img Renacer de su fría traición  /  Capítulo 3 | 60.00%
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Historia

Capítulo 3

Palabras:1315    |    Actualizado en: 26/09/2025

ista de El

día siguiente, me convocaron

r a través de ti. Javier estaba sentado en la silla frente a su escritorio, luciendo tranquilo y sereno, como si fuera e

ñor Robertson ha traído a mi atención cierta información... p

a los ojos, negándo

académico y mi colegiatura está pagada en su totalidad. Lo que e

er b

lmente vinculante entre dos de las familias más poderosas del estado. ¿Crees que

Una vida que finalmente estoy eligiendo para mí. Y para que conste, el cont

pe físico. Su compostura se resquebrajó y

a infantil y maliciosa. Sabe

rometido conmigo? ¿Nunca debió ser la que salvaste mientras dejabas que me lastim

silencio, con la

xpresión indescifrable. Juntó las ye

lucramos en las disputas domésticas de nuestros estudiantes. El expediente académico de la señorita Garza es

os -amenazó Javier, su voz b

Directora se

edero multimillonario Javier Robertson intenta expulsar a su ex prometida de la universidad d

poder inutilizado por la simple lógica y la amenaza de una mala ima

mirada, sus ojos p

o ha te

la oficina, cerrando

i cuenta de que estaba conte

lbright -dije, mi voz

una pequeña y

za. Parece que tiene un futuro brillante p

a de mis clases. Intentaba hablar conmigo, su tono cambiaba salvajemente de suplicante a exigente. Envió lujosos ramos de flores a mi departamento c

el número de mi madre. Vertí toda mi energía en mis estudios, encontrando consuel

roeconomía avanzada donde

cálidos e inteligentes y una sonrisa que siempre los alcanzaba. Era un estudiante de doctorado, el asistente de cátedra de la clas

cía en clase. Se quedaba después del seminario y caíamos en conversaciones fáciles sobre

ía tres trabajos para pagarse el doctorado. Era amable, genuinamente amable, sin ningún motivo oculto

us. Estaba agotada, me dolían los pies y tenía que estudiar para un examen parcial. Al salir al ai

Fern

lenta sonrisa se extendió por su

os sabíamos que era mentira. La cenadurí

-bromeé, una sonrisa genuina tocando mis labi

quería comer solo. -Señaló la cenaduría de la que acababa de salir-.

na protesta fuerte y vergonzosa. Se

e rio, un sonid

eso co

onstante de caos. Pero al mirar a Fernando, a su rostro abierto y honesto,

de lo que esperaba-. Pero tú pagas. Acabo d

isa se

to h

durante horas, mucho después de que los tacos se acabaran. Me contó su sueño de convertirse en profesor, de hacer la economí

s que suficiente. Cuando me acompañó a casa más tarde esa noche, un silenc

irada seria-. No tienes que decirme qué es. P

r nada a cambio, eran más valiosas que todo el dine

e, me incliné y le di un beso

as, Fe

rojo que me subía por el cuello, mi corazón lat

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