rar, extendió la mano para apagarlo y así poder continuar por unos minutos más durmiendo, no obstante, este cayó al suelo, el estruen
rtarse al día siguiente, recogió los pedazos y los tiró en la papelera del baño, después inició la r
para no llegar tarde a su destino. La señora de servicio la esperab
e que venga tu padre y hermana -extendió la muj
ar de besos en la mejilla, sin embargo, su intercambio de afecto fue interrumpido,
y ansiosa por saber la opinión de mi padre respecto a esto. Creo tus días están con
quien le ordenó me...-comenzó a explicar en tono suplicante la
or ahora para tu alivio, necesito llevar mi auto a lavar después del mediodía y no me gusta estar haciendo esas diligencias, te espero en el salón
mana se dio cuenta de sus intencio
ina quedarse sin trabajo -
rando a la señora, quien la observó con una mezcla de compasión y de
en una de las zonas residenciales más lujosas de Vancal, ese hermoso paraíso ubicado en el mar mediterráneo, uno de los países más ricos, con uno de los ingresos per cápita más alto del mundo, aun
de uno de los hombres más rico del país, desde la muerte de su madre, dejó de tener privilegios, pues la trataba peor al servicio de la casa, un atisbo de tristeza, se abri
alle sin ver a los lados, en ese momento un auto frenó justo a escasos centímetros de sus pies, para segund
por un momento se mantuvieron en silencio, sumidos en esa especie de campo magnético que los envolvía, hasta ser sacados de su burbuja, por el
*
s de
ndo las palabras de Michel su asistente personal y hombre de con
or evaluación del mercado, los materiales ofrecidos eran los de mejor calidad, incluso durante varios mese
lo, pues lo sentía apretado, tenía la impresión de estar ahogándose, aunque si estaba pr
tomó un giro tan inesperado, sin embargo, no lo consigo -manifest
a investigación en todas las construcciones, lo encontrado no es para nada alentador. Detectaron que estábamos utilizando mat
varias empresas y organismos a quienes se les estaba realizando varios proyectos, llamaron para rescindir los contratos -cada p
tidores, en muchos casos incluso aprovechándose de la confianza de algunos, lo logró a pulso, no podía perderla po
horro de sudores le cubrían la frente, sin embargo, este detalle pasó desap
o, perdió un gran porcentaje de sus activos y estaba a punto de arruinarse, necesitaba una estrategia para salir de esa situación, no
pletamente atribulado, si no fuese por su hermosa hija mayor Lynnet Johnson, se habría volado los sesos, porque esa
enenoso se tratara, por un momento quiso ignorarlo, pero luego lo pensó mej
olo minuto más,
n -saludó casi sin aliento a su inte
despacho para discutir el asunto relacionado con el plan de inversión sobre su cons
aliviado, no podía creer en su buena suerte, Christian Goldman, el hombre más poderoso
felicidad, sin perder más tiempo, salió
egundos después fue recibido por una hermosa y elegante se
señor Goldman. Soy Jonás Johnson -la mujer lo obs
ciarlo. Le enviaré a alguien, para s
sub real lo que estaba viviendo, pronto todos sus problemas estarían
*
d de Vancal, capital de la Isla Balaica, estaba ansioso por el resultado de la reunión que se celebraría en escasos minutos. No podía creer como la vida le estaba poniendo en bandeja de plata al des
momento de cobrarle todos y cada uno de sus sufrimientos. Apretó sus puños a un lado del cuerpo, mientras los recuerdos del pasado le llenaban la mente. Su vida no fue fácil desde entonces, no tenía familia, fue a parar a servicios social
ese punto y pronto sus más anhelado
exactas, dos hermosas flores, esos ojos de inmediato, trajeron a su mente, los recuerdos de la chica de la mañana, a la cual estuvo a punto de atropellar, sin emb
o de su venganza, aunque así era la vida, habían nacido en la familia, en el lugar y en
a falta de escrúpulo del hombre, era capaz de todo, incluso de vender el alma al diabl
acó de sus pensamientos, era
ar el señor Jonás Johnson -an
encuentro, debía hacerlo desesperar, sol
a porque me ha salido una ocupación de última hora -exp
e estaba estacionado un porsche 918 Spyder, se subió y salió a toda velocidad, le encantaba sentir la adre
do un semáforo en verde, se atravesó un Tesla Model S, en el carril impactando
la creciente rabia bullendo en su interior, las venas de la frente se le abultaron, apretó los dientes en un gesto de imp
enfrentarse al desgraciado
e el rostro. Un cosquilleo le recorrió el cuerpo, el corazón le dio un brinco, cuando al apartarlo, se encontró con aquel rostro, el mismo de la
ia, pero es aún más difícil creer

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