ia
itor cardíaco. Una sábana blanca y almidonada me cubría hasta la barbilla. Mi pier
tó! Tuvo una fractura bastante fea. Una fractura expuesta de tibia. T
esposo. La ironía era ta
mos llamar?", preguntó, ahuecando
ranquila, extrañamente vacía. "No", dije, la p
año. Su formulario de ingreso dice que está casada. ¿Una señora Franco?". M
laré rotundamente. "Simplement
nto mucho,
mpí, con un filo de hielo e
allí, impecable con un traje nuevo, ni un solo cabello fuera de lugar. Parecía menos un hombre qu
estia. "¿Qué es esa tontería del divorcio?", pregun
r su presencia ártica, sali
rchivo en la computadora de mi abogado. La resolución había nacido en ese café, per
esposo le es infiel. Solo le preguntaba a la enfermera sobre las implicaciones legales de presentar l
sis. "Ya veo. Si tu 'amiga' necesita una recomendación para un buen
o. Estaba allí, ofreciéndose a ayudarme a divorcia
ver un borrador de un acuerdo de divorcio estándar. Del tipo con una ruptura limpia, sin
lver con una eficiencia despiadada. "Por supuesto. Haré que mi asistente
no pude descifrar en sus ojos. "Sobre ay
. "Me alegro mucho", dije, mi voz goteando una dulzura sac
absoluto. "Pero con su hemofilia, cualquier herida, por pequeñ
pierna rota es mucho menos catastrófi
diji
a sintiéndose como una máscara de porcelana a punto
u propia narrativa, en sus propias justificaciones,
gica llamada Clara, llamó y entró, sosteniendo una
s. Solo haz que tu 'amiga' llene los espacios en blanco". Señaló las l
teléfono sonó. La pantalla se
ma calidez suave que había visto en el café. "Hola", dijo al teléfono, su voz una caricia
arrugó con preocupación. "¿Te sientes ansio
lígrafo de su bolsillo, garabateó su nombre en la línea del demandado del formulario digital sin s
abitación sin
un acuerdo de divorcio. Mi acuerdo de divorcio. Acababa de firmar el fin
ico de Clara. Encontré la línea del demandant
a Pi
, de esperarlo, terminaron con dos fi
rios blancos, estériles y sin perfume, como su afecto- e hizo que su asistente se encargara de las facturas. Me enteré por los sitio
almente apareció, luciendo vagame
o, sin sonar arrepentido en absoluto. "Esta fus
de su perfume aferrado a su traje. Era una fragancia floral, algo suave e inocen
río familiar de nuestro apartamen
orpresa, dijo: "¿Estás li
fijament
lir", dijo. "Para cele
ónita que sol
a silla. Pidió mi vino favorito sin que yo tuviera que preguntar. Incluso entabló una pequeña charla, preguntando
ra llamita que creía extinguida para siempre. Quizás verme herida,
voz suave. "Esto
adas sonrisas. "Me alegra que lo estés
ró. Lo miró. "Disculpa, Kenia. Es t
specha se apretó en mi estómago. Esperé unos mi
et, entregándole las llaves al encargado. Cuando su
An
cabello perfectamente peinado. Le son
n pilar de mármol, mi cora
a misma manera que lo había hecho para m
por puro instinto, saqué mi teléfono y pedí un taxi. "Sig
ron muy lejos. Se detuvieron frente al m
rior. Le retiró la silla. El sommelier se acercó y vi a César pedir una
mismo restaurante, la misma mesa
uestra velada, pas
erías saberlo.* Era un enlace a un blog de chismes. El titular decía: *¡La Fie
ños. Me ha
favoritas, como un ensayo general. Una práctica. Para aseg
odía oírla decir, incluso a través del grueso cristal de la ventana. "¿Cómo sabí
a y engreída mientras respondía
Ni siquiera era u
ráctica. Una lista de verificación para
umpió mi horror paralizan
igando el afecto que yo había anhelado durante años en
sin lágrimas esca
i voz se hizo más fuerte, m
o una casa. Y no me quedarí

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