seguía fría, pero la atmósf
a, trataba a Lucero como un mueble que hab
ue Lucero no había tocado. No levantó la vista de su t
e café. -Pensé que nos
jo Julián, con voz te
ó en la mesa como
efe del fideicomiso familiar. El ho
taba en Europ
esembolso del fideicomiso. -Julián la miró entonces, sus ojos críticos-. Usa e
n monstruo -m
psicópata con una chequera. No le hables a menos que te ha
de cuello alto y manga larga en un azul m
ndo su joyero. Sus dedos roza
det
es. Los solitarios qu
allí. El ot
ió frenéticamente la pequeña caja sobre la encimera de m
ún a
Revisó su bolso. Rev
desapa
en su estómago. Debía ha
un diamante. No estaba personalizado. N
Conocía cada pieza de joyería que le había comprado,
ulián desde el ves
amante solitario al fondo de un cajón. Deslizó el pesado anillo
con la mente acelerada por la ansiedad, sin saber q

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