img El Engaño De Mi Propia Sangre  /  Capítulo 3 | 30.00%
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Historia

Capítulo 3

Palabras:1220    |    Actualizado en: Hoy, a las 14:25

ela

rte que el aire se sentía escaso en mis pulmones. Mi cuerpo, aunque frágil, alberg

y yo habíamos visitado. Mi rostro, pálido y demacrado, no delataba la

e dije a la enfermera

con los ojos

ed y su esposo estaban tan emocionados por este embarazo. Ha

io de mi ingenuidad, me dol

voz ahora con un matiz frío.

cionales. Pero yo no escuchaba. Mi mente estaba en blanco, salvo por una idea: esca

a", explicó, su tono más suave, quizás entendiendo que había al

firma. Pero ¿cómo? Él nunca lo permitiría. No s

í, mi voz más firme de lo qu

ómago que no tenía nada que ver con el embarazo. Mi cabeza daba vueltas con un plan

se lo pediría? ¿Cómo podría engañarlo? Él era un "tiburón" de los negocios, astuto y

mi boleto de salida, o mi sentencia de prisión. Arrancaba el motor cuando, d

. Él salió del coche, su rostro gra

te sin mí?", preguntó, su voz teñida de una

ano se posó en mi brazo. Sentí un escalofrío de repulsión. Su toque,

brazo con sutileza. "Solo... necesita

se volvió

ultándome algo? ¿Es el embarazo? Hemos hablado de

ó. Nuestro hijo. Un producto, no

z temblorosa. "De hecho, el doctor me dio unos papeles para que firmaras. Algo

mente. Mis manos temblaban ligeramente, pero intenté mantener la calma. Él tomó los papeles. S

o sonó. Era una llamada ur

oz grave. "Es Verónica. Pare

ron. La manipuladora. Si

n su coche. "Firma esto, por favor. Lo que sea

aborto, garabateó su firma. Rápido, descuidado, su mente ya en otra parte. Sus ojos, los

bió a su coche a toda prisa, dejándome al

n la distancia. Me quedé inmóvil, mi corazón un tambor doloroso en mi p

alabra "ABORTO" estaba allí, clara y tajante, entre

que no pude contener. Las lágrimas brotaron,

e. En ese preciso instante, sentí un pequeño

ulpa de la crueldad de su padre ni de la maldad de su tía. Un

s dedos. El papel s

o

este pequeño ser. No podía convertir

yendo, pero ahora eran diferentes. Eran lágrimas de pura

rota. "No voy a dejar que te usen, mi amor. No v

uchar, para vivir. Y para huir. Tenía que huir. Con él, o ella. Lejos de esta

dita. "Tendremos una vida nueva. Juntos. Una vid

se arrugó en mi puño. Era un contrato de libertad, pero no de la forma en que él lo había imaginado. Era mi libertad para proteger a mi hijo. Mis ojos, antes llenos de lágrimas de desesperación, ahora brillaban con una determinación fe

ras arrancaba el coche, ya no con el propós

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