as de sus manos pulsaban, un testimonio visible de la rabia que hervía b
l débil grito de Kori desde el as
ori, estás bien? -Su voz estaba teñida de una preocupación inmediata, un marcado contraste con l
con los míos en el espejo retrovisor. Un destello de triunfo, rápidamente
de que Casio pudiera siquiera poner el coche en neutral. No dudé. Caminé directa
tiempo. El aire estaba cargado de polvo y recuerdos. Mi antigua habitación, intacta, silenc
adre y yo, tomada años atrás. Estaba radiante, su brazo envuelto amorosamente alrededor de mis hombros, su sonrisa lle
firme, resonó en mi memoria-. Tus calificaciones están bajando. Y e
ojos en blanco. -¡Mamá, él me ama! ¡Y tú solo estás celosa porq
u rostro había palidecido, su sonrisa se desvaneció. Simplemente me había mirado
cón, un escape desesperado de una vida de traición y soledad. Y mis crueles palab
bor frío y amargo en mi boca. Ella lo había visto todo, las grietas en nuestra familia, el insidioso ava
a máscara de furia primitiva. Cerró la puerta de golpe, atrapándonos en la pequ
dedos, sorprendentemente suaves pero firmes, trazaron la lev
ctor patético, algún interno tratando de provocarte? -Pasó su pulgar sobre la marca de nue
risa histérica burbujeó en mi garganta. Realmente creía que todavía estaba obsesiona
o, tratando de crear algo de espacio entre nosot
a allí, con las manos sobre la boca, los ojos muy abiertos por un fing
aquí? -susurró, su voz temblando-
e, mi voz goteando desdén-. No sabría qué hacer con una mujer
apretó, su fachada inocente se resquebrajó por un momento. El aire en la habitación estaba cargado de

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