img La Emperatriz que entierra su pasado  /  Capítulo 2 | 8.70%
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Historia

Capítulo 2

Palabras:1495    |    Actualizado en: 08/12/2025

ica de redes sociales apareció en mi teléf

idido entre la curiosidad morbosa y el ins

una recopilación cuidadosamente curada de opulencia y glamour.

, del brazo, riendo, sus rostros cerca, bañados

ipo de cita favorita. Tan a

fecha debajo de la foto. 1

ión crítica que no podía perderse. Incluso me había enviado un mensaje de texto protocolario m

ando de convencerme de que su ausencia era una señal de su dedicación a nuestro

o en el balcón de nuestro pequeño departamento, riendo tanto que casi nos caemos.

as promesas ahora? ¿Al

ar más. Cerré la aplicación, la sensación repugn

sajero y aceleré hacia el hospital.

en su piso. La jefa de enfermeras, una mujer mayor llamada Marta que conocía

s que no te veo por

n de mi padre -dije, mi voz tensa-. Se s

e Marta s

mbió de dueños el mes pasado. Estamos bajo nueva a

se levantó

ueños? No, no

o, nuestras finanzas, el cuidado

é de nuevo, ignorando la inquietan

irando alrededo

decidieron no realizar la cirugía inmediata. Lo pusieron en un nuevo medicamento

tud extendiéndose por mí-. ¿Qué tipo de efectos secundarios?

retorció

e admitieran a tu padre. Dijo que Alejandro estaba demasiado ocupado para venir él mismo, pe

había planeado meticulosamente mi humillación pública ah

voz apenas un susurro-. ¿Por qué

insistente. Dijo que estabas... indispuesta. Y francamente, querida, fue bastante desagradable. Exigente,

taba conectado en una red de engaño y malicia. Mi padre, que había vivi

dose como un puñetazo en el estómago. El olor a antiséptico se afe

ratamiento. Alejandro lo sabía. Él lo había permitido. ¿Era

ya no era un hogar, llena de los fant

ntré parada frente a nuestro primer edificio de departamentos, el lugar

cio de ladrillo rojo descolorido, ventanas manchadas de mugre, una

a comida barata, los sueños que nos habíamos susurrado en la

un hogar lo suficientemente grande para todos

perada de reclamar un pedazo de ese pasado inocente.

in aliento de una mujer. Se me heló la sangre. L

por una voz masculina, la voz de Alejandro, ronca y satisfecha. Murmuró algo

do dirigida a mí en años. Luego,

lo, escuchando la horrible sinfonía de la traición de mi esposo, desar

a través del edificio cuando mi mano, todaví

te. La voz de una mujer, la voz de Belinda, af

Alejandro? Hay a

dro, cargada de

o los vecinos, Belinda

ltimos vestigios de amor, de esperanza, de cualquier pizca de

ontarlos a ambos. Pero una extraña calma se apoderó de

ulsiva. Era una mujer, despojada por la traición, pero no ro

Escuché un grito ahogado desde adentro, l

én es

lúgubre, mis pies golpeando, mis pulmones ardiendo, los sonid

punzantes, nublando el pasillo ya oscuro.

calle me miró,

? -murmuró, prot

. Era solo yo. Mi mundo

abogado de divorcios, un marcado contraste con mi propio estudio brillantem

-declaré, mi voz des

vertido en la compañía de Alejandro. Enumeré las infidelidades de Alejandr

n, el porqué de todo, vacilé. Las palabras se atoraron en mi

almente, mi voz quebrándose-. No quiero n

stello de lást

Flores? Tiene derech

is manos. La idea de luchar por una parte de su botín me r

irmada, entré de nuevo en el reluciente rascacielos que albergaba a

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