No me importaba lo que Alejandro pensaría. Lo único que me importaba era la pequeña e inocente vida que dormía arriba. Me aferré

ilo que había estado con mi familia

ro no la moleste de nuevo. -Su voz era tranquila, profesional, pero vi la sutil te

medidas necesarias. Quiero que la veten de cada estudio, de cada

en los pisos pulidos. Mis hombres eran eficientes. Oí un lamento distante, seguido de un golpe seco, y luego silencio. Una f

o del bebé, mis pasos pesados, el silencio amplificando mi agotamiento. Mi hijo dormía pacíficamente, su pequeño pecho subiendo y

taba descansar. Necesitaba paz. Cerré los ojos, tratando de bloquear las imágenes del rostro aterr

hijo gritando asustado por el ruido repentino. Su pequeño cuerpo s

i corazón latiendo con fuerza en mi pecho. Miré con f

jan

a que no había dormido en días, pero no era por preocupación por mí o por nuestro hijo. Era furia por Cris

-rugió, su voz baja y gutura

do su rostro en mi homb

de que recibiera las con

¿Llamas a arruinar su carrera, destruir su futuro, "consecu

erré l

nazó a mi hijo. ¿Qué más se suponía que hic

estás por encima de todos, ¿verdad? ¿Crees que tu poder te da derecho a destruir vidas? -Me agarró del brazo, s

samente tranquila a pesar del dolor. -¿Qué quieres que sufra? ¿Humi

voz. Ese nombre, Anastasia. El que usaba en nuestros primeros días, cuando e

cuerdo de un tiempo en que me había adorado,

bras. -¿Recuerdas a ese inversionista tramposo que intentó hundir tu primer gran negocio? Desmantelaste su imperio

eron palabras. Solo me miró

ho más profundo que su ira. -Protegerme. Ser fiel. En la enfermedad y en la salud

. Me había dicho que nunca había visto a una mujer como yo, fuerte pero amable, capaz pero vulnerable. Parecía tan since

ontró su voz,

hombres cometen errores. -Intentó descartarlo, minimi

"? -pregunté, mi voz elevándose de nuevo. -¿Solo porqu

ira encendién

e lo has estado. Eres fría, inse

toda la casa. Me dejó de nuevo, como siempre hacía cuando las cosas se ponían difíciles. Me

había sido? Recordé la severa advertencia de mi médico después del parto. Mi cuerpo