pontáneo que me provocó su exesposa. Hizo que le marcaran la cara a fuego y le rompiera
ola. Ella estaba embarazada de su hijo, y todo su supues
había ordenado que trasplantaran mi útero en secre
arrojó a un cuarto lleno de hombres salvaje
a destruyendo a un
perdida de una familia tan poderosa que podría a
oné con calma el botón de pánico de mi pulser
ítu
uando la exesposa de mi prometido me arra
a. Dos hombres corpulentos, con rostros impasibles, me suj
uero cabelludo, me echó la cabeza hacia atrás. Su sonrisa era
te que podías qui
en mi vientre. Jadeé, un grito ah
z apenas un susurro ronc
al romperse. Se inclinó hacia mí, su aliento caliente olía a
das sus fuerzas. El mundo dio vueltas. Una humedad tibia y pegajosa comenzó a fi
una docena de portadas de revistas, apareció recortado contra la luz de la tarde. Sus ojos, del color de un m
ollozo de alivio se
abello y retrocedió, admirando su obra. El charco de
izo, Kael. Se
ngre, en mi rostro pálido y surcado de lágrimas. Por un momento, el m
lo, levantándola del suelo. Los ojos de ella se salieron de sus ór
voz un rugido bajo y ate
onido de hueso contra yeso resonó en el enorme vestíbulo.
ado, sus manos gentiles mien
uédate conmigo. To
ro de mí se escapaba con cada gota de sang
estériles y la silenciosa y devastadora conclusión en las palabras de u
s. Sus nudillos estaban en carne viva y ensangrentados. Levantó la vista, sus ojos
ue tan rápida
ó a Camila Pér
lizado en cubrir afiliaciones de pandillas, para que le marcara permanentemente la cara con la palabra "PUTA".
en vio a Camila Pérez, la glamorosa socialité, fue cuando la empujaban fuera de una camioneta negra en el b
voz ronca por la emoción, mientras me abrazaba en mi cam
abrazaba cuando despertaba gritando por las pesadillas. Me colmó de regalos, de afecto, de una devoción t
tector, el hombre que había librado una guerra po
Dios, cóm
r. La mansión estaba en silencio, el aire denso por el aroma de miles de rosas blan
escuché las voces qu
argada de una te
na, mi amor. S
e me recorrió las venas como
ael. Dijiste que la dejarías.
jadeo. Me pegué a la pared, mi coraz
o conciliador-. La boda es una farsa
ja de la puerta. El e
en sus brazos, su mano acariciando su cabello. Su rostro, u
u voz ahogada contra el saco de su
-. Y te lo compens
s brillaban con una luz venenosa-. Quiero que sienta lo que yo sen
la respiración, rezando. Di que
na fracción
tá
fue una muer
z de Camila era aguda, suspicaz-. Des
un sonido f
su pulgar trazando la cicatriz irregular en su mejilla-. No te preocupes. Mañana
deó el cuello con los brazos, atrayé
dola con suavidad-. Va
re se m
mano acunando protectoramente su p
. Igual que su padre. No dejar
spetó Kael, su voz
rar. El mundo se inclinaba sobre su eje, la realidad