ela
la culpa? ¿O de su desesperación por asegurar que el "medio" estuviera en óptimas condiciones para salvar a Verónica? Mi corazó
a con el de mi propia desesperación. Asentí, inte
voz suave, casi inaudib
sos suaves mientras se movía por la habitación. Estaba a punto de hu
na sonrisa tan dulce
"Solo quería desearle buenas noches a mi herman
e acercó
ol, Verónica. Daniela
mí, sus ojos brilland
ez te gustaría que te lavara el cabello? Sé que estando enferm
s sobre mí me causó una náusea profunda. La
irándola directamente. Mi voz era fría, desprovista
or un instante, luego adoptó una expresión
igo. "Siempre tan... difícil. Me duele que no
era. La misma mirada que me había acompañado toda mi vida.
e, Daniela", dijo, su voz sua
cerrando los ojos de n
gruñó s
iela. Estando tan... emotiva. Ya sabes. La gente en t
odrigo creyera que yo era inestable, que podía ponerme en
Rodrigo con un tono más
plantada. Lo vi en sus ojos. Él ya
ora un susurro preocupado. "Y tú, Rodrigo, eres tan importante. Con tu empres
en su telaraña de mentiras y miedos. Quería que Rodrigo se sintie
manos. "Quizás deberíamos atarla. Preventivamente. A
ra en sus ojos era palpable. Estaba
uego a Verónica. Luego de nuevo
ula", dijo, aunque su vo
eger! ¿No amas a tu hijo,
en sus ojos, vi el juicio. Vi la preferencia. Vi la
piro. "Verónica tiene razón. Es por t
nuevo. Me había traicionado una y otra vez, y cada vez me
s, pero no permití que cayeran.
voz un hilo de seda. "
abía esperanza. Solo el deseo de que todo terminara.
, una sonrisa d
r esas cuerdas de seda que usas para tus...
una expresión de arrepentimie
amor", me dijo. "Es
a precaución. Era un acto d
rónica se acercó a mí, sus oj
rmanita", susurró. "Ah
elados, la
reas, V
o me
o que me mantenía viva. Cada palabra de Verónica, cada gesto de Rodrigo, cada traición, se grababa en mi memoria, alimentando mi determinación. Ya no era una víctim
nganza que

GOOGLE PLAY