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dome que le pidiera perdón a su amante embarazada. Él era el don nadie al que conver
bía orquestado el accidente de auto que me provocó un aborto espontáneo años atrá
a. Exhibió su amor para que todo el mundo lo viera, comprándole islas y
rtido por nuestro hijo perdido, se convirtió en cenizas. Todo era una mentira.
uiné la fiesta. Con las pruebas en la mano y mis aliados a mi lado, estaba list
ítu
sta de Cata
estaba ahora parado en nuestra sala, exigiéndo
de hadas. El mundo la veía y susurraba sobre la devoción de Jacobo Guillén. El muerto de hambre de un barrio pobre que ascendió hasta conv
e negocios calculada. Era el hombre que saqué de la oscuridad, el hombre que m
ro amor era el
da Karina Flores estaba parada en medio de él, con la
na hora, sin anunciarse, con una sonrisit
una dulzura que se sentía como veneno. "Soy Kar
mi enorme escritorio de caoba, el silencio en la ofi
tan fría y vacía como el
uiere que lo sepas. Quiere que t
on la cicatriz estaba relajada, su boca suave. Era una foto de él en nuestra cama, y el ángulo era íntimo, tomado por alguien acost
ertemente enrollada que había pasado toda un
nté, rodeé mi escritorio y tomé la taza
jos y, con calma, vertí todo
mpapando su impecable blusa blanca. Ella jadeó,
tó, tambaleánd
me pega el pelo al cráneo. La había seguido afuera, la vi llamar a Jacobo, su voz un lamento pa
s por esto, Cata
stá empapado, gotas de lluvia aferradas a su cabello oscuro. No me mira con preoc
mi boca. Paso a su lado, dirigiéndome al bar. Mis m
ar de ti", espeta, s
toy diciendo. Se acabó. Recoge tus cosas.
, sisea, dando un paso hacia m
da. "¿Cómo debería llamarla? ¿La futura señora Guillén? ¿La ambiciosa becaria que a
gido resuena en la
ntes, su pecho agitado. Sus guardaespaldas, leales a él, entran en silencio detrás de él, creando un muro de mús
voz un retumbar tranquilo y pelig
dea de lo que has hecho?", dice, su voz bajando a un susurro aterrador. "Kari
atriz sobre su ojo. La ci
abras un estribillo familiar y cargado de culpa.
me río, un soni
su capacidad para tener hijos en el futuro". Suelta la frase con una gravedad e
la lluvia. Las palabras cuidadosamente elegidas de Jac
posa estéril y celosa ataca a la joven y fértil amante. Es una buena narrativa. U
él, cruzando las piernas. Estoy completamente a
lazada con acero. "Tú, el chico de la nada. Te di todo. Mi apellido. Los
puños apretándose a los c
ano va al interior de su chaqueta
se tensan, sus manos
vándose en un gesto de desprecio. No cree que haré nada. Si
igo sim
de que pueda reaccionar, Jacobo s
fuerza. Arturo, un hombre que le dobla la edad a Jacobo pero construido como una pared
s un crujid
ce una seña para que se aparten, parándose sobre él. "Ahora trabajas par
na mirada de satisfecha
un error. Olv
me muevo. Agarro el pesado decantador de cristal del carrito de
el guardaespaldas más cercano a mí.
del decantador roto en mi mano. Sus ojo
eo, mi voz bajando a un susurro de
mi mano, y por primera vez esta noche, par
una década, se siente como si hubiera sido extirpado quirúrgicamente. En su lugar
de sangre del labio. "Señora", dice, su lea
nciándolo. Mis ojos es
ar. Y no tiene idea del e

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