img La Emperatriz que entierra su pasado  /  Capítulo 3 | 13.04%
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Historia

Capítulo 3

Palabras:1542    |    Actualizado en: 08/12/2025

o, a pesar de que yo misma lo había diseñado. El mostrador de recepción

udos e inquisitivos levantó

ta? -preguntó, su vo

le-. Soy Cintia Flores. La

tatus como "la esposa" siempre había sido nebuloso, un título que Alejandro rara vez exhibía. Mi ausencia

fono, su mirada

Flores está aquí par

y su maquillaje inmaculado un marcado contraste con su apariencia desaliñada de ayer

preocupación-. ¡Qué sorpresa! Alejandro aún no ha llega

énfasis deliberado, una afirmac

. Se movía con una facilidad inquietante, navegando p

los pasillos de mi propio pasado. Cada rincón, cada elemento de diseño, susurraba sobre las no

ndo algo duradero. En cambio, me había convertido en la "esposa dese

da, empujando la pesada puer

engreída de su victoria. Pero ella simplemente sonrió, una curva empala

a la oficina de Alejandro, sin embar

a de manos costosa estaba junto a su teclado, y una pequeña vela aromátic

ían una vida, una parodia perversa de la que Alejandro y yo habíamos soñado hace añ

queño, de no más de cinco años, con el cabello oscuro y los ojos traviesos de Alejandr

te del niño. Hojeé el pequeño álbum a su lado, cada página una instantáne

razo alrededor del niño, su rostro irradiando una cal

dro, Belinda y el niño, todos sonriendo, perfecta

en un millón de pedazos más. Un hi

gentil, cortó el silencio. Estaba parada a mi lado, sosteniendo una ta

uego continuó, su voz gan

a... angustiado. Tú no estabas mucho, dijo. Había estado bebi

ndo que las palabras

o después de unas semanas, no podía soportar la idea de que me fuera. Me mudó a un

bula. No era una réplica exacta, pero había un parecido sorprendente. Estaba mirando una versión

bios. Un sonido seco y sin humor

a, desprovista de emoción-. La sustituta co

vaciló por un moment

Estaba extasiado. Dijo que era una señal, un nuevo comienzo. Me compró ese collar, ¿

rillaron c

igió a nuestra familia. Tú.

traba a través de la porcelana, pero no sentía nada más que hielo. Mir

epentino y deliberado, le arr

n el suelo, tirándose dramáticamente del cabello, sus sollozos convirtiéndose en lamentos torturados. Incluso se las

mpras de diseñador en una mano, una sonrisa suave y amorosa en su rostro. Sus ojos, usualmente tan ag

o, llorando, y a mí parada sobre ella, mi rostro una máscara de furia

rrió al lado de Belinda, atrayéndola a sus brazos, ignorándom

u pecho, su voz amor

é de calmarla, pero ella simplemente... ¡simplemente me tiró té cali

ido corto y agud

nté la foto familiar, mi mano temblando ligeramente-. ¿Qué es

la foto, luego de vuelta a Belinda, que

es lo que parec

a, una segunda familia, en las sombras, mientras yo estaba a tu lado. Entiendo que permitiste que esta...

ro se e

inero? ¿Es por eso que es

fueron como u

y quebradizo-. ¿Crees que quiero tu dinero? ¿De

s cerca, mis

prometiste una vida entera. Y luego me dij

rancadas de mi gargant

ndro? ¿Recuerdas por q

on, un indicio de

No saques e

ro, Alejandro! ¡Trabajando hasta enfermarme por tu empresa, sufriendo una hemorragia gástrica, perdiendo mi oportunidad de ser mad

mo si lo hubi

o arreglaré. Pero no te atrevas

-. Ay, Alejandro, no les pondré un dedo encima. Pero tomaré lo que e

iente, sus bordes aún afilados,

rma

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