Elara
io de la desolación. ¿Era Kenan, sabiendo de alguna maner
a, una repentina oleada de ad
ente contra el marco. Brenda Soto. Su rostro estaba pálido, casi tr
z era un susurro suave y tembloroso, como una flo
por mi declaración de divorcio, se suavizó al instante. Sus ojos, momentos a
enda. -¡Brenda, mi amor! ¿Qué haces fuera de la cama
e retorció un cuchillo en mis entrañas. Acarició su mejilla, su pu
or. La misma intensidad apasionada que una vez reservó para mí. Era transferible
desprovista de emoción-. A
sus ojos entrecerrándos
a puerta, casi chocando con Brenda. Era mi abogado, el Licenciado Me
tan rápido como pude! -res
intrusión, retrocedieron tropezando. Brenda gim
ota de sangre brotó en mi piel, pero la ignoré. Bajé las piernas de la cama, plantando mis pies
voz más clara ahora, más fue
a la petición de divorcio y algo más: un documento
de riesgo inicial que invertiste en mi laboratorio. Me prometiste diez millones de pesos adicio
-¿Diez millones? ¿Para su laboratorio? ¡Damián, no puedes
ardia? ¿O son solo los ceros los que te emocionan, Brenda? -Mi mirada se desvió hacia Damián-. No me digas que no le has explicado las compl
a. Sus ojos, usualmente tan calculadores, ahora estaban abiertos
echarse de ti! ¡Es una codiciosa! ¡Siempre ha estado celosa de mí! -Las lágrimas
edo respirar! ¡Oh, Damián, creo que voy a colapsar! -Se tambaleó precariamente, sus ojos girando
sapareció, reemplazado por una furiosa preocupación. Estabilizó a Brenda, murmura
aciendo? -gruñó-. ¿Estás tratand
ulparme? ¿Con esta serpiente intrigante? Por primera vez, n
ta en las manos de Damián-. Firma esto. Ahora. Y luego sal de mi vida. -
mandíbula apretada. -¿Crees
aña de ciberacoso que llevó al suicidio de mi hermana. Estoy segura de que a los medios les encantaría saber sobre el magnate
fundidades. Arrebató los papeles de nuevo, su mirada saltando entre la petición de di
illeando. Este era el momen
¡Esta vez es muy grave! ¡Damián, creo que me estoy muriendo! -Comenzó
as una pluma, sus ojos aún fijos en ella. Garabateó su firma en ambos documentos con una mano temblorosa, a
ruñido bajo y furioso. -No te atrev
e la habitación, dejando atrás el aroma
al Licenciado Mendoza. -Gracias -d
su expresión grave-. ¿Está segura de esto?
ía lo del bebé. No se
ría criado por un hombre que protege a una asesina, un hijo cuyo padre permitiría que su amante destruyera el trabajo de la vida de su madre. -El
er lugar al que fui fue mi laboratorio. Mis datos. Mi
rotado, estaba de pie entre los servidores vacíos y el equipo destro
nrojecidos-. Se ha ido todo. Borraron todo. Intentam
ndió. Años. Desa
nda Soto entró saltando, una sonrisa brillante y triun
dijo que debería traer algunos bocadillos para todos los que trabaja

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