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e mi esposo, Jade, le contó a toda una sala llena de gente
solo se rio. La eli
eor mensaje era de Julián. Confesaba que llevaba un año cambiando mis pastillas
tilidad inexplicable", diciéndome que yo era todo lo q
mpleaños de ella, olvidando que también era
eguí. Estaba harta de ver morir mi matrimon
ítu
ista de Al
r aniversario de bodas: un secreto compartido entre ellos es solo un arma qu
santuario de silencio, estaba atiborrado de los amigos de Julián, un grupo que yo en privado llamaba "El Clan". Eran una manada de lambiscones
o de universidad de Julián, derramó un poco de su
sonrisa en mi rostro, sintiendo el brazo de Julián rodear mi cintura.
luego en un güey que tuvo que echarse un fondo de cerveza. Todo era diversión inofen
ba a sus ojos, era la reina oficial de "El Clan". Era la mejor amiga de Julián de
perfectamente cui
o, o
rió de ore
tes un secreto sobre Ju
iera la habitación, saltándome deliberadamente, antes de clavarla directame
de la fiesta. Se inclinó hacia adelante, todos los ojos en la habitación ahora fijo
is dedos mil veces. Me había dicho que era de una caída de la infancia,
nsanchó, una curva lent
n segundo año. Me sentí tan, tan mal... -Hizo una pausa, dejando que el drama flo
ión de segundo, una inhalación colectiva, antes
Jade! ¡Eso
é pe
n, pinc
me dejó sin aliento. Semana Santa. Segundo año. Esa fue la semana antes de que Julián y yo empezáramos a salir ofic
ían de una historia; se reían de mí. De mi ignorancia. Del espacio sagr
dole que dijera algo, que parara
biendo por su cuello. Le dio
como si ella fuera una cachorrita traviesa en lugar de una mujer que acababa de
palmada juguet
algo al oído, su mano descansando posesivamente en su pecho. Él se rio de nuevo, una
e era espeso e irrespirable. Mi copa de champaña se
ió la niebla. La botella de cerveza vacía
de suficiencia y desafío. Había ganado. Había tomado algo privado y herm
ría y dura se in
mi voz baja
de Jade s
eto a
niéndome de pie-. T
la medio llena de vino tinto caro, el que había comprado especialmente para
e estaba sentada Jade, práctic
-preguntó Julián, con el ce
de, y con mano firme, lenta y deliberadamente, volqué toda
El líquido rojo oscuro empapó la tela, extendiéndose
oniéndose de p
hingados
o, empujándome hacia atrás con una fuer
a que nunca antes había visto dirigida hacia mí. Siempre estaba rese
a teatralmente entre sus manos-. Acaba de contarle a una habitación llena de gente que pasó una noche besando tu
al techo, a cualquier lugar menos a mí. Lo sabían. Por supuesto que
y lo envolvió alrededor de los hombros de Jade, protegiéndola como si yo fu
oz ahogada por el saco-. Éramos solo unos niños. ¿Por qué está hacie
, acariciándole el pelo-.
mí, sus ojos frí
te con el
ía sido humillada, cuyo matrimonio había sido irrespetad
anza al que me había aferrado du
tranquila. Lo miré directamente a los ojos, dejando que vier
la vuelta
aquí! -gritó, su voz cargada de
tan asombrosa que
a nuestra habitación, mis manos temblando tan
llegué al coche en el ga
o? ¡Me avergonzaste!
teé en la cara. El sonido resonó en el caver
a floreciendo en su mejilla. Me miró fijamente
rás de él, sus rostros una mezcl
falsa sinceridad-. Julián y yo solo somos amigos. Siempre hemos sid
ulando frente a
menazante mientras se frotaba la mejilla-.
nsé que podría devolverme el golpe. En lug
Volvamos adentro y t
vía quería volv
a sacrificado todo. Y por primera vez, no sentí nada más que un vací
. Había elegido a su "mejor amiga" por
a mi coche y cerré la puerta de un portazo. Golp
el coche! ¡No h
z. No miré por el espejo retrovisor mientras salía
o de pie junto a su verdadera pareja, mien
terminado. Apena
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