isma
w
o
rlo por un rato... pero al final te alcanza. El pasado no se borra, no importa cuántas veces quieras dar borrón y cuenta nueva. Se queda ahí,
ente lo que rompimos. Nos escondemos detrás del alcohol, de una cama vacía, de una rutina que simula n
la excepción.
o pude soportarlo. No tuve el coraje de asimilarlo con entereza. Me emborraché como un miserable, con la esperanza de apagar e
lver. Terminé estrellado contra un poste, con cortes en la cara, una costilla fisurada y el cuerpo tan
dolor. Estaba corriendo directo hacia él. Porque hay algo que el alcohol no apaga
s, había algo que no encajaba. Las palabras de la doctora se repetían en mi cabeza una
emergencias se abrió... y ahí estaba Kelly, mi hermana. Con el rostro descompuesto, el cabello revuelto, los ojos llenos de angustia
erpo adolorido y la cabeza a punto de estal
los brazos cruzados-. ¿En qué demonios estabas pensando p
a fuerzas para discutir. No después de todo lo que hab
z ronca, quebrada-. Ya tengo suficiente con la c
n los míos, y respiró hondo como si intentara mante
Pensé que te habías matado. -Su voz se hizo más baja, más rota-. No sabes lo que fue ima
mano por el vientre con un gesto inconsciente, buscando serenarse, y enton
ue te tiene sensible. Pobre Ma
masiado bien. Sabía que ese comentario era solo una fo
epción, cruzando los brazos otra vez-. ¿Después
se clavaban en mi pech
ro ir a casa. Tal vez... pensa
diato, como si esa idea fuera l
zándote? ¿Para revolcarte en la
oco la voz, aún sin mirarla-. ¿Que salga, q
noce a alguien. Como la doctora que te atendió...
la. Dolido. Conf
que mi esposa está muerta y pretend
abra le pesara en el pecho-. No te digo que no te importe... te digo que ya no puedes
e latía lento, como si cada latido doliera. Ella se inclinó hacia mí, con manos temb
es de ti. La vida no se detiene por nadie, Bobby. Es injusta, cruel, sí, pero también te da nue
dificultad. La mir
ces por
ta. Su historia con Matthew no fue un cuento de hadas,
o que duele, que no puedes cambiar. Entonces lo que toc
oz de Kelly, su mirada, su p
-dije finalmente, sin rastro de burla
, apenas co
pá. No bromeaba. Incluso se jactó de haber hecho malabares para evitar que la policía me arrestara por daño a la propiedad. Aunqu
los talones. El perfume de Selena aún colgaba de las cortinas, sus libros seguían ordenad
ntía como segunda piel. En cuanto Kelly y Matthew salieron por la puerta, tomé mi
eguntó el chofer, mirán
o vea un lugar que parezca olvi
lo demasiado y empujé la puerta. Adentro, el aire olía a madera vieja, a cerveza y a una nostalgia tibia. La música no era dem
tada sola en la barra. El cabello suelto cayéndole sobre los hombros, la mirada clavada en
humanos, que me desconcertaron desde la sala de emergencias. Así me senté a su lado. Y antes de darme cuenta, ya estaba hablando. Con sinc
po de silencio que se instala cuando dos personas han bajado la guardia
ar o emborracharse -dice de pronto Violet, sin mirar
firme, pero baja, como si hablas
ebrazos en la barra, sin quitarle los
, casi imperceptible,
y ahora es el centro de atención de todos esos i
ubia riendo a carcajadas rodeada
diversión? -pregunta, gir
mi mano, casi vacío-. Supongo que busco algo que no me
como si intentara adivinar qué tan rota está mi historia.
e cosas personales a una extraña?
ra partida y llorando por morfina -digo, de
. Y por primera vez, noto
se cortara de golpe, una voz mas
esperaba encontrarte en un bar... pero d
perfectamente recortada. Sonríe con esa seguridad desagradable que viene de saberse a
mpleto. Se tensa, su
ando sonar neutral-. Solo vine
ercándose-. Vamos a una mesa. Quiero
trás, incómoda. Me lanza una mir
es qu
la barra. Me acerco a ella sin dudarlo. Apoyo una mano firme en su h
quilo, pero claro-, ya pa
go, como si algo dentro de ella se aflojara, asient
claro.
s observa con la mandíbula ap
sotros con un golpe sordo. Afuera, la noche es dens
el suelo, mientras camina a mi lado-. Es de esos doctores que se creen irres
y avergonzado. Evita mirarme,
ogiéndome de hombros-. Tamp
nto, se detiene de golpe. Yo freno unos pasos más adelante. La escucho trastear con sus llaves y, cuando me
las llaves entre los dedos-. Si quieres, puedo llevar
l vez una pizca de curiosidad, o quizás empatía. O solo corte

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