a Ca
mportara. Especialmente Damián. Habían pasado tres años desde que lo había olvidado, el mismo año en que me había dejado esperando sola en nuestra cena de aniversario para correr hacia Cr
asado la noche hablando, hablando de verdad, sobre nuestros sueños para el futuro. Me había mirado esa noche con una ternura sin reservas que había hecho que mi corazón se hinchara. Incluso me había escrito un pequeño y tonto poema, meti
ristina. Era una traición que se sentía más aguda, incluso después de todo este t
ndome. Era un círculo vicioso de recordar lo que una vez tuve, darme cuenta
alla alrededor de la cintura, goteando agua sobre el suelo pulido. Se movía con una gr
zul oscuro? ¿La que tien
, a veces, para nuestras raras cenas privadas. Sabía exactamente dónde estaba. Siempre estaba en el tercer cajón de su cómoda, debajo de
corbatas. Era un acto silencioso de devoción, una forma de mostrar mi amor cuando las palabras fallaban. Solía permit
ana, desprovista de emoción-.
abrió el cajón, enco
ojos encontrándose brevemente con los míos-. ¿Todavía estás
espectivo, ca
er a discutir la propuesta de Daniel. Realmente cree que el Proyecto F
ente vestido, su traje
las grandes ideas y la ejecución desastrosa. Te lo dije, Elisa, no estoy interesado en hundir ca
stello de irritación en mi voz-. Es una oportunidad ge
ra mirarme, metiendo las
s de fracasar, solo para apaciguar a tu primo. La reputación de nuestra familia se basa en inversiones sólidas, no en car
La implicación era clara, y fue un golpe directo a mi ya magullada dignidad. Un calor punzante subió a mis mejillas. Realmente me veía como nada más que una herramienta
esfuerzos-, esto no se trata de... favores personales. Se trata d
cedura fría y sard
nto, el proyecto de Daniel no lo es. -Hizo una pausa, luego inclinó la cabeza, un brillo depredador en sus ojos-. A menos que... quieras endulzar el trato. Podría ser persuadi
cioso atrapado en mi garganta. El dolor era tan agudo, tan repentino, que casi me quitó el aliento. Estaba usando nuestra supuesta reconciliación, lo
i voz apenas un susurro, la
lenta y deliberada qu
reja devota. Para vender realmente la ilusión. Si puedes manejar eso, consideraré el pr
on él? ¿Fingir intimidad cuando mi corazón gritaba en protesta?
palabra sabiendo a
tello de algo triu
lpas, tengo una reunión. -Se g
ra. Tropecé, agarrándome al borde de la cómoda, un dolor agudo recorriendo mi ya magullad
Mi blusa de seda, ligeramente desajustada, revelaba la tenue cicatriz en mi clavícula de esa noche de hace tres años. Por un momento fugaz
mpleto, sino para estabilizar mi brazo. Su toque, aunque breve, me en
z era baja, casi distante,
o, recuperando
poco más áspera de lo que pre
sus ojos ind
ora, ¿no? -Era una afir
ses, sí -confirmé, mi mirada
o un fantasma de sonrisa tocó sus
o brillante en la principal. -Hizo una pausa, sus ojos brillando-. ¿Quizás deberíamos mantener la ilusión por completo, enton
iéramos en la misma cama. Mi corazón martilleaba contra m
s necesario -prot
ntrando y saliendo del mismo dormitorio? Y además, es solo por tres meses. Una inconveniencia temporal por una gananc
an una burla, u
chando con mi desesperada necesidad de ase
entí, las palabras
n el dormitorio principal esta noche. No me decepciones. -Salió, la
roto sistemáticamente mi corazón, el hombre que todavía sostenía la mano de otra mujer con tanta ternura,
ldas a mí, el único sonido era su respiración constante. Yo yacía rígida e inmóvil, mirando al techo, cada terminación nerv
había movido, su espalda todavía hacia mí-. ¿Pensando en tu próxima obra maestra arquitec
do de un sarcasmo f
Siempre sabía cómo
esto -respondí con sinceridad, mi voz plan
a presión constante de un imperio multimillonario, manejando una imagen pública que s
abía que estaba hablando de
de la sofocante presencia a mi lado. Fingí estar dormida, mi respiración lenta y uniforme. Pasaron lo que pareciero
hombro, luego un roce suave contra mi cabello. Instintivamente me encogí, mis ojos se abrieron de golpe justo a tiempo para ver la mano de Damián retirarse, su c
ve, casi imperceptible toque. ¿Fue curiosidad? ¿O algo más? Contuve la respiración, es
tro lado de la cama estaba vacío, las sábanas frías a mi lado. Se había ido. Un vací
n había publicado hacía solo una hora: una selfie, su rostro pálido pero sereno, una leve sonrisa jugando e
a, la esposa obediente, esperando que pasaran mis tres meses de libertad. La fría comprensión se instaló en lo pro

GOOGLE PLAY