l shock, sino la tranquilidad de la certeza absoluta. Ya no me quedaba lucha en mí por él. Cuando estás verdaderamente decepcion
e movió por
cil de influenciar, no vale la pena luchar por él. Y si vuelve
teléfono, la pantalla se volvió negra. Volví a mi dormitorio principal, el que solía compartir con Alejan
a mis nervios en carne viva. Me concentré en él, en mí misma, en construir una nueva vida. Cinco días después, marqué una línea
n años. Me estiré, luego me levanté para ver a mi hijo. Pero al acercarme al cuarto del
ba entrar ahora. -Su voz era un chillido n
gre se
iata. Vi el miedo en sus ojos, la forma en
a -ordené, mi voz car
temb
ora Montenegro. El s
sonido resonando en
n clic silencioso, la puerta cerrada se abrió. El cuarto del bebé estaba vacío. La
ró de mí. Me giré hacia Clara, agarrá
¡¿Dónde está m
llenaron d
ino... se llevó al bebé. Prometió que no le haría daño. Dijo que si
manos cayendo
molestes en volver mañana. -M
e volví
i Alejandro. Ni nadie asociado con él. -Mis ojos ardían con una n
josa villa que Alejandro le había comprado a Cristy. No me molesté en an
ofá, una sonrisa de suficiencia en su rostro, sosteniendo a mi hijo. Alejandro estaba a su lado, riendo
ngre
igí, mi voz cortand
vista, sus ojos se
a mi equipo de seguridad, sus rostr
rrada a mi bebé, so
ndo una escena. No te preocupes, cuidaré bien de nuestr
do un paso más cerca. -Es
n embargo, le
es genéticamente mío, y tú eres tan... volátil, lo adopta
jo? ¿Y yo, su madre biológica, quedaría reducida a una madrina? ¿Porque yo, supuestamente, había elegido lastimar a Cristy, que aho
voz dulce como el azúcar, sus ojos todavía fijos en los míos en un desa
bras, "una familia de verdad", resonaron en mis oídos, ha
ón, caminó hacia mí, sosteni
s ojos brillando de triunfo
e y acre, subió
usurro, pero cargada de una amenaza que hizo que
ra fuerza de mi rabia, la promesa tácita de lo que haría, finalmente rompió su d
rada. Agarré un puñado del cabello de Cristy, tirando de su cabe
, bicho inmundo, y te jur
o, lista para golpear, cuando Alejandro se abalanzó. Me empujó con fuerza, env
protegiéndola, su cuerpo
a! ¡Ya has hecho suficiente
emblando de furia. -¡Tú me empujaste
su voz fría y final. -Simplemente lo vis
mi mirada fija en él. -No lo visitarás so
jo a salvo en los brazos de uno de ellos. Subí a mi coche, el rugido del motor un grito desafiante. Miré a mi hijo, durmiendo pacíficamente
no, marcando el
vorcio se fi
negro. A primera
ara una conferencia de prensa. L

GOOGLE PLAY