img No Fui Su Incubadora, Soy Su Dueña  /  Capítulo 4 | 16.00%
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Historia

Capítulo 4

Palabras:1169    |    Actualizado en: 08/12/2025

ella

dazos. Los pequeños puntos de luz que representaban mi futuro enca

Mi voz era clara. Firme. Sin rastro de la des

dondos, estaban fijos en los restos de la pantalla.

pagan por este 'procedimiento' . Para que se calle. Para qu

go me miró a mí. Podía ver la codicia en sus

ue estoy enferma. Invéntele algo. Pero no diga una pala

ner un hijo. Pero también había destrozado mis cadenas. La idea de

Dejé a la doctora. Dejé los pe

Y pagué mi propia cuenta. Mi corazón latía con una nueva

ahora me parecía asfixiante. Las paredes parecían ce

ña, cuando todo se volvía demasiado, me escapaba a los establos. Caballos. Montar. Era mi manera de lidiar con el dolor. La única forma de sentirme libre

argo y silencioso. Solo mis pensamientos me acompañaban. Los recuerdos de mi madre adoptiva y su amor incondicional eran un bál

costado de la casa principal. El coche de Maur

Felipa, mi hermana de crianza, salía a su lado. Se veía frági

bía mostrado. Le acariciaba el cabello. La protegí

en sorpresa. Por un instante, su m

"¿Qué haces aquí, Estrella? Pensé que estarías en el hospital. ¿No

oz era monótona. Carecía de emoción. "Un lugar

niel, Carlos y Sofía. Se rieron. "¡Miren quién está aquí! La esposa ab

ste a rogarle a Mauricio que te deje tener su hi

giró hacia mí. "Deberías buscarte un hombre que sí te quiera. Uno que no te vea como un simple

sentía un vacío. Un frío inmenso. El desprecio de

n así con Estrella. No es su culpa que Mauricio no la quiera" . Su voz era dulce. Fal

icio siempre te preferirá a ti. Eres la verdadera 'reina' de la familia Mascara

"recuperaron" como su hija biológica. Habían dicho que tenían dos hijas, que ambas eran am

n tensa en su rostro. Se veía nerviosa. Como si temi

Empecé a caminar hacia los establos

Mauricio. Le puso la mano en el pecho. Le susurró

n en el bosque de la hacienda. Para ca

profundidades del bosque. Lejos de todo. Lejos de tod

as, se amontonaron. Una tormenta se avecinaba. Una tormenta como las que sol

por ellos. Conocía este bosque. Sus peligros. Sus

qué a alguien. A cualquiera. La casa estaba en silen

vio. Sus ojos se abrieron en pánico. "Estr

e están todos? ¡Tenemos que a

iel y Carlos. Dijo que quería mostrarles la cascada oculta. Felipa les insisti

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