sta de Juli
, reemplazada por un destello de confusión y algo más... aprensión. Dio medio pas
a, pero sonó tensa-. Mi am
ero y aireado, como si discutier
mbio repentino. No podía. No conocía a la verdadera yo, a la que é
stás cansada. No estás pensando con claridad. Tengo esa gran reunión c
posponer, de cont
tina comprensión-. Tu trabajo es tan impo
ca que no llegó a mis ojos. -No te p
tan profundo que fue casi cómico.
esto de afecto condescendiente. -Esa
l día en que cortaría la últim
ón", se detuvo en la puerta. Puso una pe
o, su voz con su habitua
econocí al instante. Era una pieza de stock de la tienda de regalos del hospital, del tipo que compras
eó. Le estaba dando a mi hermana diamantes comprados con mi alma, y a
sonrisa agradecida. -E
mismo. -Sabía que te encantarí
mis padres, la extensa mansión suburbana en Lomas de Chapultepec que mi música h
es de la puerta principal. Podía escuchar sus voces a
. Siempre se pone así cuando tengo un gran evento. Es
tu hermana. Siempre cede por el bien de la familia. ¿Recuerdas cuando te dejó su lugar en el con
n calma hasta que termine la gala. No podemos permitirnos que Julieta haga una escena. Si la jun
hospital esta mañana. El doctor confirmó que el bebé está perfectamente sano. Solo tenemos que esperar hasta después del nacimient
toda mi familia. Una conspiración de rostros sonrientes, todos
los huevos de oro que mantenían encerrada en una j
slizó entre mis dedos entumecidos y cayó con estrépito en los escalones de piedra, el broche barato rompiéndose
a vuelt
Iker. Dejé que sonara. Volvió a llamar. Y ot
ieza dijo que vio tus cosas esparcidas en l
Esta vez, contesté, pero no dije nad
? -Su voz estaba teñida de un filo frenético que nun
voz tranquila y prof
el formulario de consentimiento aqu
to para termin
ire por parte de Iker. Un sonid
. Julieta, ¿qué procedimiento?
nditamente real. Nunca había tenido miedo de perder
mi teléfono, su nomb
ra presión de mi pulgar, terminé