/0/21669/coverbig.jpg?v=ed3849db498e3b8de5875092496bfeab)
e mis sueños, una supuesta intoxicac
, sino que descubrí la traición de mi esposo,
uestado mi ruina, destruyendo mi carrera y provocan
él celebraba su "libertad" con
negocio, mi futuro y la
d de mi cama de hospi
lo poco que me quedaba y desaparecí sin dejar rastro, j
ítu
a P
a cada fibra de mi alma. Su aliento, a menta fresca, no podía borrar el hedor a falsedad que sentía en cada fibr
a piel de mi cuello se erizó. No de placer, sino de un pavor inexplicable. Pensé que era el
sonrisa que una vez me prometió un futuro brillante. Un futuro lleno de aro
n corte. Cada respiración una punzada. Quería gritar, vomitar, desapa
a sueño compartido? ¿O fui solo una pieza en su tablero
migo toda la noche. Que era un esposo ejemplar. Mis compañeras de hospital asentían. Algu
n tu carrera", comentó una. "Siempre te apoyó,
sentado en la silla, con el rostro hundido en las manos. Parecía un
era un hombre devastado. Como me había visto antes, cuando me cuidaba con una ded
¿verdad?", pensé. Un
La puerta de la habitación se abrió. Un hombre uniformado entró. Hablaba rápido, con desesperación. Nuestro
mpetentes!", gritó. Golpeó la mesa con el puño. El vaso de agua saltó y se hizo añicos en e
ocara. Me cuidó él mismo, día y noche. Sus ojos, los mismos ojos inyectados en sangre ahora, me miraban con una
pecablemente planchada, ahora estaba arrugada y manchada. Parecía un animal acorralado
nté lentamente de la cama. El cuerpo me dolía
uedes levantarte! Estás débil. Tienes que descansar. Llama a la enfermera. ¡A
a náuseas. "Estoy bien", dije. "Ne
mano. "Mi amor, por favor. No te
penas un susurro, pero la dureza en ella er
perarte. El doctor..." Empe
igas qué hacer", le corté de nuevo. "Antes s
ágrimas, me miraron. "Lo siento, Jana. Siento mucho lo del restaurante. Pero podemos reconstruirlo. Podemos tener todo lo que sie
cuánto deseaba ser madre. Sabía que era mi mayor su
la rabia pura. Levanté mi pierna, con todas las fuerzas que me q
les de un bebé! ¡No te atrevas!", g
onó. "Jana, ¿qué te p
ojos, deseando que todo fuera un m
rillante de la tarde. Varios días. Habían pasado varios días. Sentí un vacío atroz en mi vient
mi abdomen. La toqué. El dolor era agudo. Pero no había sangre. Sol
o blanco. Quería llorar, pero no quedaban lágr
despierta. Sus ojos se iluminaron. Se ac
e la mano, intentó cubrirme con la manta. "Has estado muy débil. El doctor dijo que l
Mira, aquí están los análisis. El doctor dice que tuviste una rea
riz en mi vientre no era por estrés. Era por su traición. Era una marca de lo que me había quita
olo una parte de mi cuerpo lo que se había id
u ambición. La amargura me llenó
erarlo. Podemos adoptar. Hay muchos niños esperando un hogar. Y te pro

GOOGLE PLAY