icamente defectuosa para darle un heredero, trajo a casa a mi reempl
dome mientras yo me desangraba en el suelo de una fiesta para protegerla a e
recen. Y yo decidí orquestar mi propia desaparición, dejándolo s
ítu
vista de
ra darle un heredero, también me presentó a mi reemplazo: una mu
estando en nuestro penthouse. Alejandro estaba de pie junto a los ventanales, una silueta de poder y frío control contra las
z plana, vacía, sin una pizca del consuelo que yo necesit
lia De la Vega y me convertí en la esposa del Subjefe. Mi propósito era uno solo: produ
a sentencia de muerte: un heredero, nacido en el próximo año, o Alejandro sería despojado de su título. El liderazg
Las palabras quedaron suspendidas en el aire, pesadas con una finalidad no
ojos azules, pero donde mi postura era recta por años de ballet, la de ella era una inclinación desafiante. Un ha
preguntó-. Es un asunto de familia. Una tr
rle. La esperanza, aguda y dolorosa, atravesó mi entumecimiento.
fijos en mí, ignorando a la mujer que estaba a su
ra protegido. Nuestro quinto aniversario de bodas llegó y se fue. Lo pasé sola, mirando el collar de diamantes que me había regalado hacía años, un símbolo de una pr
lló contra el lado del pasajero. No fue un accidente. Fue un mensaje de una familia rival, una prueba de la fuerza de los De la Vega. Temb
la discreta clínica de emergencia de la familia. Mientras el médico me cosía la herida, el
l corazón se me detuvo en el pecho. En mi tocador, junto a mi frasco de Chanel No. 5, había un lápiz la
dad de la familia De la Vega, la fortaleza impenetrable que Alejandro debía
importantes de la familia en un club privado del centro. Alejandro era el anfitrión perfecto, con su brazo pose
on poca luz. A través de una puerta abierta a una oficina pri
z áspera con una emoción que no había escuchado en a
e me heló e
ndro-, tenla lista. Después de que nazca el
tido para nuestro décimo aniver
el suelo de piedra. Alejandro y Marcos guardaron silencio. Un segundo d
. ¿Qué ha
? -susurré, las palabras a
está aquí. No escuchaste nada. Marcos -ladró por e
que estaba dormida, saqué su tableta encriptada de su maletín. Su contras
no era la nuestra. Y entonces lo vi: una carpeta etiquetada como "Valle de Bravo". Dentro
s esposas del Subjefe no se van sin más. Desaparecen. Pero yo no sería otra víctima. Orquestaría mi prop