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Historia
Su vida pendía de mis manos

Su vida pendía de mis manos

Autor: Gavin
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Capítulo 1

Palabras:1414    |    Actualizado en: 17/12/2025

levó a mi madre al suicidio y a mi abuela a la tumba. Me i

de urgencias se abrieron de golpe y ahí estaba él, ca

ó que las

. Por favor. Sá

er venganza, con los o

rutando est

llas, su mundo dependiendo de mi habilidad. Yo era la

sa noche, su coche estaba ahí, bloqueándome el paso. No era una simpl

ítu

a de un huracán. Llevaba en brazos a su esposa, Kori Morales, en un avanzado estado de gestación. La sangre manchaba el pá

oz de Casio era un grito crudo y desesperado. Atrav

miliar, una que había pasado tres años intentando enterrar. Pero el deber llama

a uno! -gritó una enfermera, que

luego el terror puro, inundaron su rostro. Parecía como si hubiera visto un fantasm

o, su cabello usualmente perfecto cayéndole s

ado contraste con el caos controlado que normalmente reinaba aquí. Se e

con la voz plana, profesional. Observé cómo las enfermeras

avados en los míos. Usó mi nombre de pila, un nombre que no había es

de emergencia, pruebas cruzadas y panel completo. Preparen dos unidades de O negativo. Llévenla al quiróf

amilla ya rodaba hacia los quirófanos.

ala de espera -un guardia de

ojos todavía fijos en K

te fuerte. Era familiar. Demasiado familiar. El calor de su pi

oz baja, tensa-. No puedes hacer

esapego profesional. -Casio, suéltame el brazo -dije, mi voz un susurro helado-.

stás gozando esto, verdad? -escupió, entrecerrando lo

ire. Era una herida abierta, desgarrada de nue

den de la rapidez y habilidad de mi equipo. Si cree que mi historia pasada con usted compromete mi capacidad para brindarle la me

ría discutir, pelear, pero la gravedad de la situación lo aplastaba. Vio la lógica fr

enegro -dijo una enfermera, tendiéndole una tabla con un b

esastre, apenas legible. Un testimonio de su miedo, o quizás de su renuente con

sala de lavado. Las puertas del qui

arrojando un brillo crudo sobre los instrumentos quirúrgicos. Mi equipo se movía c

stabilizamos a Kori, detuvimos la hemorragia y asegur

lavabo, abriendo el agua fría. Corrió sobre mis manos, limpiando, purificando. Era

tenían una victoria silenciosa. Una vida salvada. Dos, en realidad. ¿Y la persona cuya vida

os. Tres años desde que mi mundo implosionó. Tres años desde la última vez que vi a Casio,

de pie aquí, sintiendo el frío del agua, no había nada. Ni triunfo, ni ira,

onas que una vez habían consumido todos mis pensamientos. Las personas que

rices que quedaron ya no estaban en carne vi

se. No necesité darme la vuelta para saber quién era. El penetrante olor de

una paciente. La mujer que me había robado la vida, ahora una p

una verdad fría y dura. Los h

. Me sequé las manos meticulosamente. El pasado. Estaba aquí, e

lo realmente-. El bebé está bien por ahor

a en mi espalda, pesada e intensa. Me preparé para

carraspear. Un sonido

más suave esta vez, ca

No había nada que decir. Simplemente pasé a su lado, dirigiéndome a la salida. Mi t

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