s veces, pero mis respuestas de una sola palabra mataron rápidamente la plática. Miré por la ventana de
de lujo". El portero, vestido con un impecable uniforme, saludó a mi padre por su nombre.
ular. No tenía idea de que estaba tratando con un alma que ya había sido aplastada por su negligencia una vez y no ten
romados y ventanales de piso a techo que ofrecían una vista panorámica
si fuera la exhibición pri
color de un cielo de invierno. Llevaba un vestido de seda simple pero obviamente caro. No sonri
dijo. Su voz er
ijo Claudio, corriendo a su lado y besando su mejilla. Era como una
xia -anunció
a calidez en ellos, solo una curiosidad fría y calculadora, com
izo ningún movimiento para estrechar mi
insistió mi padre, con un
manteniendo mis
aber cortado con un cuchillo. Mi padre, sintiendo
xita! -dijo, usando un apodo de
nó hacia un bar elegante y moderno, sirviéndose una copa de vino
tivos. Las pinturas originales en las paredes, los muebles de diseñador, la cocina de última generación. Este era un mundo aparte del
ar después de la muerte de mi abuelo y claramente había estado
por un
o de Karla -dijo,
limpio a trementina. Una pintura a medio terminar estaba en uno de l
rencia que rayaba en la adoración-. Su familia... bueno, destruyeron
ir los errores del pasado. Era una fantasía romántica que se h
la pared blanca e inmaculada. Quería destruir algo, manchar la belleza perfecta y estéril
última puerta al final del
ser un almacén o una pequeña oficina. No tenía ventana, solo una cama i
e peinado. Tuvo la decencia de parecer ligeramente avergonzado-. Nosotros
ría un berrinche. Una niña norma
una niña normal
única mochi
i voz cuidadosament
sabía exactamente cómo usarla. Su a
hombro-. Mira, sé que esto es un ajuste. Yo... aumentaré tu mesada. ¿
as por menos que eso. El número se registró en mi cerebro no como un lujo, sino com
-dije, mi v
dinero. Era la única forma que conocía. Salió de la habitación
un clic, dejándome sola
los sonidos ahogados de la risa de mi padre desde l
, suaves y sin manchas. Pero todavía podía sentir la sensació
u sangre, su apellido. Vivía en su casa, aceptando su dinero. E
Pero sobre todo, en ese mom
roté las manos, frotando y frotando hasta que la piel estuvo roja y en car
. La mancha est
taba pálido, mis ojos grandes y os
Y cada centavo iría a mi madre. Le construiría una nueva vida, una vida
nado. Pensaba que tenía
r al caballo de Troya en su ciudad. Y yo la