imponente alfa de la manada de lobos. Su pelaje oscuro como la noche y sus ojos ámbar reflejaban la sabiduría de generaciones. Pero Lycan no era un lobo común;
recía sacada de un sueño. Era una mujer, Megan, con una cabellera blanca que caía como cascada sobre sus hombros, contrastando maravillosamente con su piel morena y unos ojos verdes que brillaban como esmeraldas bajo la
o en un cuaderno con una concentración casi etérea. Lycan se ac
s ronca de lo habitual. "No quise molesta
Lycan. Una sonrisa suave se formó en sus labios. "No molestas en
daba el bosque. Megan, sin saberlo, tejía una red a su alrededor con cada palabra, cada gesto. Su pasión por la vida, su curiosidad y la chispa en sus ojos verdes, eran un imán para el lobo disfrazado. Lycan se esforzó por mantener su verdadera iden
pacientemente, deseando la oportunidad de sumergirse en su mundo. Megan, por su parte, sentía una conexión inusu
ovía era frágil y ajeno a las antiguas fu
aturas que compartían su tierra, de las lunas
tía el llamado salvaje de su lado lobuno intensificarse, algo más sucedió. En la cabaña de Megan, bajo la luz rojiza que se filtraba por su ventana, una sensación extraña c
sangre para ambos? ¿Y qué era esa nueva energía que sentía emanar del bosque, una energía que, de alguna manera, lo llevaba directamente hacia ella? La imagen de Megan,
Un calor recorrió sus venas, una sensación extraña pero extrañamente familiar. Cayó de rodillas, sus manos temblaban mientras sus ojos verdes se agrandaban. No era miedo lo que sentía, sino una especie de despertar. Como si
correr libre bajo el cielo sangriento, pero otro impulso, más reciente y poderoso, lo dirigía hacia la cabaña de Megan. Podía sentir la ola de energía que emanaba de ella, una energía que
os, como si estuviera absorbiendo la energía de la luna de sangre. Su cabello blanco parecía flotar alrededor de su cabeza, y sus ojos verdes resplandecían
ba sucediendo a Megan no era una simple reacción a la luna de sangre; era una mani
No había miedo en su mirada, solo una curiosidad profunda y un reconocimiento tácito. La conexión que había sentido con Adam se
onó más fuerte y clara de lo que esperab
tió la poderosa atracción de su voz, la calidez de su reconocimiento. Nunca nadie lo habí
gía en Megan crecía. Las enredaderas etéreas de su tatuaje brillaron con mayo
rama rompiéndose y el sonido de pasos corriendo. La paz del bosque se rompió. Lycan gruñó, su i
miedo que la perseguía. Sin dudarlo, miró a Lycan, sus ojos verdes comunicando una determinación férrea.
último vistazo a la mujer de cabello blanco y ojos verdes que le había robado el corazón, salió disparado hacia el origen de los gritos, con Megan pisándole los talones, guiad
rio de sombras danzantes y urgencia palpable. Lycan, con cada zancada de sus poderosas patas, se movía a una velocidad asombr
antebrazo brillaba con más intensidad, y un aura sutil parecía rodearla. Cada fibra de su ser vibraba con la recién de
sesperadamente huir de dos hombres corpulentos y armados con garrotes. Eran cazadores furtivos, una plaga en los límites del bosque, con
s, y los hombres, aturdidos por la aparición de un lobo tan grande y feroz, apenas tuvieron tiempo de reaccionar. Lycan atacó co
meraldas era más intensa. Las enredaderas de su tatuaje se extendieron invisiblemente por el aire, envolviendo al segundo cazador. El homb
suelo mientras forc
os desorbitados. Un lobo gigantesco y una mujer de cabello blanco que parecía controlar
su poder, pero verlo manifestarse de esa manera era algo completamente nue
se acercó a ellos, un gruñido bajo retumbando en su pecho. La luna de sang
taria, resonando en el silencio del claro. "
s enredaderas invisibles se aflojaron, huyeron d
ada en el suelo, temblorosa. "Estás a salvo", dijo
e había postrado un poco más lejos, observ
. "Soy Megan. Y él es mi... protecto
ció por completo. Lycan volvió a su forma humana, aunque el proceso fue más lento de lo habitual, como si la lun
asado", le dijo Adam a la joven, s
a los que llaman 'marcas', personas con símbolos extraños. Dicen que son una amenaza." Elara levantó u
brillando tenuemente. Miró a Lycan, sus ojos verdes llenos de una nueva c
e el destino de humanos y lobos se entrelazaba más allá de lo imaginable. Lycan y Megan se habían encontrado, habían salvado a una extraña, y ahora se enfrentaba