a Garz
profundo que parecía succionar el aire de la habitación. Un terror primario, frío y agudo,
, las palabras sabiendo a sangre y mie
pesado jarrón de cristal -un regalo de Arturo- y lo estrelló contra el s
os trozos más grandes y afilados. "¿Tienes idea de por lo que hemos pasado? ¡Comiendo comida podrida, vivie
mientras la otra acercaba el vidrio afilado a
l vidrio e
labios, la lengua, el interior de mis mejillas. Una oleada de náuseas subió por mi garganta, pe
partarlo, pero era como moverse a través del a
Brenda cayó con fuerza sobre mi mano extendida, clavándola en el suelo.
ado por el vidrio y la sangre. Las lágrimas corrían por mi ros
ría satisfacción en su rostro. Escupió en el suelo junto a
dazos. Pero entonces, mi mirada se posó en Brenda. Estaba moviendo su pie lenta, delibera
ráfaga ártica de pavor, con
urro destrozado y sangrient
tada. Envolví mis dedos alrededor de su delgado tobillo, mi agarre era un to
onversaciones en voz baja con especialistas que decían lo mismo: el accidente de Arturo había dejado sus posibilidades de ser padre en casi cero. Este embaraz
ado con asco. "Mírate. Como una perra pr
ngrentada en los pantalones. "No quiero que nadie se entere de que una Garza dio
lícita. La inten
zte de
liva goteaban de mi barbilla, mezclándose con los escombros del suelo. Intenté
s trozos de vidrio. El alivio fue reemplazado instantánea
do de mi garganta en carne viva. "¡El
lona de Brenda, mi corazón hundiéndose con cada la
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