ni
estaba diciendo, me he dado cuenta de cómo todas sus compañeras lo observan, lo desean. Y aunque me da algo de paz saber que él tiene u
ido de la mujer. No esperaba que su padre pasara a recogerlo, ni que mis celos pudieran llegar a
minar hasta él, me oculté, incapaz de entender por qué no tenía la fuerza de enfrentarlo, hasta que lo seguí en mi propio auto. Lo seguí al aeropuert
, además de expandir el conocimiento de mis poderes. Suelo venir una vez al año, en su fecha festiva, y me uno a otras sacerdotisas que ta
e dejado de buscar a otras sacerdotisas que sean brujas por naturale
bien? -dice Adriel, el hermano de Leander, acari
. La diosa Isis me ha llevado con él porque es el hombre des
e considero una tragedia, el destino se encarga de ponerlo justo a mis ojos. Lo ocur
n él, pero debo alejarme, porque no pu
y mi cuerpo entero se eriza-.
aría tocar a su lobo. Estoy encantada con el color
r qué lo
e lobos con los que conviví hace años ya que solía escuchar un gruñido típico
r. Necesitamos terminar de explicarles lo
edo dejarme cautivar, tengo que salir de aquí. No puedo permitir que Leander u otro lobo me encuentre. Yo
simplemente me doy la vuelta para irme, pero entonces mi estómago
¿qué haces? -cues
ome fijamente aunque él no lo sabe. Puedo ver en sus ojos que está confundi
nto de que Leander y su lobo puede
elo
sparan por todas las cosas que podrían salir mal de esto, así que murmuro un hechizo para hacer de él y
protegidos, sabrá que soy una bruja por mis acciones. Y es que la forma de sa
corriendo detrás del lobo, angustiados por p
escubrí hace años y pocos frecuentan; pero Near me sigue hasta aquí, y no p
o consigo esconderme detrás de la estatua de mi diosa I
, Leander. Sé que algo pas
ilusión como una estúpida que se ha cautivado por él desde que lo vio, pero al mis
nsación de que el lobo está en peligro, por lo que, echando un vistazo alrededo
an salir lastimados, detengo la piedr
nfuso en sus ojos, y entonces la conv
hermano menor viendo desde la dist
y luego saca de su bolsillo un artefa
llón de capaz de encima, haciéndome arquear la espalda
ararse frente a mí, aullando de una forma tan profunda que me eriza la piel. Y como por obra de la diosa, el lobo dorado
aciendo que mi corazón ex

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