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Historia
La mentira de tres años: La venganza de la esposa

La mentira de tres años: La venganza de la esposa

Autor: Gavin
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Capítulo 1

Palabras:2640    |    Actualizado en: 15/12/2025

gió un accidente de auto que me dejó sin memoria y luego me mantuvo

mi familia y se convirtió en la nueva "Elisa Cantú". Mis

moria regresó de golpe. Descubrí la horrible verdad: mi

te rota y amnésica, soporté su crueldad, r

e, la muerte de mis padres, su plan para mante

sa en la gala de su cumpleaños,

pensó que era un gesto de amor. No tenía ni la

ítu

que una vez conocí, ahora torcido por pura malicia. Amelia. Mi Amelia. Mi corazón, que había sido un tambor hueco durante tanto tie

Edgardo, mi esposo, sonriendo con una mujer. La mano de ella est

o mi ala. A la que había apoyado económicamente en la escuela de dis

Intentó negarlo, usar su encanto para salirse con la suya, pero la evidencia era innegable. Sus excusas eran débiles, tra

etas. Mis manos temblaba

Edgardo. T

entos de nuestra vida juntos se desmoronaron hasta convertirse en polvo. Al día siguiente solicité el divorcio, dejando claro que no quería nada de

anquilizador, se sentía como un túnel sin fin. Mi mente corría, repasando cada mentira,

estruendo ensordecedor de metal. El

s blancas, luz suave. El rostro de un hombre se ce

z un bálsamo calman

Mi esposo. O

un susurro ronco. Mi cabeza palpitab

na sonrisa s

tu esposo. ¿No

asto y aterrador. Fragmentos de imágenes

, mi amor. Rivales de negocios, querían dañar al Grupo Cantú. Querían hacernos daño. -Su voz

ndados, los jardines eran patrullados por guardias silenciosos. Me dijeron que era por mi seguridad. Por nuestra seguridad. Edgardo rara vez se apart

elaborada con sus mentiras. Pasaron tres años en esa jaula dorada. Tres años de su devoción fabricada, su protección sofocante. Mi mu

ta

ujer. Joven, con ojos que ardían con una luz venenosa. Era hermosa, ves

nada? -chilló, su voz aguda y penetran

Como una presa que se rompe, los recuerdos volvieron en tropel. No fragmentos, sino un to

ia. Mi

o se inclinó profundamente, con el miedo grabado en su rostro. Amelia, la jove

na sonrisa cruel torciendo sus l

te, ahora transformada en esta figura monstruosa, era cruda. Yo la había apadrinado. Había volca

adear. Escuché voces ahogadas, la de Edgardo entre

e? -refunfuñó, su vo

ambiando instantáneamente, goteando una dulzura artifi

ardo, su tono despectivo-.

or calculado-. ¿Y si está fingiendo? Me

ncia. Mi mente corría, uniendo los fragmentos rotos de mi pasado. Las piezas encajaron en un mosaico

Oh, Dios,

a-. Es solo una muñeca rota. Ya lo hemos hablado. Sus padres ya no es

oz de Amelia todavía estaba cargada de miedo, pero de un t

o accidente. Un caso cerrado. Y tú, mi hermosa Amelia, eres la viuda afligida, la her

? Mi nombre. Mi identidad. Robada. Por e

lia, su voz bajando a un ronroneo seductor-. Ni siq

rtirlo? Estaban casados. Mi

ó Edgardo, un sonido bajo y gutural que me atravesó-. Pero una conveniencia muy útil. Cree que es mi aman

ue había orquestado mi casi muerte, robado mi vida y matado a mi familia. M

estra casa. Sabiendo que cree que es tu esposa. Es como... com

encioso, si sabe lo que le conviene. No te preocupes, mi amor. Todo es nuestro. Siempr

llamó reliquia. Un fantasma. Un perro. El hombre que había amado, el hombre con el que me había casado

palabras que una vez usé para describir el futuro de Amelia, su brillante potencial. "Va a conquistar el mundo

robado mi nombre, mi legado, construyendo

rno, construida sobre la codicia y la traición

damente en algo más afilado, más frío. Edgardo pensaba que yo era su

Tan absoluta y comp

ba contactar a alguien. Karla. Mi mejor amiga,

o que no podía recordar, escondido en el forro de un viejo abrigo en el fondo de un armario. Marqué el único número que reconocía vagamente, un núm

er, deja un mensaje. Si es importante, v

pánico estalló, frío y agudo. ¿La habían

. El hermano mayor de Karla. Mi amigo de la infancia. Siempre era estable,

luego una voz ronca

mén

s un susurro, cruda y temb

encio atónito. Lue

estás? ¿Qué está pasando? -Su voz estaba carga

amente alrededor de la opulenta prisión-. Pero recuerdo, César. Re

de pura furia-. Elisa, todo el mundo cree qu

is padres. Las palabras quedaron susp

r, dime. -Un nudo frío se formó en mi estómago, ap

martillazo, cada sílaba destroza

ieron con meses de diferencia. De pura tristeza, dijeron los médicos. Primero tu

dres. Muertos. Por culpa de Edgardo. Por su monstruosa mentira. El dolor era más allá de cualquier cosa que hubie

onvirtió en la nueva 'Elisa Cantú', la viuda afligida, la única heredera del Grupo Cantú. Ella y Edgardo se quedaron con t

dad, usurpada. Todo. Lo había perdido todo. La idea de que mis padres murieran con el corazón roto, creyendo que su única hija se h

ces, un parpadeo. Una pequeña brasa ardiente en las ceniz

lo dime dónde estás. -La voz de César era urgente, l

mis padres perdidos, por mi vida robada. Pero bajo el d

avía no. No puedo irme. No así. Me quitaron todo. Mi vida.

esesperación se había ido, reemplaz

rza, endureciéndose-. Ayúdame a recuperar

do estaba allí, sus ojos entrecerrados,

én hablab

a mis costillas. Tenía que f

ar, forzando una mirada vacía en mi rostro-.

mí, su mirad

ablando, E

fingida confusión, lueg

onozco a nadie. -Tragué saliva, reprimiendo la

arpadear. Contuve la respir

reguntó, su voz baja,

respiración temblorosa, imitando el te

cí, retrocediendo instintivamente. Sus ojos se oscurecie

mente dulce, pero sus ojos estaban frío

l juego había comenzado. Y

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