todo es mi culpa! ¡Me iré! ¡Me i

o y lastimero. A mitad de camino, tropezó, una caída teatr

sus manos temblando mientras acunaba su cabeza. Una mancha carmesí cada vez más

ra un jadeo ahogado, un grito desesperado

clavó en mí, ardiendo

empujaste! ¡Intentaste mat

De la Vega! Y que Dios te ayude, Sofía, si Bárbara y nuestro hijo no sobrev

Instalar App
icon APP STORE
icon GOOGLE PLAY