ella
dazos. Los pequeños puntos de luz que representaban mi futuro enca
Mi voz era clara. Firme. Sin rastro de la des
dondos, estaban fijos en los restos de la pantalla.
pagan por este 'procedimiento' . Para que se calle. Para qu
go me miró a mí. Podía ver la codicia en sus
ue estoy enferma. Invéntele algo. Pero no diga una pala
ner un hijo. Pero también había destrozado mis cadenas. La idea de
Dejé a la doctora. Dejé los pe
Y pagué mi propia cuenta. Mi corazón latía con una nueva
ahora me parecía asfixiante. Las paredes parecían ce
ña, cuando todo se volvía demasiado, me escapaba a los establos. Caballos. Montar. Era mi manera de lidiar con el dolor. La única forma de sentirme libre
argo y silencioso. Solo mis pensamientos me acompañaban. Los recuerdos de mi madre adoptiva y su amor incondicional eran un bál
costado de la casa principal. El coche de Maur
Felipa, mi hermana de crianza, salía a su lado. Se veía frági
bía mostrado. Le acariciaba el cabello. La protegí
en sorpresa. Por un instante, su m
"¿Qué haces aquí, Estrella? Pensé que estarías en el hospital. ¿No
oz era monótona. Carecía de emoción. "Un lugar
niel, Carlos y Sofía. Se rieron. "¡Miren quién está aquí! La esposa ab
ste a rogarle a Mauricio que te deje tener su hi
giró hacia mí. "Deberías buscarte un hombre que sí te quiera. Uno que no te vea como un simple
sentía un vacío. Un frío inmenso. El desprecio de
n así con Estrella. No es su culpa que Mauricio no la quiera" . Su voz era dulce. Fal
icio siempre te preferirá a ti. Eres la verdadera 'reina' de la familia Mascara
"recuperaron" como su hija biológica. Habían dicho que tenían dos hijas, que ambas eran am
n tensa en su rostro. Se veía nerviosa. Como si temi
Empecé a caminar hacia los establos
Mauricio. Le puso la mano en el pecho. Le susurró
n en el bosque de la hacienda. Para ca
profundidades del bosque. Lejos de todo. Lejos de tod
as, se amontonaron. Una tormenta se avecinaba. Una tormenta como las que sol
por ellos. Conocía este bosque. Sus peligros. Sus
qué a alguien. A cualquiera. La casa estaba en silen
vio. Sus ojos se abrieron en pánico. "Estr
e están todos? ¡Tenemos que a
iel y Carlos. Dijo que quería mostrarles la cascada oculta. Felipa les insisti

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